En 2017 se aprobó en Perú una ley para el uso medicinal del cannabis, y en 2019 se aprobó su reglamento para beneficio de miles de pacientes.
Este país andino cuenta con miles de farmacias en su territorio, pero a la fecha sólo en una pequeña, ubicada en la capital, se puede adquirir el producto, según informa Sputnik.
Una farmacia dentro de un universo de miles. Y en un país con 32 millones de habitantes, es casi como negar el acceso al cannabis medicinal.
Pero el asunto empeora si se considera que en ese comercio apenas se puede comprar aceite de cannabis. Solo uno de los varios productos medicinales que se pueden obtener de la planta.
Francesca Brivio es presidenta ejecutiva de la organización Cannabis Gotas de Esperanza.
Como activista por el uso medicinal de la planta y como paciente beneficiaria, denuncia esta deficiencia en declaraciones para Sputnik.
“La ley habla del uso de cannabis y sus derivados. Pero el Ministerio de Salud y la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid). Tratando el tema como si sólo se estuviera hablando de aceite de cannabis. Y cuando, como pacientes, necesitamos usarlo de otras maneras: vía tópica, vía respiratoria, además de pastillas, óvulos vaginales, etcétera, y para diversos tipos de dolencias”.
BUROCRACIA
De esa manera, el uso del cannabis medicinal en Perú es casi inexistente dentro del sistema formal porque no sólo se limita su distribución, sino que esta limitada distribución se reduce apenas a un sólo derivado: el aceite.
Brivio denuncia que los trámites en la Digemid para permitir la importación del cannabis medicinal puede tardar meses.
Y, aunque espera que pronto otras farmacias tengan licencia para expender productos de la planta y quizá no sólo el aceite, juzga que esta posibilidad es poco fiable.
“Tengo la impresión de que la Digemid y el Ministerio de Salud han permitido el expendio en una sola farmacia para poder decirle a los pacientes que no se pueden quejar porque en Perú sí está disponible el cannabis, en un sólo sitio, pero está disponible”, afirma la activista.
Ante las razones para desconfiar de la voluntad política de acercar los usos medicinales de una planta estigmatizada, Brivio está peleando por lo que llama “las tres vías de acceso”:
el autocultivo;
el cultivo colectivo;
y el expendio de parte de los laboratorios.
La organización a la que representa acepta toda salida, aunque ella confía más en el autocultivo.
“Siempre vamos a necesitar el autocultivo porque basta que un paciente necesite de un uso distinto del que ofrezcan las farmacias para que reclame el uso que él necesita, y a esa persona no le puedes negar el derecho a la salud”, indica Brivio.
Para quien vive en Lima, la realidad es conocida: en la capital de Perú, conseguir marihuana es tan fácil como conseguir pan.
Pero eso será acaso una realidad suficiente para el que busca los efectos recreativos de la planta, pero en modo alguno para quienes dependen del cannabis por motivos de salud.
En ese sentido, Brivio y los miles de pacientes necesitados no desean acudir al mercado ilegal de la planta.
Es que, como todo lo que está al margen de la ley, el producto que puedan adquirir carece de regulaciones, fiscalización o seguridad sanitaria.
MEDIDAS LEGALES
A pesar de este reclamo manifiesto por parte de los pacientes, estos tienen que lidiar con las sospechas que despierta una planta que socialmente ha sido estigmatizada como una droga nociva, y sólo como eso.
“Existe también el argumento de quienes dicen: ‘yo no sé si vas a comprar cannabis para drogarte o curarte’. Pero eso mismo se podría decir cuando alguien compra pegamento, que no se sabe si se va a usar para pegar un zapato o para inhalarlo”.
“O si vamos más allá en esa lógica. Pues que no se vendan cuchillos porque no se sabe si se van a usar para matar a alguien o para cortar el pan”. Dice Brivio, desarmando las suspicacias sobre el uso del cannabis.
Lo cierto es que los pacientes existen y el uso medicinal está no sólo avalado por la ciencia sino aceptado por el Estado peruano.
De esta manera, y buscando que el acceso sea extensivo a todo quien lo necesite. Cannabis Gotas de Esperanza se ha asociado con la Federación de Cannabis Medicinal del Perú (Fecame).
Juntos han elaborado un anteproyecto para permitir el autocultivo de la planta que es, asegura Brivio, la manera más fiable de tener un cannabis de calidad.
Pues nadie como uno puede asegurar tener la planta más apropiada para sus necesidades, orgánica o libre de pesticidas, por ejemplo; algo que el mercado ilegal no puede ofrecer.
Por lo pronto, afirman que han conseguido el respaldo de seis congresistas de diversas bancadas para que presenten el anteproyecto ante la Comisión de Salud. Si todo prospera, suba al pleno para su debate.
“El proyecto tiene que entrar al Congreso la próxima semana como máximo, porque este Congreso es muy corto [en funciones hasta julio de 2021] y ya en diciembre empieza la campaña electoral”, afirma Brivio.
La mujer que siente en su cuerpo la urgencia de quien necesita que el Estado ofrezca salidas alternativas a una política que no está siendo útil para aliviar el problemas de miles de peruanos para quienes este asunto no es juego.