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Semillas o esquejes, ¿qué es mejor?

2 January, 2018, 9:00 AM
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Una de las grandes preguntas que se hacen los cultivadores a la hora de comenzar un cultivo, es si partir de semillas o esquejes. En este post intentaremos resolver estas dudas.

Empezamos hablando de las semillas. Por un lado son mucho más fáciles de conseguir. En la actualidad existen cientos de bancos de semillas y cientos de grows donde se pueden encontrar semillas para todos los gustos. Índicas, sativas, híbridos, autoflorecientes, fotodependientes… Cualquier capricho que tengamos, lo podemos adquirir fácilmente.

Comparados con los esquejes, las semillas normalmente tienen mucho más vigor. Una semilla produce una raíz primaria que tiene un gran poder de penetración en el sustrato. La misma variedad, una semilla y otra esqueje, generalmente siempre crecerá mucho más la semilla.

Los esquejes por otro lado son en ocasiones complicados de conseguir, además que la variedad suele ser muy limitada cuando se consiguen. O conocemos a un cultivador que nos ceda esquejes, o hacemos una selección propia, o toca recurrir a un mercado que siempre puede dar gato por liebre.

Un esqueje es una copia idéntica de su madre. Con todas sus virtudes y defectos. De entrada, podremos conocer su comportamiento, cómo crece, cuánto dura exactamente la floración… su sabor, sus efectos… Normalmente cuando alguien cuenta con una planta madre, es porque esa planta es una muy buena genética. No tendría sentido conservar una madre poco productiva, de sabor ramplón y efectos mediocres.

Las semillas en cambio ofrecen unos cultivos más variados. En un paquete de semillas es muy complicado que todas las plantas sean idénticas. Ésto puede ser un punto a favor, el de disponer de una cosecha con ligeras variaciones en sabores y efectos.

Otro punto a favor de los esquejes, es que no precisan ningún tiempo para florecer. Al contar con la misma edad que la madre, florecen inmediatamente una vez se reduce el fotoperíodo. Las semillas en cambio necesitan alcanzar la edad adulta antes de que comiencen a florecer. Ésto no sucede hasta pasadas 4-5 semanas, lo que en interior y en espacios limitados puede ser una desventaja.

Los esquejes en contra tienen que pueden llegar a ser un foco de infección. ¿A quién no le ha pasado que compartiendo esquejes le ha llegado alguno con alguna plaga u hongo? Araña roja, trips, pulgón, oídio, fusarium… Siempre que recibamos un esqueje conviene hacerles un buen tratamiento con algún insecticida y fungicida de amplio espectro, como aceite de neem, jabón potásico, azufre…

Y terminamos con un aspecto también muy importante que es el bolsillo. Una madre nos garantizará un número ilimitado de esquejes. Sale muy económico hacer un cultivo en interior o exterior con un gran número de esquejes gastando únicamente un poco de enraizante y unos pocos jiffys. Las semillas, más caras o más baratas, suponen siempre una mayor inversión.

Semillas o esquejes, esquejes o semillas, al final será elección de cada cultivador y no hay nada escrito. El resultado siempre será una gran cosecha ya que la mano del cultivador es decisiva partiendo de unos u otras.

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