En 1996 los votantes de California, en Estados Unidos, aprobaron un referendo que legalizó en Estados Unidos el consumo de cannabis para fines médicos.
Desde entonces más de una docena de estados han seguido el ejemplo y muchos otros han aprobado leyes que despenalizan la posesión de pequeñas cantidades de marihuana.
Hoy en día, el estado de la costa oeste debate la posibilidad de ir más lejos y legalizar en su totalidad su uso.
Según el enviado especial de la BBC a San Francisco, Emilio San Pedro, la utilización del cannabis para fines medicinales está tan extendido en ciudades como Oakland, que esta localidad ha recibido el apodo de Oaksterdam, como un guiño a la capital mundial de la desregularización de la marihuana, Ámsterdam.
“El enfoque relajado del uso de cannabis en esta parte de Oakland ha llevado a la apertura de varios dispensarios de marihuana”, agrega San Pedro.
“Aquí es donde todo empezó”, le explica a la BBC Richard Lee, jefe de abogados que lucha por la legalización del cannabis, justo al frente de un edificio donde se abrió el primer dispensario hace 13 años.
Negocio próspero
El área también alberga la Universidad de Oaksterdam, que también dirige Lee, quien la describe como una escuela de comercio para todos aquellos interesados en hacerse un lugar en el próspero mercado del cannabis, originado por la marihuana medicinal.
San Pedro señala que el lado comercial del cannabis puede ser uno de los puntos que incline la balanza a favor de su legalización en California, pues las autoridades estiman que podrían recaudar cerca de US$1.500 millones al año en impuestos.
El representante de uno de los distritos más liberales de San Francisco ante la asamblea del estado de California, Tom Ammiano, no es ajeno al tema.
A principio de 2009 Ammiano introdujo una propuesta de ley en la asamblea que, de ser aprobada, le daría al cannabis el mismo estatus que el alcohol y el tabaco.
“Esto pondría a California por delante de Ámsterdam, donde el uso de la marihuana es tolerado pero no es del todo legal”, explica el corresponsal de la BBC.
“Miembros de la asamblea, liberales o conservadores, se han dado cuenta de que la llamada guerra contra las drogas ha fracasado de una forma miserable”, dice por su parte Ammiano.
“De hecho, nos está costando mucho dinero en vez de ahorrarnos. Este nuevo enfoque podría ser una forma de concentrar las políticas en los pesos pesados de los carteles (…) A nosotros nos gusta decir que prohibición es caos y regulación es control”, agregó.
Peligros y afectados
No obstante, a pesar del tono optimista, este político sabe que aquellos que se oponen a su propuesta están armados con datos estadísticos sobre los efectos a largo plazo de la droga, y tienen la tenacidad y los recursos para financiar una fuerte campaña para asegurarse que esa ley nunca llegue a ser firmada.
Ronald Brooks
Uno de esos opositores es Ronald Brooks, presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios anti Narcóticos, que representa a más de 70.000 agentes en EE.UU.
“Quienes van a perder si esto se aprueba son los que pagan impuestos, porque vamos a tener que aumentarlos para cubrir los costos asociados. También (se verán afectados) los conductores de las autopistas del estado que estarán en peligro de ser golpeados por alguien intoxicado de cannabis. Esto se trata de una imprudente política pública”, señala Brooks.
La postura de Ronal Brooks contrasta con el paisaje de Oaksterdam, donde proliferan los llamados “Bulldog Cafe”, recinto de venta y consumo de marihuana con fines medicinales.
Además, en el estado hay más de 200.000 personas registradas como consumidores de cannabis.
Fuente BBCMundo
