“Big Marihuana” es como se le denomina a las grandes industrias de la marihuana o a las grandes empresas que pueden entrar en este nuevo mercado en auge.
Muchos críticos y defensores de la legalización de la marihuana por igual han expresado su preocupación acerca de la posible aparición de los grandes de la marihuana, una presión empresarial afín a la industria tabacalera que persigue las ganancias y ejerce una suficiente influencia para dar forma a la regulación a su agrado.
Aunque la marihuana sigue siendo ilegal bajo la ley federal, la marihuana médica y / o recreativa es legal en más de dos docenas de estados. A medida que el gobierno federal ha ido tolerando en gran medida la legalización en los Estados, el capital corporativo y sus músculos han comenzado a moverse en estos nuevos mercados estatales. Dicha comercialización plantea un nuevo conjunto de preocupaciones acerca de cómo la dinámica del sector pueden afectar el comportamiento del consumidor y potencialmente incurrir en costes sociales.
En su nuevo papel, “La preocupación por este problema hacia la marihuana no es grande,” John Hudak y Jonathan Rauch argumentan contra el alarmismo. En el análisis de las probables consecuencias de la mercantilización de la marihuana, concluyen lo siguiente:
-La industria de la marihuana seguirá siendo muy diversa incluso cuando surjan las grandes corporaciones. La rúbrica de “Big marihuana” es más engañosa que útil como guía para la política, ya que simplifica en exceso las estructuras empresariales y los estereotipos de lo que es en realidad un continu de escalas.
-La industria de la marihuana es muy poco probable que se transforme en algo que se parezca a las grandes tabacaleras durante su notorio apogeo. Es más probable que sea un modelo comercial y reglamentario como el del alcohol el que gobierne, y que está regulado principalmente a nivel estatal, combinando medidas obligatorias de la policía con medidas voluntarias para llevar a cabo la industria, haciendo un trabajo creíble de prevención del comportamiento comercial antisocial y abusivo, demostrando ser estable en el tiempo y ampliamente aceptable para el público y la industria.
-Inteligentemente regulado y gestionado, el Big marihuana puede ser parte de la solución. La corporatización, aunque no exenta de peligros, tiene aspectos positivos considerables. Aporta ventajas en términos de responsabilidad pública y cumplimiento de la normativa, la seguridad, la fiabilidad del producto, la estabilidad del mercado, y el profesionalismo de los negocios.
-La política debe ocuparse de las prácticas nocivas, no de la estructura de la industria, y se debe comenzar con la presunción de neutralidad en cuestiones de tamaño empresarial y de la estructura del mercado. Los intentos de bloquear la mercantilización son propensos a ser contraproducentes. Para las autoridades, la preocupación debe ser por el mal hacer en la marihuana, no por el Big marihuana.