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¿Por qué no crear una gran industria basada en el consumo de marihuana?

3 November, 2016, 9:00 AM
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La diferencia entre unos países y otros a la hora de abordar el consumo de la marihuana, es que unos abogan más por la corriente que cree que los consumidores deben asociarse sin ánimo de lucro para poder hacer su consumo recreativo y abastecerse. Y otros sin embargo, piensan que es mejor tratarlo como otras sustancias legales ya existentes para consumo lúdico abogando por crear una nueva industria privada bien regulada y que proporcione beneficios en forma de impuestos a esa misma sociedad que autoriza su consumo.

Aquí nos encontramos con dos formas distintas de integrar el consumo de cannabis y de digerirlo por parte de los distintos gobiernos.

Por un lado, en los últimos meses estamos leyendo sobre como esta nueva industria del cannabis esta llenando las arcas estatales de impuestos de los estados norteamericanos que han regulado su consumo, comercio y cultivo. Esta forma de regular este producto o su industria como podría ser el alcohol o el tabaco, está creando nuevas empresas y empresarios, proveyendo de millones de dólares a los estados que autorizan su venta y consumo, produciendo miles de empleos y, en general repercutiendo a posterior esa riqueza entre sus ciudadanos. Anteriormente esos beneficios acababan en el mercado negro o en el narcotrafico haciendo a éstos cada vez más fuertes.

Otra corriente que también esta cogiendo mucha fuerza en otros países como España es la creación de asociaciones o clubes de consumo. En éstos, la máxima es no tener ánimo de lucro y si dar un servicio de consumo y abastecimiento controlando a sus consumidores la misma asociación. También la misma asociación, tiene el control desde el cultivo de las plantas hasta el más mínimo gramo de marihuana repartido entre sus socios. Esta forma de controlar y abastecer gran parte del consumo recreativo personal, no promueve la creación de una industria con la marihuana, no crea la misma cantidad de puestos de trabajo a la sombra de la hierba y tampoco es una gran recaudadora de impuestos.

Cuando hablas con partidarios de una o de la otra forma de atender el consumo privado de los ciudadanos, te encuentras con que todos ven correcta su forma preferente, pero la verdad es que ningún sistema de venta o abastecimiento obliga a evitar el otro.

Claro que se debe permitir el poder crear un club o asociación privada de cannabis si un grupo de similares quieren tener esa opción. Y, por supuesto que un país debe tener los mecanismos legales por si alguno de sus ciudadanos o empresarios quiere embarcarse en la creación de una empresa relacionada con la venta o cultivo de cannabis.

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Dispensario de cannabis

Claro que un ciudadano o consumidor debe poder disponer de establecimientos especializados donde poder adquirir con garantías su cannabis para uso recreativo o medicinal, también poder elegir a que dispensario acudir y poder ser asesorado por profesionales. Libre mercado.

Claro que otro ciudadano también debe poder tener el derecho a asociarse o integrase en un club privado donde todos tienen los mismos gustos o necesidades. Libertad de asociación.

Un gobierno con su legislación debe poder dar forma y facilitar las distintas formas de abastecimiento del consumo por parte de sus ciudadanos. Las dos formas deben coexistir al ser complementarias.

Estados Unidos es garante de uno de esos dos sistemas de abastecimiento del consumo personal y medicinal, este país aboga por crear unos dispensarios o comercios de cannabis con ánimo de lucro y que posteriormente repercute en beneficios para sus ciudadanos en forma de millonarios impuestos, miles de empresas y puestos de trabajo, además de oportunidades de negocio. Este sistema permite un férreo control de las calidades de los productos, las ventas, los locales y toda su cadena de suministro desde el cultivo a su venta.

