Un estudio publicado recientemente en la revista Journal of Neuroscience (Vol 34 (19): 6480 a 6.484, 2014) por neurocientíficos de la Sección de Neurobiología Integrativa del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, una rama de los Institutos Nacionales de Salud, ha proporcionado finalmente una respuesta definitiva: Sí, No y depende.
Me doy cuenta de que suena confuso, pero su descubrimiento proporciona algunas ideas fascinantes sobre el funcionamiento del cerebro, y por qué los seres humanos encuentran el café y la marihuana tan agradable.
Sus efectos eufóricos podrían estar relacionados entre sí.
La primera pregunta podría ser “¿Y a quién le importa?”. Pues bien, estos científicos se motivaron a investigar esta cuestión tras algunos resultados sorprendentes utilizando monos que eran adictos al ingrediente activo de la marihuana, el delta-9 tetrahidrocannabinol (THC). Estos monos podían libremente auto-administrarse cantidades grandes o pequeñas de THC. Lo curioso era que cuando los monos se auto-administraban cafeína también, aumentaban o disminuían las dosis de THC. Los científicos estaban interesados en entender por qué sucedió esto.
La cafeína tiene sólo una acción conocida en el cerebro; bloquea el receptor del neurotransmisor para la sustancia química adenosina. Los receptores de adenosina viven en ambos lados de las sinapsis. Una sinapsis es la conexión entre una neurona y la siguiente. Por lo tanto, los receptores de adenosina están implicados en el control de ambos lados de la sinapsis. Lo que los científicos descubrieron fue que el bloqueo de los receptores de adenosina pre-sináptica fue la causa para que lo monos dejaran de auto-administrarse THC. En contraste, el bloqueo de los receptores de adenosina post-sináptica causaba que los monos incrementaran su auto-administración de THC.
El problema es que el café no puede decir que tipo de efecto queremos en el cerebro, es decir, actúa por igual en un receptor de adenosina pre o post-sináptica. Aquí es donde la historia se vuelve muy interesante. Los resultados de este estudio sugieren que las dosis bajas de cafeína deben disminuir la auto-administración de marihuana y que las altas dosis de cafeína aumentarán la autoadministración. Lo que se desconoce es si bebiendo mucho café se mejoraría el subidón de la marihuana.
Este informe reciente es consistente con una publicación anterior (Molecular Nutrition & Food Research (Vol 54 (4): 525-531, 2010)) por un grupo de científicos de Roma, que exploró la posibilidad de que las propiedades adictivas de café estuvieran implicadas con las de la marihuana -al afectar de manera parecida al sistema neurotransmisor del cerebro. Tomado en conjunto, los resultados de estos estudios sugieren que así es como a largo plazo la adicción al café parece desarrollarse en el cerebro:
Cuando se empieza a beber café, la excitación inicial es todo lo que se quiere, y también todo lo único que nos da. Sin embargo, más tarde se busca el estar más atento y vigilante para pasar el día. En última instancia y debido a la tolerancia, se necesitaba más y más café cada día para conseguir el mismo nivel de excitación y vigilancia. Mientras todo esto ocurría, algo mucho más misterioso que estaba sucediendo dentro de su cerebro; la cafeína había comenzado estimulando el sistema neurotransmisor endógeno que se activa en su cerebro cuando se consume marihuana. Estos ajustes bioquímicos hacen evitando esa tercera o cuarta taza de café.
Al parecer, las altas dosis de café nos hacen sentir tan bien, porque son capaces de aprovechar prácticamente todos los sistemas de recompensa que nuestro cerebro ha evolucionado. Escondido dentro de ese caliente y negro elixir esta una sustancia química que se ha apoderado de su cerebro mediante la imitación de las acciones de la marihuana.