Los esquejes de marihuana se consiguen por medio de la reproducción asexual, metodo muy utilizado por muchos cultivadores
Anteriormente hemos hecho un amplio seguimiento de la reproducción sexual en cannabis. Dimos testimonio de cómo se hacen las semillas de variedades automáticas y abarcamos de forma extensa todo lo relacionado con la polinización, desde como extraer el polen del macho a como polinizar las plantas destinadas a madre con pincel.
También pudimos ver como se hacen las semillas feminizadas, analizamos minuciosamente las pautas a seguir para obtener resultados satisfactorios en la polinización. En esta ocasión ahondamos más en los conocimientos del post-proceso que sufren las semillas de marihuana una vez recolectada la planta. Pudimos además ser testigos de los controles de calidad a la que son sometidas las semillas una vez son recepcionadas por los bancos de semillas.
Reproducción asexual : Los esquejes de marihuana
Ahora llega el momento de cambiar de tipo de reproducción y de pasar de tema, pasamos de la reproducción sexual a la asexual. Para abrir con la reproducción sexual, que como todo el mundo sabrá es aquella en la que no intervienen los gametos sexuales de las plantas, lo haremos con los esquejes.
La naturaleza ha dotado a determinadas especies de mecanismos diversos que les permiten poder desarrollarse de otra forma que no sea la sexual. Este tipo de reproducción sin gametos sexuales es muy típica en el reino vegetal, donde sus individuos no pueden desplazarse al estar fijados al suelo.
En cannabicultura la técnica de reproducción asexual más utilizada es sin lugar a dudas mediante el esquejado, pero remontémonos en la historia para saber los motivos que llevaron a los cannabicultores a aplicar esta técnica en la marihuana.
En un principio, antes de la existencia de las semillas feminizadas, no había forma de poder asegurar el sexo de aquello que se cultivaba.
Esto suponía un doble problema, por un lado la falta de espacio que obligaba a tener que cultivar casi el doble de plantas hasta que éstas determinaban el sexo y se procedía a sacrificar a los ejemplares macho. Y por otro el de mayor riesgo jurídico al tener que luchar judicialmente por un mayor número de plantas en caso de una incautación del cultivo.
En otro sentido había una cuestión que inquietaba a los cannabicultores y era el hecho de asegurar el fenotipo y genotipo de las plantas, así como sus cualidades tanto organolépticas como de potencia.
Las plantas que proceden de semillas, aunque sean hermanas de padre y madre, pueden dar individuos que no son exactamente iguales. Los mejores criadores sabían que poder perpetuar las características de una planta era clave para poder mejorar el rendimiento y calidad de sus cultivos y poder homogeneizarlos.
El mayor riesgo, junto con el espacio, tiempo y gasto invertidos en los machos que luego había que arrancar, unido al hecho de poder perpetuar las características, supusieron los grandes handicaps que consiguieron superar los cannabicultores aplicando la técnica de la reproducción mediante esquejes.
La reproducción mediante esquejes permite mantener las características de la planta de la que han sido extraídos, incluso la edad. Pero claro para extraer esquejes se precisa de una buena planta madre que ha debido ser seleccionada siguiendo unos determinados y subjetivos parámetros.
Por ello no hay una técnica fija a seguir a la hora de seleccionar una planta como madre ya que depende en su totalidad de los gustos o necesidades de cada cannabicultor.
Los esquejes de marihuana: una minima condición
No obstante, debemos exigir unas mínimas condiciones antes de seleccionar una planta madre. Necesitamos que sean plantas sin malformaciones y lo menos susceptibles a plagas posibles.
Sus exigencias nutricionales e hídricas también son factores importantes ya que repercutirá en el gasto de mantenimiento, que si bien un cultivo no supone mucho tiempo, mantener una planta madre puede llevarnos de unos meses hasta incluso años y no hay que olvidarse que durante ese tiempo comen y beben.
El mantenimiento de las plantas madres también es otro factor importante para obtener buenos esquejes. A la hora de darle forma a una planta madre hay que tener en cuenta que necesitamos extraer de ella esquejes, y cuanta más ramificada esté la planta mayor será el número y la calidad de los esquejes que de ella se puedan extraer.
Por ello las podas de formación que se hagan siempre han de ir en vistas de formar plantas horizontales muy ramificadas.
La nutrición también es importante, los cultivos alimentados con abonos de síntesis química producen ramas menos fibrosas que las cultivadas con métodos orgánicos. Los tallos son menos resistentes y más delgados, esto presenta una ventaja y un inconveniente.
La ventaja la hallamos en que los esquejes cuando son delgados arraigan de forma más veloz, pero por el contrario también ante adversidades son más débiles y propensos a sucumbir.
Un dato importante a tener en cuenta en cuanto a las madres: cuanto mayor tiempo podamos mantener cada madre más tiempo tardará en degenerar la variedad.
Los esquejes de marihuana: La importancia de las plantas madre
Las variedades cuyas madres son renovadas constantemente van perdiendo con el tiempo cualidades y la variedad va estresándose y desmejorando. Pero también hay que saber que cuanto más vieja sea una madre más tiempo les costará de enraizar a sus esquejes.
El cómo hacer los esquejes es una labor que se puede hacer de diversas formas. Tanto el tamaño como el origen de los esquejes depende de los gustos y necesidades de cada momento.
