El estado de Nueva York acaba de tomar una decisión importante y ahora sueña con ser la meca del cannabis legal.
Estamos en pleno ramadán, por lo que damos por descontado que conoces la meca y todo lo que genera en el mundo musulmán.
Algo similar quiere lograr el estado de Nueva York, en el este de Estados Unidos, pero en relación al cannabis.
Sí, el estado de Nueva York quiere convertirse en El Dorado, o la meca, del cannabis legal, según informa AFP.
Uno de los neoyorquinos que así lo cree es Kaelan Castetter, quien responde mientras recorre las oficinas abandonadas que están junto a su fábrica de productos a base de cannabidiol.
En pocos meses, ese enorme espacio de 3.000 metros cuadrados se dedicará íntegramente a la explotación del cannabis, cuyo uso recreativo es legal en el estado de Nueva York desde el mes pasado.
“Vamos a construir un complejo ultramoderno, de categoría internacional, para cultivar cannabis y estudiar su genética junto a nuestra fábrica de productos terminados”, cuenta.
Es el jefe de Empire Standard, una compañía que abrió el año pasado en los suburbios de Binghamton, a tres horas de carretera en el noroeste de Nueva York.
La empresa fabrica aceites, bálsamos, cosméticos, cigarrillos, bombones y bebidas a partir de cannabidiol (CBD).
Como sabemos, la sustancia no psicodélica del cannabis es apreciada por sus propiedades relajantes, por lo que Castetter abastece a los minoristas de la región.
A fines de marzo, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, aprobó la ley que permite la posesión y el consumo de marihuana recreativa a adultos mayores de 21 años.
Asimismo, la norma amplió su distribución con fines medicinales.
Es así como empresas del estilo de Empire Standard podrán cultivar variedades de cannabis con una alta concentración de tetrahidrocannabinol (THC).
Nueva York, de cueva a meca del cannabis
Frente a la línea de montaje de la fábrica, empleados con batas ensamblan pequeñas cajas de plástico que contienen flores de CBD bajo la supervisión de Jim Castetter, el padre de Kaelan.
A sus 55 años, este pionero es hoy jefe comercial de Empire Standard tras múltiples aventuras emprendedoras, más o menos legales, en la industria cannábica neoyorquina.
El hombre ve la legalización como una oportunidad histórica.
“¿Cuántas veces en tu vida has tenido la suerte de entrar en un mercado establecido con un producto cuya venta estaba prohibida? Es único”, explica.
“Estuvimos en el lugar correcto en el momento correcto con suficiente pasión, ambición y conocimientos para poder sacar provecho de ello”, agregó.
Por su parte, Kaelan Castetter está convencido de que el estado de Nueva York se convertirá en un centro mundial de venta de marihuana, al igual que California (oeste), una verdadera meca.
“No podría haber un mejor momento para que Nueva York legalice el cannabis con 30.000 a 50.000 puestos de trabajo en juego y miles de millones de dólares inyectados en la economía”, se entusiasma.
Claro que también destaca y admite que vio cómo su actividad se redujo durante la pandemia de covid-19 que hace más de un año mantiene al mundo en suspenso.
Este joven emprendedor de 24 años prevé incrementar su plantilla de 15 empleados a más de 100 cuando las cosas se normalicen.
Sin embargo, no se espera que los beneficios económicos de la legalización sean inmediatos.
Para producir, distribuir o vender cannabis, los profesionales deberán tener una licencia de funcionamiento otorgada por una comisión en proceso de conformación.
Nueva York y un largo camino hasta la meca del cannabis
“Las primeras licencias se otorgarán en el mejor de los casos antes de fin de año, y solo si todas las luces están en verde”, advierte Cristina Buccola, abogada de Nueva York especializada en cannabis.
El cannabis recreativo, ahora legal en 16 estados de Estados Unidos y Washington DC, también sigue estando prohibido a nivel federal.
Esto sugiere posibles desafíos para la aplicación de la ley tanto en el estado de Nueva York como en otros de los sitios donde se acaba de legalizar el cannabis como Virginia y Nuevo México.
“En caso de conflicto, el gobierno casi siempre gana”, dijo Buccola.
Pero existe una señal de esperanza para los partidarios de la legalización en todo el país: el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, del estado de Nueva York, dijo estar a favor y quiere trabajar en la implementación de la nueva ley.
La ley de Nueva York se distingue de la de otros estados estadounidenses por sus ambiciosos objetivos de justicia social.
En consecuencia, planea devolver parte de los impuestos a la venta de cannabis, una cantidad estimada en 350 millones de dólares al año,.
El destino serán las comunidades más afectadas por la represión contra las drogas en Estados Unidos: las de mayoría negra y latina.
Se eliminarán los antecedentes penales de los condenados por posesión ilegal de cannabis.
Y la mitad de las licencias se reservarán para minorías, empresas propiedad de mujeres, exmilitares heridos o agricultores afectados.
“Nueva York ha establecido estas prioridades en la ley, pero tendremos que llegar al fondo de las cosas y crear un sector verdaderamente accesible para todos”, advierte Kaelan Castetter.
El hombre dice esforzarse por contratar empleados de diversos orígenes.
Entre la población, la legalización nunca había tenido tanto apoyo: el 68 por ciento de los estadounidenses está a favor, frente a menos del 50 por ciento hace una década, según una encuesta realizada a finales de 2020 por Gallup.
Una evolución que Jim Castetter atribuye a “un cambio de generación, de mentalidad y de estructura política”.
“Hoy todo el mundo se da cuenta de que consumir cannabis no es gran cosa”, finaliza, y se prepara para ser uno de los anfitriones de esta nueva meca de la mota.