Las historias de Eagle Bill Amato, de la vaporización de cannabis, de Sensi Seeds, y de Ben Dronkers están indisolublemente unidas. Fue Ben, el fundador de Sensi Seeds, quien introdujo por primera vez a Eagle Bill a la vaporización del cannabis. Entonces, Bill Eagle tomó la idea y la redefinió mediante el desarrollo de un vaporizador hecho de un recipiente de vidrio soplado, muy grande y a medida, y accionado por una pistola de aire caliente. Y tan eficaz resultó este nuevo dispositivo en la liberación de los compuestos activos de las variedades de talla mundial de Sensi Seeds, que Ben le pidió a Eagle Bill que se convirtiera en un dispositivo semipermanente en el Hash Marihuana & Hemp Museum, y que realizase demostraciones de vaporización a las miles de personas que visitaban el museo cada año.
Originario de Georgia en los Estados Unidos, Eagle Bill convirtió Ámsterdam en su hogar durante los últimos doce años de su vida. Su carrera como cultivador comenzó por accidente cuando movía por la acera un sofá del que cayó una semilla que ¡se coló en una grieta, germinó y creció! Unos años más tarde, sus habilidades de jardinería eran tan avanzadas que, cuando fue detenido por primera vez por cultivar cannabis, los cargos tuvieron que retirarse debido a la “falta de pruebas”. Los cogollos que cultivaba eran tan magníficos que la policía no pudo encontrar nada, y ni siquiera quedaba una muestra para hacer pruebas de laboratorio.
Parte Cheroqui, parte hechicero
Según la autobiografía, informal y divertida, de Eagle Bill “10% THC – A Cannabis Tale”, inicialmente vaporizaba cannabis sólo mediante el uso de la pistola de aire caliente, y aunque era toscamente efectiva, le preocupaba mucho la cantidad de vapor que se perdía. Pero entonces, en 1993, “… en un sueño vi la respuesta; una cámara hecha especialmente para vaporizar con el conducto ampliado de modo que no se produce un retroceso del vapor”. Poco después, visitó una tienda de suministros médicos para buscar una boquilla de vidrio y se encontró un recipiente de vidrio gigantesco, en forma de lágrima, que originalmente había contenido aceitunas. Las últimas piezas del rompecabezas empezaban a encajar.
Al año siguiente, Sensi Seeds le invitó a formar parte de su stand en la Cannabis Cup, donde él y el vaporizador tuvieron un éxito inmediato entre los turistas y locales. Hacia 1996, se había despertado un interés suficientemente serio, tanto de la comunidad cannábica como de la comunidad médica, por esta nueva forma de utilizar una hierba antigua que el periódico de gran formato holandés De Volkskrant entrevistó a Eagle Bill, a quien describió como alguien con aspecto “de hechicero” – algo que a Eagle Bill no le importaba en absoluto. Al tener parte Cheroqui, y después de haber vivido durante muchos años en una reserva, se describía siempre como “un hombre de la medicina occidental” para quien los aspectos espirituales del proceso de cultivo eran tan importantes como la subida que produce consumir el resultado final.
Todo tiene que ver con la planta
“Esta planta hace tanto por mí, que quiero hacer todo lo posible por ella. Me ha dado todo lo que he querido en mi vida”, afirmaba en una entrevista con la periodista Christi Szalanski a finales de los años 90. Luego, pasó a medio amonestar, medio alentar a los compañeros consumidores de cannabis que vivían en zonas donde todavía estaba prohibido defender la libertad de la planta, así como su propia libertad para usarla: “Igual que con cualquier otra sustancia, el cannabis debe respetarse. … La planta y sus simpatizantes siguen siendo estigmatizados, y marginados, en los países que tienen una legislación estricta contra el cannabis. Por lo tanto, los consumidores de cannabis deben mantener y proteger la dignidad de la planta. Los fumadores de todo el mundo deben expresar su preocupación abiertamente en sus propias comunidades”.
Un homenaje al Padrino de la Vaporización
Cuando Eagle Bill falleció en 2005, supuso una gran pérdida. Se le sigue echando mucho de menos. Tuvo tal impacto que los visitantes que vuelven al museo siguen preguntando por él. Poco antes de morir, Ben Dronkers prometió honrar a su amigo de toda la vida, y compañero visionario, con su propia variedad. Después de una década de trabajo intenso, y de cría cuidadosamente selectiva, por fin se acaba de lanzar un híbrido a la altura del pionero del que recibe el nombre. Puedes descubrirlo aquí.
Por Scarlet Palmer