Las hojas de la planta de cannabis son famosas por su vistosidad. Y sin duda son el símbolo más reconocible tanto de la planta como de la cultura cannábica. Como las de cualquier vegetal superior, la función principal de las hojas es la de realizar la fotosíntesis, siendo junto a los otros organismos fotosintéticos los productores primarios en la biosfera y los responsables de la vida en nuestro planeta.
Éstas realizan el intercambio de gases a través de sus estomas situados en las hojas. La planta toma el dióxido de carbono de la atmósfera y expulsa O2. Además por los estomas además transpiran el vapor de agua, proceso conocido como evapotranspiración. Durante la fotosíntesis o función clorofílica, se produce la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía luminosa.
La parte superior se conoce con el nombre de haz, y la parte inferior envés. Las del cannabis son del tipo palmeado, es decir hay más de un nervio principal ramificado que sale del pecíolo. El peciolo por su parte es el apéndice que une la hoja y el tallo de la planta. Y cada una de las puntas de la hoja es un foliolo, habiendo plantas desde 3 hasta 13 foliolos, generalmente un número impar.
Las hojas de la planta de cannabis también nos puede aportar otros datos. Por su forma, podremos conocer la tendencia de una planta de la que desconocemos su origen. Conocer la variedad concreta es prácticamente imposible, aunque podremos diferenciar claramente si se trata de una variedad sativa (hojas de hasta 13 foliolos largos y muy delgados), o de una variedad índica (hojas de foliolos muy anchos y de 5 a 9 foliolos).
Pero sin duda lo más importante que nos revela una hoja, es el estado de salud de una planta. Unas hojas de un color verde intenso y tersas, es sinónimo de una planta saludable. Unas hojas con quemaduras, decoloraciones, flácidas o manchas, quiere decir que algo no marcha bien. Pueda que sea algo puntual, es normal que alguna hoja se seque a lo largo de un cultivo. Lo que no es normal es cuando el daño afecta a varias hojas.
Un almacén de nutrientes
Como almacén de nutrientes que son, ante carencias reaccionan de un modo u otro. Por ejemplo si los daños se producen en las hojas más viejas, puede deberse a alguna carencia de nutrientes móviles, que son el nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y zinc. Si afecta a las hojas más jóvenes, la carencia suele ser de nutrientes inmóviles, que son calcio, azufre, molibdeno, manganeso, boro, cobalto, cloro y hierro. En un caso se solucionará con algún abono base de crecimiento o floración. En el otro, con algún suplemento de micronutrientes.
Y por supuesto, en caso de alguna plaga, la primera señal salvo excepciones, las encontraremos en las hojas. Hojas comidas, con picadas, con surcos, arrugadas o manchadas, normalmente tienen un responsable. Y generalmente no se encuentra muy lejos. La mayoría de plagas y las más comunes como son trips, araña roja, mosca blanca o pulgón, se resguardan en el envés de las hojas donde realizan las puestas de huevos. Es ahí donde debemos buscar el posible causante de cualquier daño.
Por último, toda la planta de cannabis contienen cannabinoides, hojas incluidos. Su cantidad es muy baja, salvo en las cercanas a los cogollos que a simple vista se observan los tricomas. Se pueden usar desde para hacer leche o mantequilla cannábica de efectos muy suaves, o algún batido si son frescas, algo que se ha puesto muy de moda por los beneficios que reportan en el organismo.