Una vez las plantas de marihuana entran en fase de floración, comienza la cuenta atrás para la cosecha. En las semanas que quedan por delante y en fechas de máxima actividad para las plagas de exterior, no es extraño sufrir algún que otro ataque que si tratamos a tiempo, nos ahorrará muchos disgustos. Pero uno de los mayores miedos del cultivador, es que el insecticida que se vaya a usar deje residuos en las plantas que finalmente terminarán en nuestros pulmones. En nuestro post de hoy os hablaremos un poco sobre qué insecticidas podremos usar con total seguridad.
SISTÉMICOS O DE CONTACTO
Los insecticidas se pueden clasificar como sistémicos, de contacto, o ambos. Un insecticida sistémico es aquel que penetra en el organismo de la planta y actúa desde dentro. Los insecticidas de contacto como su propio nombre indican, actúan por contacto directo con el insecto. Y también existen los que además de penetrar en la planta, también actúan por contacto.
Entre los sistémicos por ejemplo podemos destacar el aceite de neem y otros que contienen acetamiprid o tiacloprid entre otros muchos compuestos. Entre los insecticidas de contacto podemos destacar el azufre, la tierra de diatomeas o las piretrinas y piretroides. Y por ejemplo el neem, actúa además de manera sistémica por contacto, así que se incluye en los dos grupos.
QUÍMICO U ORGÁNICO
Los insecticidas con base química, aunque actualmente están ya muy regulados, tienen un período de degradación mayor que los orgánicos o biológicos. En algunos casos, pueden permanecer durante meses en la planta hasta tal punto que sus esquejes pueden “heredarlos”. En análisis de pesticidas, pueden dar positivo como decimos muchos meses después del tratamiento.
Los orgánicos en cambio, están elaborados con compuestos 100% naturales, tienen un período de degradación más corto e incluso en se pueden aplicar en casos de extrema necesidad con la cosecha muy próxima. Son respetuosos con el medio ambiente, aunque éso no impide que insectos beneficiosos como abejas o arañas puedan morir si durante el tratamiento merodean el cultivo.
¿QUÉ INSECTICIDA USAR EN FLORACIÓN?
Nuestro consejo siempre será el de insecticidas orgánicos, tanto sistémicos como de contacto dependiendo de la fase de floración. Además para mayor seguridad, que todos los que os ponemos a continuación lo son, le sumaremos 10 días al plazo de seguridad recomendado. Por ejemplo el Bacillus thuringiensis es un insecticida y preventivo que se usa en agricultura ecológica para prevenir y tratar plagas de orugas. Tan sólo actúa si la oruga ingiere una hoja tratada con él. Usado regularmente durante la primera mitad de floración, tiende a mantener a raya esta temida plaga hasta la cosecha.
El neem es un insecticida que con plagas ya instaladas llega a resultar ineficaz. Pero también gracias a su acción sistémica resulta un gran preventivo contra muchas plagas. Contra pequeños ataques también resulta bastante eficaz como insecticida de contacto contra pulgón, trips o mosca blanca. Como decimos, con plagas severas conviene usar algún insecticida más potente.
La tierra de diatomeas es un insecticida que se ha puesto muy de moda en los últimos años, algo que se ha visto reflejado en su precio de venta actual. Aún así, resulta muy económico dado todo lo que ofrece. Básicamente son microalgas fosilizadas y trituradas, que contienen una gran cantidad de minerales entre los que destaca el silicio. Éste en contacto con los insectos, perfora su exoesqueleto y los mata. Además el silicio refuerza las paredes celulares de la planta y aumenta su resistencia general. Es eficaz contra larvas de oruga, pulgón, mosca blanca, insectos de suelo, trips… en definitiva, uno de los insecticidas aptos para la agricultura ecológica más interesantes.
Las piretrinas son compuestos naturales que se extraen de ciertas flores de crisantemos. Se usan frecuentemente para el control de plagas tanto en animales domésticos como en ganado. Son de rápida acción ya que actúan por contacto sobre el sistema nervioso del insecto. Su toxicidad es baja para humanos y mamíferos y se degrada con la acción de la luz solar. ); baja toxicidad para el hombre y los mamíferos; bajo riesgo de aparición de resistencias; amplio espectro de acción; falta de persistencia (se descompone bajo la acción de la luz solar y el viento), posee, además, un efecto repelente sobre insectos.