Durante mucho tiempo, los partidarios del cannabis señalaron la correlación entre la reducción de las tasas de criminalidad y la legalización. Durante muchos años, los prohibicionistas han rechazado la idea de que “al aumentar el acceso a los estupefacientes, no reduciremos el crimen”, pero hoy tenemos un ejemplo real del impacto de la legalización en el crimen .
Desde el 1 de julio de 2017, la marihuana en Uruguay es legal y el país también tiene su propio cultivo de cannabis con fines comerciales. ¿Cuál es el resultado? El número de ofensas relacionadas con las drogas se ha reducido en un 20 por ciento durante este tiempo.
Así es, hemos visto una reducción del 20% en los delitos relacionados con las drogas en menos de un año gracias a la legalización de la marihuana . Hasta el momento, ninguna prohibición ha producido resultados similares.
Los uruguayos pueden cultivar hasta 6 plantas de cannabis en casa. También pueden comprarlos en farmacias locales o crear clubes de cáñamo. Los clubes pueden tener hasta 45 miembros, y cada uno de ellos puede recibir 40 gramos de marihuana por mes
Uruguay, ¿no es un determinante?
Ahora muchos podrán afirmar que Uruguay es un incidente aislado, pero otro ejemplo similar es Portugal.
Por supuesto, Portugal y Uruguay tienen diferentes enfoques para el mismo problema. En Uruguay, se legalizó el cannabis y se implementó un programa nacional de cultivo para hacerse cargo del suministro, la producción y la distribución del cannabis. En Portugal, simplemente decidieron despenalizar todas las drogas, incluida la heroína, y aunque no es legal, no hay sanciones penales relacionadas con su admisión.
Portugal ha visto un descenso general de la delincuencia en un 80% en 10 años. Además, la edad media del consumidor promedio ha aumentado a 34 años. Esto significa que esta política evita que las personas más jóvenes usen drogas, pero al mismo tiempo no las “prohíbe”.
En Portugal hay clínicas de metadona que proporcionan la sustancia a los adictos a la heroína. Esta sola acción fue muy responsable de reducir la delincuencia, porque muchos “delitos relacionados con las drogas” son cometidos por adictos que quieren obtenerla.
Al distribuir la sustancia de forma gratuita, se desaconseja a los usuarios delinquir o robar en propiedades. Los adictos saben que simplemente pueden ir a un lugar preparado por el gobierno y obtener su producto gratis, agujas limpias y atención médica.
Uruguay es partidario de las libertades civiles
Uruguay se centró exclusivamente en el cannabis y decidió abandonar la participación en la guerra contra las drogas que tiene lugar en América Latina. Desde entonces, Uruguay solo ha notado los beneficios que ha traído la legalización.
Uruguay siempre ha sido partidario de las libertades civiles, por lo que la prostitución es legal en este país. Uruguay legalizó la prostitución para limitar las enfermedades de transmisión sexual, la trata de personas, etc. Ahora las prostitutas tienen derechos. Se ven obligadas a controlar su salud regularmente, pagar impuestos y ya no están sujetas a las reglas del mercado negro.
Como resultado, el número de infecciones por el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual ha disminuido significativamente, la violencia en la industria también ha disminuido, y las mujeres ahora tienen derecho a vender sus cuerpos si así lo desean.
Prohibiendo creamos un mercado negro
Como resultado, la libertad es el mayor impedimento de todos los problemas sociales que nos enfrentamos hoy. Resulta que prohibiendo cosas solo creamos un mercado negro, y en este mercado no regulado, la violencia es uno de los principales mediadores.
No importa cuán duro los prohibicionistas intenten racionalizar que la “prohibición funciona”, tenemos más de 80 años de evidencia que sugieren lo contrario. Sin embargo, hoy, en 2018, todavía tenemos que luchar contra las ideologías políticas que promueven la guerra en todos los frentes y quieren limitar sus libertades individuales para mantener el status quo.
