Hoy os hablaremos de una poda muy poco convencional. Nos referimos a la poda de raíces. Es un arma eficaz en determinados casos, como pueden ser daños causados por hongos de raíz, exceso de fertilizantes o mantenimiento de plantas madre. Tengamos que cuenta siempre que la salud de una planta parte de unas raíces saludables.
Todo cultivador que tenga alguna planta madre, habrá podido comprobar que llega un momento en que no cuenta con tanto vigor. Ésto es algo normal, ya que una planta en una maceta durante meses cuenta con un sistema radicular hiper-desarrollado que ni se oxigena ni asimila nutrientes como debería. La solución fácil sería hacer un trasplante a una maceta de mayor tamaño, pero en ocasiones ésto no es posible por el espacio disponible. Además que llegará un momento en que nos vuelva a suceder lo mismo.
También en casos de sobrefertilización severa, las raíces se queman y mueren. Una raíz muerta, además de lógicamente cumplir su función, es caldo de cultivo de hongos patógenos. Además ocupan espacio e impiden que otras raíces ocupen su espacio. Los excesos de sales causan un problema similar, ya que se acumulan en la parte baja del sustrato y causa la muerte de parte del sistema radicular de la planta.
Los hongos y plagas de raíz también son muy comunes. Desde botritis o pythium, a mosca del sustrato. Sea por un sustrato contaminado con algún hongo u enfermedad, por materia orgánica en descomposición que atrae patógenos, o plagas que encuentran el mejor ecosistema para instalarse. Las raíces en estos casos sufren grandes daños, quedan debilitadas y disminuyen su poder de absorción de nutrientes. Además existe el riesgo a que terminen con la muerte de la planta.
En todos estos casos, una solución es hacer una poda de raíz. En principio, esta poda se le puede hacer a cualquier planta en maceta. Lógicamente cuanto más grande sea la planta y la maceta, más complicado será realizar una poda por el peso y movilidad.
MATERIAL NECESARIO
- Un cuchillo grande. Los que tienen el filo en forma de sierra serán la mejor opción.
- Un buen sustrato
PASO A PASO
Lo primero, es esperar a que el sustrato esté bastante deshidratado. El momento que tocaría el riego, sería el mejor momento. Si el sustrato no está compacto, el cepellón se nos deshará en las manos.
Sacamos con cuidado la planta de la maceta, tirando del tallo ligeramente. Si no la extraes con facilidad, puede que sea que las raíces se hayan agarrado a la maceta.
Una vez la planta fuera de la maceta, sitúala en un lugar cómodo para proceder a realizar la poda. Usa un plástico, ya que después es fácil recoger la tierra y raíces sobrantes y tirarlas si el problema fuese de hongos.
Con el cuchillo, vamos cortando de arriba hacia abajo toda la circunferencia o los cuatro lados del cepellón. Con la base del cepellón haz lo mismo. Se trata de reducir el tamaño del cepellón en aproximadamente un 25-30%.
Rellenamos la maceta con un buen drenaje, una capa de sustrato nuevo y situamos la planta para finalmente terminar rellenado los laterales. Golpea con la mano los laterales de la maceta para no dejar bolsas de aire entre el sustrato.
Para terminar, sólo nos quedará regar con algún producto estimulador de raíces para fomentar el desarrollo de nuevas raíces, y enzimas que destruirán restos de raíces muertas y evitará que en caso de ataque de patógenos, nos vuelva a suceder.