España, por el contrario, tiene arraigado y puesto en marcha el otro sistema de abastecimiento, el de los clubes o asociaciones. Para empezar, estos clubes privados o asociaciones no se crean con animo de lucro, no es un gran creador de puestos de trabajo, no es una generador de millonarios impuestos y su cadena de suministro desde el cultivo hasta la venta a sus asociados crea problemas con la justicia en muchos de ellos. Sin embargo es una forma de asociación que goza de la simpatía de una gran parte de los consumidores de cannabis y es imagen para la forma de suministrar este consumo por parte de otros países.

No es que alguna de estas formulas de sistema de abastecimiento para consumo personal sea mejor o única, de hecho, existe otra conocida, el Coffeeshop holandés. Éstos funcionaron muy bien durante años, aunque la llamada”puerta de atrás de los coffeeshops”, al no estar bien regulados en todos los aspectos, los dueños de los Coffeshops tenían que abastecerse del mercado negro y eso creo problemas con la Ley. Posteriormente, el gobierno holandés de turno, aprovechándose de ciertas faltas cambió las normas y degeneró en lo que son en la actualidad, coffeeshop-club que no tiene a nadie contento y que inevitablemente habrá que reajustar.

Un gobierno debería poner las bases y regulaciones para que sus ciudadanos pudiesen tener la oportunidad de poder crear sus propias asociaciones o clubes de consumo de cannabis, tanto medicinales como de recreo y que sus miembros se sintiesen y estuviesen protegidos por la Ley.

Un Gobierno debería regular para que los emprendedores o las empresas pudiesen aprovecharse de un producto de gran consumo y poner los cimientos de una industria que crease riqueza, generase impuestos y revirtiese en empleos o formas de vida.

La industria del cannabis, es y será, mucho más grande que ésa de la que hoy opinamos, la de su consumo recreativo. Su apartado medicinal, de alimentación, turismo, cosmética, materias primas, ecología y limpieza del medio ambiente además de combustible no contaminante, hace que la industria relacionada con el cannabis será una de las más importantes del mundo.

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Club de cannabis

El consumo y abastecimiento personal de cannabis debe estar regulado en los países, millones de personas lo utilizan y seguirán haciéndolo y se deben de tener unas mínimas garantías de calidad y seguridad.

Si una persona quiere adquirir una buena botella de vino o de licor, sabe donde ir, al igual que cuando una persona quiere comprar tabaco. También cuando una persona quiere ir a una cata de vino sabe donde ir y juntarse con similares. Los clubs de fumadores de tabaco también existen y allí estas personas asociadas pueden acudir y estar en armonía con su consumo. Un tipo de establecimiento asociativo no esta reñido con la existencia del otro puramente más comercial.

Ya hemos inventado y puesto en marcha la solución para que estas dos formas de abastecimiento personal puedan coexistir y ninguna excluya a la otra, las dos son posibles y viables.

Se debe legislar con esta máxima, con las dos opciones. Si ustedes quieren juntarse y crear un club o asociación porque quieren compartir su cultivo y consumo, debe tener una regulación para que esto pueda llevarse a cabo como una asociación gastronómica o de vino. Muchos defensores del consumo de vino y sus asociaciones hablan de que “el consumo de este caldo forma parte de una relación social”. El consumo de cannabis también se apunta a este eslogan y demanda una buena regulación estable para que los clubes y asociaciones de consumidores no parezcan sufrir bajo “la espada de Damocles”.

También, los dirigentes deben poner las bases para que una nueva industria del comercio de cannabis pueda ser implantada en sus territorios y ser generadora de nuevas empresas, puestos de trabajo y gran recaudadora de impuestos.

La regulación y creación de este tipo de comercios ha sido muy importante para la economía de los estados norteamericanos que tienen implantadas leyes de cannabis legal. Ya no solo por la creación de riqueza que luego repercute en esa misma sociedad, sino por que el consumo de cannabis siempre ha existido y seguirá existiendo, como el del alcohol, y genera una enorme cantidad de dinero que de no ser por estos establecimientos legales que la venden y recaudan, acabaría en los bolsillos de mafias y de mercados ilegales.

