¿Sabes por qué de las semillas feminizadas se obtienen plantas de cannabis hembra? Si desconoces la respuesta, en este artículo te lo explicamos de la forma más sencilla.
El cannabis moderno
Aunque el cultivo de cannabis tiene miles de años de historia, el boom cannábico comienza en las décadas 60 y 70 del siglo pasado, cuando algunos aventureros empezaron a desarrollar las primeras variedades comerciales.
Genéticas pioneras como Skunk, Haze, Hindu Kush o Blueberry, marcaron camino para que fuesen surgiendo nuevas variedades a manos de importantes breeders.
Durante los primeros aproximadamente 30 años desde esto, las semillas de cannabis no necesitaban ningún tipo de identificación, salvo el nombre de la variedad.
Con la llegada de las semillas feminizadas en los años dos mil, surgió la obligación de diferencias unas de otras. Se optaron por los nombres regular o stándard para referirse a las semillas de toda la vida, es decir a las que ofrecen tanto plantas masculinas como plantas femeninas.
Semillas regulares
Pese a lo que pueda parecer, desarrollar semillas regulares es mucho más sencillo que desarrollar semillas feminizadas.
Y hablamos del amplio significado de desarrollar, ya que la polinización es igual en unas que en otras. Pero llegar a hacer semillas regulares requiere de un proceso previo de selección de los parentales.
La selección de una madre es siempre más fácil desde el punto de vista que conocemos su resistencia, período de floración, producción, potencia, sabor…
Todos ellos serán rasgos que en mayor o menor medida se transmitirán a la descendencia. Pero saber que aporta un padre es más complicado, porque rasgos como el aroma, sabor o potencia no son valorables hasta que se prueba el cruce.
Semillas feminizadas
Las semillas feminizadas supusieron un gran avance por varios motivos. El principal es que aseguran una plantas hembra en el 99% de los casos.
Pero no menos importante, que gracias a la feminización de semillas el cultivador tiene acceso en cierto modo a variedades imposibles de conseguir. Y nos referimos a los clones elite.
Critical Bilbo, Gorilla Glue, Amnesia Cordobesa, Black Domina ’98, UK Cheese… son grandes selecciones que la única manera legal de ofrecer al público es en semillas feminizadas.
Para hacer semillas feminizadas, por lo tanto, los bancos trabajan con plantas madre previamente seleccionadas. Sean selecciones propias, o selecciones de otros cultivadores.
Porque de una buena selección, saldrá una buena descendencia. Cabe destacar que genéticamente hay bastante diferencia.
No es lo mismo, por ejemplo, la Critical Bilbo que es un híbrido Skunk x Afghani, qué semillas feminizadas Critical Bilbo que serían (Skunk x Afghani) x (Skunk x Aghani).
En estas semillas podrían aparecer rasgos ocultos que no se expresan en la Critical Bilbo debido a la recombinación de caracteres.
Cómo se hacen las semillas feminizadas
Para hacer semillas feminizadas o regulares, es necesario una planta femenina y una planta masculina. O mejor dicho, una planta femenina y el polen de una planta masculina.
Las plantas de cannabis, al igual que nosotros mismos, tienen una predisposición en mayor o menor medida a que su sexo sea macho o hembra. Esto básicamente se debe a dos cromosomas llamados X e Y.
Una planta con dos cromosomas X (XX) será una planta hembra, y una planta con un cromosoma X y otro Y (XY) será una planta macho.
Entonces es sencillo comprobar que quien aporta el segundo cromosoma X o Y es siempre la planta masculina. Sucede lo mismo en todo el mundo animal, siempre será el macho quien “decida” qué cromosoma aporta.
Si es X, la descendencia será femenina (XX). Si es Y, la descendencia será masculina (XY). Y es aquí donde juega un papel importante una de las peculiaridades del cannabis.
El cannabis es una especie dioica, lo que quiere decir que existen ejemplares hembra y macho. Pero algo también excepcional de esta planta, es que cualquier planta hembra sometida a un fuerte estrés produce flores masculinas.
Muchas veces nos referimos a ellas como plantas hermafroditas, aunque el término no es del todo exacto. Hasta la hembra más pura y resistente al hermafroditismo, puede producir flores masculinas sin ser hermafrodita.
El hermafroditismo es un gen que contienen muchas variedades. Desde algunas sativas ecuatoriales como las Thai o las sudafricanas, hasta variedades comerciales que tienen su origen en cruces accidentales del que desconoce la procedencia del polen masculino.
Estas flores que produce una planta hembra estresada, pese a ser masculinas, tienen cromosomas XX. Y cuando con el polen de estas flores poliniza una flor femenina, las semillas resultantes tan solo poseerán cromosomas X por lo que serán femeninas.
Las primeras variedades feminizadas se desarrollaron sometiendo a las plantas a un estrés ambiental, pero los resultados eran un tanto inestables.
Hoy en día se usan técnicas de feminización muchísimo más fiables como son principalmente el STS o Tiosulfato de Plata y la Plata Coloidal.
Además, en el caso de la segunda, es muy sencilla de conseguir y cualquiera con un poco de dedicación y unos conocimientos mínimos, puede hacer sus propias semillas feminizadas.