Las prohibiciones barren la realidad debajo de la alfombra
El concepto de prohibición es bastante infantil. Trata de poner la realidad debajo de la alfombra. De hecho, la situación es que a pesar de las estrictas leyes antidrogas, las personas seguirán consumiendo marihuana y otras drogas.
Esto se traduce en prácticamente todo lo que la gente ha tratado de legalizar en el pasado. Puede crear el derecho, pero no puede obligar a todas las personas a seguirlo. Puedes intentar, puedes amenazar con castigos serios, pero las personas continuarán violando la ley y luchando por su propio placer y felicidad.
Por lo tanto, como sociedad, debemos dejar de ser infantiles y aceptar el hecho de que a la gente le gusta fumar un porro, beber alcohol, etc. Debemos evitar el antiguo enfoque moralista de la legislación y aceptar la naturaleza humana.
Si lo hacemos, podemos resolver muchos problemas en el mundo o al menos limitar las consecuencias negativas de cosas tales como fumar marihuana, consumo de drogas, prostitución y similares.
One Response
SALIENDO DE LA CLANDESTINIDAD EN UN DÍA DE LLUVIA
(06/01/2018)
Después de más de 25 años consumiendo marihuana ilegal, yendo a los peores lugares a buscarla, tratando a veces con la peor gente, con esperas inagotables, dinero perdido en personas de cierta confianza desesperada por comprarse otras drogas más duras. Con los años logré mejorar mis contactos, más seguros y fiables y los únicos problemas consistían en la calidad y en la escasez en épocas de sequía o especulación del mercado negro…
Después de cuatro años de la aprobación de la Ley 19.172 de Regulación y Control del Cannabis, donde se regularizó el acceso de los usuarios al consumo recreativo en tres vías: autocultivo, clubes de membresía y compra en locales habilitados que por ahora sólo son unas pocas farmacias y donde todo el proceso de cultivo, distribución y venta está bajo el control del Estado.
En los tres casos se requiere un registro previo por parte del interesado que se realiza en la oficinas del Correo Nacional.
Según dice la ley: “La información relativa a la identidad de los titulares de los actos de registro tendrá carácter de dato sensible de conformidad con lo dispuesto por el artículo 18 de la Ley N° 18.331, de 11 de agosto de 2008.”
La Ley N° 18.331 de Protección de Datos Personales, sobre el carácter de dato sensible en el Artículo 18 dice entre otros: “Los datos sensibles sólo pueden ser recolectados y objeto de tratamiento cuando medien razones de interés general autorizadas por ley, o cuando el organismo solicitante tenga mandato legal para hacerlo. También podrán ser tratados con finalidades estadísticas o científicas cuando se disocien de sus titulares. Queda prohibida la formación de bases de datos que almacenen información que directa o indirectamente revele datos sensibles.”
El IRCCA (Instituto de Regularización y Control de Cannabis) al 28/12/2017 informa que la cantidad de licencias aprobadas en este país de tres millones y pico de habitantes son:
Adquirentes: 18.961
Cultivadores: 7.844
Clubes Membresía: 76
Hace muy poco también se regularizó el acceso al cannabis medicinal de producción nacional, ya era posible adquirirlo legalmente, trámite mediante, en el exterior a costos muy elevados. También se conseguía localmente de forma no tan legal, producido por autocultivadores y vendido a precio mucho más barato que el importado y en algunos casos incluso vendidos sin costo fijo y a voluntad.
…Después de más de 25 años de consumo ilegal y a más de seis meses de la venta legal en farmacias que se implementó con muchos problemas hasta estabilizarse muy de a poco, me enteré que en la farmacia del barrio, una de las pocas habilitadas, había stock y como solía suceder se formarían largas colas y se agotaría en pocas horas hasta la próxima reposición que podía demorar varios días.