Si por supuesto, esta industria del cannabis legal es la primera arma y más efectiva que existe para combatir este mercado negro financiador de mafias. Por el contrario y después de saber de sus números recaudatorios en estos estados norteamericanos donde es legal, es posiblemente una de las primeras fuentes de ingresos por impuestos. Se crea una industria legal con un producto que anteriormente financiaba a grupos bajo de la ley y se origina una fuente económica que produce bienestar ciudadano en varios campos.

Otros países quieren centrarse en la creación de otros tipos de industria con el consumo y abastecimiento personal de cannabis, como el turismo y la investigación.

El turismo el consumo de cannabis es otro subapartado dentro del consumo de cannabis que tampoco deberíamos alejar mucho. Hace unos días en una conferencia en su país, el Ministro jamaicano de turno abogaba por una industria turística de consumo de cannabis medicinal. Defendía que el cannabis era una materia prima jamaicana de alta calidad y que su país y ciudadanos podían beneficiarse de una expansión de este tipo de turismo consumidor. Hablaba de que las naciones poderosas años atrás habían “obligado” a países como el suyo a prohibir una sustancia consumida por gran parte de su población y ahora, éstos eran los primeros en levantar esa prohibición, además de no parecer ver con malos ojos la gran creación de muchos negocios lucrativos para todas las partes. El Ministro pedía un guiño a todas las instituciones y solicitaba poner las bases de una gran industria con la marihuana como bandera en Jamaica. Bien encaminado.

También hace poco leíamos de que el turismo de consumo “cannabico” pronto pondría su primer crucero vacacional a las ordenes de esta nueva industria. Saldría desde EEUU y recorrería el Caribe.

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Bus turismo cannabis

Otra industria del consumo de cannabis esta en la investigación, y ahí es Israel el país que parece estar en las primeras posiciones de salida, Canadá y EEUU también son grandes valedores. Cuando el consumo es legal, en este caso israelí solo el medicinal, la investigación relacionada con ese consumo también es una punta de lanza. Las industrias en I+D en aparatos de consumo como vaporizadores es otro subsector de la industria del cannabis que está en auge. La regularidad en las cualidades de la marihuana, y por tanto en investigación en su cultivo, también es otra máxima para las empresas médicas y consumidores, y donde se necesita una investigación muy cualificada.

El consumo del cannabis en sí ya es un apartado generador de industria. En sus muchas cuestiones, el consumo de marihuana no va a dejar de existir, como a su vez el de otras sustancias como el alcohol, por lo tanto debemos poner las normas y regulaciones correctas para que todos los usuarios podamos tener unas mínimas garantías de consumo y de suministro.

Si unos deciden asociarse en un club, deben tener la posibilidad regulatoria de acceder a esa posibilidad y poder acceder a ese derecho. Si por el contrario, otros desean acudir a un establecimiento o dispensario para poder informarse y adquirir un tipo de variedad de cannabis, también deben poder hacerlo con garantía. Y, también deberían crearse locales de consumo donde poder ir a consumir sin pensar en crear molestias a otras personas. Una sociedad debe ser respetuosa con sus conciudadanos que no tiene los mismos gustos o aficiones y por eso, se deben poner los mecanismos legales para una perfecta implantación de estos negocios.

No entenderíamos que si una persona quiere tomarse o comprar un vino solo pudiera ir a club de cata o sociedad gastronómica, por lo tanto, tampoco entendemos que si una persona quiere comprar o consumir marihuana solo tenga la opción de un club o asociación de cannabis. Igual que existen bodegas y tiendas especializadas de venta de alcohol junto a bares, pubs o restaurantes para consumirlo, deberían existir dispensarios de marihuana a la vez que clubes de cannabis privados junto a “coffeeshops” o asociaciones de consumo.

Una nueva industria legal esta creciendo a los largo del mundo. No nos referimos a su cultivo o estudio, nos referimos a su consumo y abastecimiento. Por Mac

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