Existen factores ambientales que pueden ayudar a que salgan más hembras y menos machos. Hay hormonas que influyen en la definición del sexo del cannabis. Las giberelinas favorecen la aparición de machos y las auxinas, la de hembras. Las auxinas son hormonas presentes en casi todas las semillas cuando germinan.
Para añadirle auxinas a las plantas, lo más fácil es extraerlas de semillas de cualquier especie. Germinamos un montón de semillas de cualquier especie ( judías, lentejas, soja, garbanzos, cañamones para pájaros....) dejándolas un par de días en un vaso de agua. Cuando tengan raíces vamos arrancando y tirando la parte verde, y echamos todas las partes blancas en el agua del vaso y lo batimos. Diluimos este líquido en agua y regamos nuestras plantas un par de veces mientras están en crecimiento. Lo ideal es hacerlo cuando las plantas tienen unas seis semanas.
El ciclo vital de los machos es más corto que el de las hembras. El cannabis macho muere después de florecer y esparcir su polen al viento. Sin embargo, la hembra después de florecer y ser polinizada debe fabricar las semillas. Para hacerlo necesita grandes cantidades de nutrientes y agua, así como sol directo. En función de los nutrientes que tenga y del entorno en que se encuentra la planta, decidirá si se desarrolla el sexo que su genética le indica o bien lo cambiará parcial o totalmente. Una hembra potencial que se encuentre en un terreno muy pobre o poco soleado puede volverse macho, puesto que como hembra tiene pocas posibilidades de llegar a formar semillas viables, ya que necesita más energía de la que el entorno puede proporcionarle.
Según estudios realizados por el banco de semillas Dutch Passion, podemos favorecer la aparición de hembras si alteramos ligeramente las condiciones de cultivo durante las dos semanas siguientes a la aparición del tercer par real de hojas ( sin contar los cotiledones ). Pasadas estas dos semanas volveremos a las condiciones normales de cultivo. Según Dutch Passion, para conseguir fácilmente más hembras hay que: subir la cantidad de nitrógeno y bajar la de potasio, aumentar la humedad, subir ligeramente la temperatura y asegurarse de que hay al menos cuarenta centímetros entre las plantas. Además de estos factores hay otros dos que no se pueden variar con tanta facilidad: la luz con espectro azul aumenta la proporción de hembras, al igual que los días cortos producen más hembras que los largos.