Davis Clayton Kiyo es el creador de Myster, el “Apple de la marihuana” que nació para cambiar los estereotipos sobre el cannabis. Ahora, se enfrenta a una pena de 15 años de prisión.
Los cambios que ha experimentado la legislación sobre marihuana en los últimos años también han transformado el arquetipo de consumidor. O, mejor dicho, lo han difuminado. Al igual que ocurre con el alcohol o el tabaco, la maría es consumida por muchos y muy distintos, por lo que seguir pensando en un hippie cuando se habla de ella se antoja absurdo.
Si hay un emprendedor obstinado en a cambiar la imagen del cannabis, modernizándolo y haciéndolo parecer algo cool y elegante, este es Davis Clayton Kiyo. Tiene 34 años y muchos le conocen como el “Steve Jobs de la marihuana”.
Clayton sustituye el jersey negro de Jobs por una gorra plana, pero si observamos la web de Myster, la empresa de la que es CEO, nos damos cuenta de las similitudes con Apple.
“Myster eleva la cultura del cannabis a través del diseño de accesorios de estilo clásico que funcionan y te hacen sentir bien. Más allá de ello, la misión de Myster es replantear los estereotipos anticuados sobre la marihuana. Los estigmas sociales se han desvanecido y venimos a demostrarlo ”.
Así es como Myster se define a sí misma; como una empresa al servicio de un cambio de imagen que consideran necesario.
Aunque actúa principalmente a través de internet, sus dos boutiques definen las diferencias entre esta empresa y el resto de tiendas donde puedes comprar un grinder. La principal se encuentra en Petworth, uno de los mejores barrios de Washington DC. Y la segunda en un lujoso edificio de Bethesda, una ciudad cercana.
Desde que puso en marcha Myster, la popularidad de Clayton ha crecido como la espuma, siendo protagonista de multitud de entrevistas y artículos. Sin embargo, un suceso pilló desprevenido al joven directivo, poniendo en riesgo la estabilidad de su compañía.
A principios de año, varios agentes de policía llevaron a cabo una redada en su tienda y acabaron deteniendo a Clayton. Después de un interrogatorio que duró horas, fue acusado de tres delitos relacionados con la posesión de aceite de cáñamo (CBD) con intención de distribuir una sustancia peligrosa. La pena: 15.000 euros o cinco años de cárcel por cada acusación.
Al parecer, un detective fue a la tienda de Bethesda el pasado diciembre y compró el aceite por valor de 140 dólares, vendido como una extracción del cannabis que potencia sus propiedades curativas. Las leyes al respecto son algo controvertidas. Según Clayton es una sustancia química extraída del cáñamo completamente legal, pero la policía se atiene a que es ilegal.
Ante los quince años de prisión a los que Clayton podría enfrentarse, su abogado le aconsejó que se declarara culpable, ya que la multa podría acabar siendo mucho menor. Pero el CEO de Myster se negó en rotundo. Eso sería acabar con su negocio, y seguía confiando en crear un Apple de la marihuana.
Clayton ha puesto a la empresa por encima de su integridad, lo que le vuelve a asemejar a sus ídolos que, como Jobs o Elon Musk, no dudan en enfrentarse a problemas personales por tal de llevar a buen puerto su proyecto.
Pero lo cierto es que la historia de Clayton dista mucho de la de la mayoría los emprendedores de Silicon Valley.
Él no era un genio que destacara en la universidad, sino que no terminó el instituto. Tras ello, trabajó en un laboratorio fotográfico del que fue despedido por problemas con su jefe. “ No me importa una mierda este trabajo, para ser honesto” dijo al ser expulsado, algo que se repitió poco después en una empresa parecida.
Clayton no era un buen empleado, pero sí un idealista y un amante de la marihuana desde que tenía 12 años, cuando probó su primer porro.Desde entonces, vivió atormentado con la imagen clásica que se tenía de la imagen del fumador de cannabis, por lo que cuando se quedó en paro decidió lanzarse a la piscina.
El emprendedor reconoce que estaba viendo Virgen a los 40 cuando se dio cuenta de que el verdadero negocio estaba en internet, por lo que convenció a Bill Lerner, uno de sus antiguos jefes, para que invirtiera 10.000 dólares en el negocio.
Corría el año 2006 y las expectativas de que un negocio semejante funcionara no eran demasiado altas. Pero gracias a otros inversores y a una campaña de crowdfunding que lanzó en 2013 y por la que ganó 42.000 dólares más, consiguió que se estableciera como una empresa competitiva en un sector poco explotado.
Sus productos le avalan, siendo el Stashtray, una bandeja de acero inoxidable que incluye un contenedor, un grinder y un cenicero, su gran éxito de ventas. En los festivales de cannabis de Estados Unidos, su stand es uno de los más llamativos. Y muchos consumidores agradecen a Clayton la labor que hace por cambiar la imagen de los fumadores.
Aun así, el sueño de este emprendedor podría desaparecer de golpe tras la acusación. El juicio está previsto para septiembre y, si Clayton cae, probablemente Myster también lo hará.