¿Alguna vez combinaste yoga con cannabis? Si nunca se te ocurrió, puedes probarlo en California, donde el sol brilla más.
Un reciente reportaje de La Diaria da cuenta de esta nueva combinación de prácticas que se ha convertido en el mindfulness que arrasa en Los Ángeles.
Claro, desde que se aprobó la venta y el uso recreativo del cannabis en enero de 2018, en California a todo le ponen marihuana. Es, en cierta forma, el nuevo cacahuate.
Paseos, eventos, comidas, bebidas y muchas otras cosas se han vestido de verde en el estado de las estrellas, el buen rock y el surf.
El motivo es que las mentes más avispadas de California se dieron cuenta del enorme potencial que el cannabis podría tener si lo incluían en sus negocios y así lo han hecho. Eso sí, los que más éxito están teniendo son los relacionados con el estilo de vida y el deporte.
La teoría de estas clases que combinan yoga y cannabis es clara.
“No se trata de practicarlo drogado, se trata de promover una relación saludable con el cannabis como una medicina sagrada de espíritu vegetal. Los seres humanos han evolucionado conjuntamente con el cannabis durante mucho tiempo”, afirma la activista cultural Zoe Helen en un reciente artículo sobre la manera en la que se está conectando la marihuana con esta disciplina.
¿Cómo funciona?
Chioma Nwosu, instructora de esta disciplina asentada en LA y actual promotora de la iniciativa Elevated CannaFlow, tiene la clave.
“Con el apoyo terapéutico de esta medicina vegetal los individuos pueden profundizar en sí mismos, liberándose de la negatividad con facilidad, conectando con la raíz del sufrimiento y explorando una mayor conciencia vibratoria a través de la meditación guiada potenciada por el cannabis”.
Básicamente es lo que todos están pensando. Durante una hora, se practica yoga mientras se fuma o se respira cannabis. Las posibilidades son infinitas. Un porro, vapeando, en gominolas, infusión, con otra persona echándonos el humo mientras hacemos las distintas posturas.
De hecho, pasear por el Instagram de Chioma Nwosu nos da una idea bastante acertada de lo que nos podremos encontrar en sus clases.
“El cannabis es más barato que la terapia”, reza uno de sus post.
I love CBD
Una filosofía de vida que muchos angelinos ya habían abrazado antes de que su consumo recreativo fuese legal. Solo hay una norma no escrita para poder disfrutar plenamente de una sesión de yoga y cannabis sin dramas. Utilizar CBD (cannabidiol) y no THC (tetrahidrocannabinol). ¿Qué significa esto?
Para los que no sean entendidos en cannabis y para hacerlo lo más simple posible, diremos que el CBD es el componente de la planta que no tiene propiedades psicoactivas y por lo tanto al usarlo nos aseguramos de no sufrir un ‘mal viaje’. Como ya habréis podido adivinar, el THC sí que es psicoactivo.
CBD, el componente más buscado
De hecho, el CBD es el componente más buscado en las variedades para su uso medicinal, dado que tiene propiedades antiinflamatorias pero sin los efectos psicotrópicos que podría generarnos el THC.
Por lo tanto, en todas las clases y workshops de cannabis y yoga se recomienda (por no decir que se obliga) a participar solo con CBD mediante.
¿Será una moda pasajera? Seguramente, más que nada porque los norteamericanos no son tontos. Mis compañeras de piso fuman marihuana a diario y practican yoga y son conscientes del negocio que se está montando alrededor.
“Prefiero colocarme en casa e ir a clase, pero bueno, esto es América y aquí todo se trata de hacer dinero”, dice Michelle antes de apagar su porro en el cenicero.