Los motivos del por qué el cannabis es una de las sustancias más consumidas son sin duda sus efectos. Por un lado posee efectos recreativos, y por el otro, también terapéuticos. Entre los recreativos destacan, según la variedad, los narcóticos o relajantes de las índicas, y los eufóricos y cerebrales de las sativas. Éstas últimas son más alegres, activas y divertidas, las típicas variedades que nos hacer reír sin parar.
Para entender cómo afecta el cannabis al humor, se debe a su vez entender que sucede en el cerebro cuando lo consumimos y que es lo que nos provoca la risa. Los neurocientíficos que han dedicado estudios a este tema, admiten que concretar las razones específicas que provocan la risa es muy complicado, ya que implica la inter-actuación de múltiples áreas del cerebro, entre las que se encuentran las que regulan el lenguaje, la memoria, la función motora, la interpretación auditiva y la lógica.
El acto de reír es en definitiva un reflejo motor que se ve inspirado en la propia interpretación del humor. No deja de ser una idea compleja compuesta de muchos bloques de construcción diferentes: el contexto cultural, el contexto lingüístico y el contexto social. Pruebas realizadas con escáner de resonancia magnética han conseguido demostrar que el humor se procesa principalmente tanto en los lóbulos frontales como en los temporales de la corteza cerebral. Y es aquí donde el cannabis actúa.
El cannabis estimula el flujo de sangre en los lóbulos frontales derecho e izquierdo, tal como han demostrado algunos estudios llevados a cabo en el Cognitive Neuroimaging Laboratory del McLean Hospital, en Belmont, Estados Unidos. Estas áreas del cerebro se asocian con la risa, de modo que podría deberse a la sobreactividad estimuladas por el THC. Aunque tampoco han demostrado hasta qué punto ese aumento del flujo sanguíneo es directamente responsable de la intensidad de la risa.
Efecto conductual
La investigadora neurocientífica Sophie Scott, que sus estudios en gran parte están dedicados al papel social de la risa, muestra otro dato revelador. En sus experimentos ha demostrado que la risa es un efecto conductual. Por ejemplo cuando en un ambiente de personas desconocidas alguien se ríe, es muy probable que la risa se contagie a los demás, siempre modulado por el contexto social. Cuando alguien está acompañado de otra personas, es hasta 30 veces más probable que la risa surja que cuando se está solo. En definitiva, a nadie le sorprende la afirmación de que la risa es contagiosa. Y bajo los efectos del THC, todavía más.
Algo sí demostrado, es que THC se une a los neuroreceptores que modulan la señalización neural, lo que estimula la sensación de felicidad. Algunos informes incluso sugieren que los compuestos del cannabis llegan a promover la neurogénesis en algunas áreas del cerebro, lo que provoca un efecto antiansiedad y antidepresivo. Los científicos han observado que en personas deprimidas se muestra una disminución de actividad en estas áreas del cerebro. Y el cannabis, cómo no, es capaz de reponer dicha actividad.
Cuando el THC se une a los receptores cannabinoides del cuerpo humano activan el sistema mesolímbico. Ésto provoca que el cerebro comience a liberar grandes cantidades de dopamina y endorfinas, lo que produce un estado similar al de un enamorado, la practica de sexo y otras sensaciones que pueden causar euforia y/o risa. Pero como decimos, los investigadores continúan desgranando el comportamiento de los cannabinoides en nuestro cerebro, ya que contamos con un sistema endocannabinoide muy evolucionado para una sustancia que no producimos.