El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aboga por una estrategia internacional antidrogas más inteligente, que contemple también la promoción de una cultura de la legalidad. No obstante, hasta que no haya consenso mundial, Colombia seguirá su ofensiva contra las drogas dentro del país, advirtió.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha formulado una propuesta a nivel mundial para cambiar el enfoque de la lucha contra las drogas, con el objetivo de que ésta sea más integral. “Combatir la oferta de drogas ilícitas no es un tema de mano blanda o de mano dura, sino de mano inteligente”, dijo abriendo la XXXII Conferencia Internacional para el Control de Drogas (IDEC), en la que participan 127 países, informa ‘El Espectador‘. Según él, el nuevo enfoque tiene que combinar la política de prevención de consumo y programas de salud para consumidores, con la erradicación, la sustitución de cultivos y la lucha contra narcotraficantes interancionales.
Santos señaló que Colombia ya decidió rechazar la práctica de la aspersión aérea de los cultivos ilícitos de drogas con el herbicida glifosato, algo que le había pedido la Organización Mundial de la Salud.
El presidente colombiano planteó la cuestión de la necesidad de legalizar la droga, explicando que es contradictorio encarcelar a los campesinos colombianos por cultivar marihuana, cuando en varios países está legalizado, informa ‘El Tiempo‘. “¿Cómo llega el presidente a donde un campesino colombiano que siembra marihuana? Le digo: ‘lo voy a meter a la cárcel porque usted está sembrando marihuana’; mientras que en muchos países del mundo y en muchos estados de los Estados Unidos la marihuana es legal”, dijo.
No obstante, Santos advirtió que Colombia “mantendrá la ofensiva” hasta que no haya “consenso mundial”, y consideró necesario que las FARC abandonen el narcotráfico. También destacó la necesidad de atacar a las organizaciones internacionales de narcotraficantes en vez de los campesinos. Asimismo, denunció la insuficiente cooperación internacional en áreas como el lavado de activos por los circuitos financieros y el comercio de precursores químicos.