Por Miguel Gimeno.- Hace ya más de 28 años que soy usuario de cannabis y más de 20 como cannabicultor para el consumo propio. En todos estos años desde aquél verano del año 1987 cuando fumé mi primer porro, tuve el presentimiento que le quedaba poco a la prohibición…. ¡qué iluso!
A lo largo y ancho de nuestra geografía vimos como surgían diversas asociaciones que terminaron derivando en un consolidado sector del cannabis muy profesional. Pero además de avanzar en temas mercantiles, además del puro y duro “bussines”, ¿lo hemos hecho con la misma contundencia en temas legislativos?
Visto así la derrota ha sido aplastante, si comparamos la evolución del mercado cannábico con la de los derechos no hay parangón. El sector del cannabis ha crecido en miles de empleados y superando el millar de millones de euros de facturación en apenas una década, en cambio la lucha por los derechos de los usuarios y cannabicultores ha continuado a paso lento dada la insuficiencia de recursos disponibles.
Es paradójico como un sector potente, económicamente hablando, es incapaz de crear un necesario lobbie socio-político-científico-económico en defensa de la planta de Cannabis sativa y sus cientos de miles de usuarios en nuestro país (España).
En esta interminable lucha he visto como algunos compañeros se han dejado su piel, su libertad y, en algunos casos, hasta sus propios negocios empeñando su futuro por una causa que nos afecta a todos, seamos o no usuarios directos.
Esta gente ha luchado con muy pocos recursos para un sector tan potente que debía de haberlos dotado de las armas y herramientas necesarias para que el discurso antiprohibicionista fuera tan contundente que sucumbieran por sí sólo las nefastas y anticuadas políticas prohibicionistas.
Como persona solidaria que me siento, desde el año 98 he ido formando parte, algunas veces de manera activa o y otras no, de diversas asociaciones y clubes de mi entorno. Siempre he considerado necesario apoyar con los medios que cada uno pueda al movimiento cannábico, ya que son los que cada día buscan vías de lucha por la defensa de los derechos de cada uno de nosotros.
En el año 2005 durante la noche de San Miguel cuatro individuos armados con cuchillos intentaron asaltar mi casa bajo amenazas con la intención de robar el cultivo de mi patio, pero por fortuna ellos mismos abortaron su intento.
Al día siguiente me personé en la comisaría de policía para denunciar los hechos, y tras la exposición de los mismos y presentar la correspondiente denuncia fui detenido y puesto a disposición judicial bajo la falsa acusación de haberme auto inculpado de hacer plantaciones de marihuana.
Una vez que recurro a la justicia por seguridad de mis mujer y mis hijas y termino yo detenido. Claro que la jueza archivó el caso sin tener que hacerme que pasar por juicio ya que no observó indicio de delito alguno en los hechos. Esto prueba el grado de indefensión en el que nos hallamos los cannabicultores para el consumo propio.
Hoy más que nunca debemos tirar de orgullo propio como personas, dada la urgente necesidad de cambio que precisa esta sociedad, para enfatizar una lucha por nuestros derechos como cannabicultores a la que estamos obligados a acudir.
Nuestras armas no deben ser la ira ni la confrontación, nuestras letales armas del sistema prohibicionista debemos ser nosotros mismos como personas …… los cannabicultores. Yo soy cannabicultor ….. ¿y qué?
Soy cannabicultor y lo hago para mi uso personal. Porque un día decidí por cuestión de gustos y preferencias usar una sustancia llamada Cannabis que a mi organismo le ha venido, durante todos estos casi 30 años ya, como la mejor de las medicinas.
Mi vida familiar, mis logros personales, mis logros profesionales….., todos los alcancé siendo usuario de cannabis y no estoy arrepentido de ello porque me siento orgulloso de ser quién soy. Creo en mis principios y lo mejor de todo es que lucho por ellos en contra de la hipocresía que suele rodearnos de forma continua.
Es algo que tuve muy claro desde un principio, ser usuario de cannabis, ser cannabicultor no me hacen mejor persona que nadie, pero tampoco peor, simplemente me hacen ser diferente no por ello mejor ni peor.
Y por ello, por mi orgullo propio de sentirme una persona normal y diferente decidí desde un principio reivindicar mi condición de cannabicultor firmando mi obra siempre con mi nombre y apellido, nunca bajo ningún pseudónimo. Es mejor dar la cara, estoy harto de que esta sociedad hipócrita intente hacerme sentir estigmatizado…. ¡BASTA!, ya no me escondo más y por ello no me cansaré de repetir:
“SOY CANNABICULTOR ………. ¿Y QUE?”
2 Responses
hola soy de argentina queria saber si la bombilla de sodio de 250w sirve para para poner en mi indor
Estoy muy de acuerdo con tu artículo. Yo también me considero cannabicultor desde hace ya 14 años. Lo digo desde el convencimiento de que para mi el cannabis es mi profesión y mi vocación. He pasado miles de horas experimentando tratando de obtener lo mejor de cada planta. He errado muchas veces y he ido aprendiendo de mis fallos. A pesar de contar con una carrera universitaria, sueño con un día en que pueda ganarme la vida haciendo lo mejor que sé hacer y es cultivar cannabis. Buen artículo. Buenos humos!