Hay ocasiones en los que por motivos diversos la planta madre no se ha desarrollado todo lo que debiera y hay que extraer el mayor número de esquejes en cuyo caso solo cabe hacer los esquejes lo más pequeño posibles.
Lo normal y más práctico es hacer sólo esquejes de las yemas y no trocear por debajo. De esta forma se obtienen clones con un solo ojo central, ya que si se realizan más esquejes, a partir de la segunda tirada de esquejes estos salen con 2 ojos a menos que le podemos uno.
Con esta técnica se consigue mantener la forma de la planta madre, lo que lleva a un crecimiento homogéneo de la misma y poder mantenerla el mayor tiempo posible.
En cambio, existen cannabicultores que les gusta aprovechar al máximo cada rama y extraerles el mayor número posible de esquejes. Esto puede ser un inconveniente ya que se deforman las plantas madre y resulta mucho más complicado volver a darles forma.
Tras un mal esquejado resulta más dificultoso el poder asegurarles la misma cantidad de luz en toda su parte vegetativa y por tanto el mantenerlas, pudiendo llegar incluso a ser la causa de una reducción de su vida al forzar una renovación de la madre.
El tamaño de los esquejes de marihuana
También surgen diferencias a la hora de escoger el tamaño ideal que debe tener un esqueje, independientemente de las necesidades.
Hay quienes hacen un esqueje de yema simple, con una yema de unos 5-10 centímetros les basta para hacer el esqueje, pero también hay quienes prefieren hacer esquejes de yema y nudo, que presentan un tamaño superior.
Los esquejes más grandes tardan un poco más en arraigar pero también tienen un mayor índice de supervivencia.
A la hora de hacer el corte del esqueje debemos procurar que no sea en horizontal si no que ha de formar un ángulo de unos 45º. La causa es para que en la rama que queda cortada en la planta le quede una pequeña inclinación que impida que el agua duerma sobre la zona de corte y producir podredumbres.
Hay que recordar que los esquejes no tienen raíces y no pueden absorber agua, esto obliga que además de procurarles unas condiciones especiales hay que tomar cualquier medida que nos ayude a reducir la evapotranspiración de la planta para evitar su muerto por deshidratación.
El recorte de las puntas de las hojas del esqueje reduce la superficie susceptible de evapotranspirar y se consigue con ello mantener durante más tiempo el agua en la planta. Además, las hojas al quedar recortadas no pendulan cayendo sobre la superficie húmeda, lo que podría ser foco de hongos.
Con las hojas recortadas ya se puede proceder a raspar los tejidos epidérmicos del tallo (cutícula y epidermis superior) con la ayuda de una pequeña cuchilla previamente desinfectada y esterilizada.
Las raices de los esquejes
Al retirarlas facilitamos que en el parénquima, que es un tejido de poca especialización capaz de formar células de acuerdo a la posición que ocupa en la planta, se puedan desarrollar raíces si se le incita a ello.
Para estimular la formación y desarrollo de raíces se pueden aplicar estimuladores comerciales de enraizamiento, que contienen en su gran mayoría estimuladores para la segregación de hormonas de enraizamiento.
Las auxinas y las citoquininas, entre otras, son hormonas responsables de que se desencadene el proceso de rizogénesis.
En el mercado existen hormonas para enraizar esquejes tanto en polvo como en gel o líquido, cualquier de ellos funciona bien y cumple con su cometido. Tan sólo hay que sumerger en el producto la parte del tallo del esqueje que va a quedar bajo tierra.
Para elegir el medio donde poner los esquejes a enraizar también tenemos algunas opciones. Podemos hacerlo como se ha hecho toda la vida, es decir, utilizando como medio de cultivo un substrato comercial o más cómodo y práctico usando una ficha de turba prensada previa rehidratación.
También se puede optar por hacer crecer las raíces en pequeños cubos de lana de roca, o hacerlo sin medio de soporte, es decir, enraizando los esquejes en el aire mediante un clonador por aeroponía.
Los esquejes enraizados directamente en el substrato fallan menos y tienen una probabilidad de arraigar más elevada, los de lana de roca enraizan de forma más cómoda y son más fáciles e higiénicos de mantener, en cuanto a los aeropónicos al venir a raíz desnuda suelen fallar más y se retardan un poco más una vez trasplantados.
Las mejores condiciones posibles
Una vez ya está hecho el esqueje sólo queda darle las mejores condiciones posibles. Los primeros dos días lo primordial es procurarles una humedad relativa alta, entre el 75-85 % de humedad relativa. A partir del segundo día es mejor mantenerlos entre 60-70 % hasta que terminen de enraizar.
Rangos inferiores de humedad pueden causar que el esqueje evapotranspire en exceso y se seque antes de enraizar, en rangos superiores el problema está en la aparición de podredumbres causadas por hongos.
La temperatura ha de ser suave entorno a los 20-25 ºC, puesto que las temperaturas bajas ralentizarían el enraizamiento y las altas causarían un exceso de evapotranspiración en los esquejes.
Por ello hay que procurarles una sala o pequeño armario que haga de propagador de esquejes y en el que podamos recrear las condiciones idóneas, que si se mantienen constantes entre unos 5-15 días deben estar los esquejes enraizados.
Sólo quedará trasplantarlos y ponerlos a crecer. La reproduccion asexual para producir esquejes de marihuana es muy utikizada por cultivadores de cannabis y no parece que vaya a dejar de serlo.