La oficina del Correo para el registro me quedaba a dos cuadras de paso a la farmacia que estaba a cinco cuadras más, llovía intensamente, las calles estaban vacías. Evalué la situación, todas las condiciones estaban dadas para legalizarme de una buena vez y dejar de lado las manías persecutorias de marcaron a fuego mi generación donde aún hoy preferimos la reserva a la exposición pública, donde aún nos sentimos un poco clandestinos antes de ser usuarios con opciones.
No lo dudé más, tomé el paraguas, la documentación necesaria, salí a la calle, había parado de llover, a la cuadra se largó de nuevo, aguanté unas gotas y abrí el paraguas, a la cuadra llegué al Correo, me indicaron cual era el escritorio para realizar el registro en el IRCCA, tomé asiento y esperé varios minutos ansioso contando los segundos a que alguien me atendiera. Una señora en otro escritorio revisaba unos papeles mansamente, se paró, fue hasta un estante en la pared y miró otros papeles, habló con alguien, pasaban los minutos y yo seguía contando tic tac los segundos. Finalmente la señora se me acercó y muy simpáticamente me saludó, tomó asiento y procedió a realizar el registro lo cual hizo de forma amable y eficaz, me pidió la cédula de identidad, el comprobante de domicilio, me pidió un par de datos más y con un lector de huellas dactilares tomó registro de todos mis dedos. Se sorprendió por la fecha de mi cumpleaños que era en pocos días y me dijo que su esposo y el esposo de otra compañera eran del mismo día, “Capricornianos…” dije yo y ella se sonrió, terminó el trámite, me dijo que ya estaba habilitado a partir de ese mismo momento, me levanté, le di las gracias y ella me deseó un feliz cumpleaños, lo cual agradecí.
Ya en la calle abrí nuevamente el paraguas, la lluvia caía copiosa, vertical y sin viento por lo que no molestaba. Caminé las cinco cuadras hasta la farmacia ubicada en la calle 25 de Mayo, al acercarme vi que no había cola en la puerta lo cual no era buena señal a menos que la lluvia me jugara a favor, entré y si bien había pasado mil veces por la puerta nunca había entrado, la farmacia estaba superacondicionada y era muy moderna, unas señoras mayores detrás del mostrador del lado de la caja charlaban y otro chica muy joven, hermosa y delicada, vestida con una impecable bata blanca atendía exclusivamente la dispensación de la marihuana. Inmediatamente no pude dejar de hacer un paralelismo entre la imagen de la chica y mis proveedores anteriores, una diferencia abismal. En la fila sólo había un muchacho que fue atendido con eficacia y eficiencia, la chica le aclaró todas las dudas que le surgieron con gran impronta profesional. Después de él me tocó a mi, había variedad sativa e indica para elegir, opté por la sativa, me tomó el registro con un lector de huellas dactilares, después de eso me dijo que estaba pronto y que podía pasar por la caja a pagar, elegí un par de productos que necesitaba que colgaban de los exhibidores, fui a la caja, una de las dos señoras me saludó, tomó el pedido, registró toda la compra, le pagué y me dio el ticket por la compra donde se detallaba la marihuana y los productos de higiene personal.
El tiempo total aproximado para toda la gestión fueron 25 minutos, lo cual me llevó a pensar que aun legalmente el “25” me persigue. Durante todos estos años la medida estándar de venta ilegal era la piedra prensada de calidad al azar de 25 gramos, que escazas veces eran justos de balanza, si eran 22 o 23 gramos eran aceptables y un logro, los 20 o menos generaban molestia pero resignación.
Al llegar a casa abrí una de las bolsas, miré y olí el contenido, exquisitos cogollos. Ya entre amigos los había probado antes varias veces así que los conocía por lo que supe mantener la calma, cerré la bolsa, la guardé y esperé el momento adecuado para fumar, lo cual fue unos pocos minutos después y pude confirmar que era de buena calidad y gran sabor.