El expresidente colombiano propone romper con el “falso dilema” entre prohibir o legalizar drogas.
El esmandatario propone romper con el “falso dilema” entre la prohibición y la legalización de las drogas en un libro que acaba de publicar en España y en el que llama la atención acerca el auge de las drogas sintéticas o de laboratorio.
‘Drogas, prohibición o legalización’ es la obra en la que Samper señala la “descriminalización” como el “punto medio” en el tratamiento de las drogas y rechaza cualquier postura “fundamentalista”.
En una entrevista con Efe Samper evoca la lucha contra las drogas, cuyo comienzo fija en una campaña de Gran Bretaña contra el opio en 1912 y que, tras un siglo, ha demostrado que “el prohibicionismo no ha funcionado. Hay que cambiar el chip”, como lo indica, además, que haya trescientos millones de consumidores de drogas en todo el mundo.
La estrategia de erradicación de cultivos, apunta en su libro Samper, resulta más cara que invertir en prevención, aparte de causar daños medioambientales. Pero el prohibicionismo es la política que impulsa Estados Unidos desde la Presidencia de Richard Nixon de finales de los 60 y que ahora secundan también países musulmanes y, en Europa, los antiguos comunistas, añade.
Samper asegura que no todas las drogas son iguales y que a la hora de afrontarlas hay que aplicar “selectividad”, en especial con la marihuana. “Nadie se ha muerto nunca de una sobredosis de marihuana”, señala el expresidente colombiano, quien recuerda que en EE. UU. se consume el sesenta por ciento de la marihuana del mundo y en veinte de sus estados se usa con efectos terapéuticos.
Así, sacar a la marihuana de la lista de drogas prohibidas reduciría el problema sustancialmente, según Samper, quien aprecia la iniciativa del Gobierno uruguayo de legalizar su consumo. Es uno de los pasos que percibe en América Latina sobre el nuevo enfoque al problema de las drogas, en el que sitúa también al presidente guatemalteco Otto Pérez Molina y al colombiano Juan Manuel Santos, quienes han planteado una eventual despenalización controlada, y al boliviano Evo Morales y su defensa del consumo tradicional de la hoja de coca.
“Se ve un cambio en el viejo paradigma”, afirma Samper, quien durante su etapa como presidente no adoptó medida alguna porque entonces “el debate no estaba maduro. Lo ha ido haciendo en los últimos años”.
Samper recuerda que en Colombia “nos hemos jugado la piel durante cincuenta años” con la influencia de los narcotraficantes en las estructuras del Estado y sus conexiones con la guerrilla y los paramilitares. Tras el desmantelamiento de los grandes carteles de Cali y Medellín ahora hay una multiplicación de pequeñas redes, mientras que el tráfico a gran escala se da en la frontera de México con EE.UU y se desplaza hacia Centroamérica, en especial a Guatemala, Honduras y El Salvador.
El exmandatario ve ahí un riesgo, dado que los países centroamericanos carecen, en su opinión, de estructuras y recursos institucionales adecuados para luchar contra el narcotráfico. Por eso aboga por un “plan Marshall” para Centroamérica que permita “fortalecer los mecanismos de respuesta” al narcotráfico.
En desacuerdo con la idea de legalizar – “eso lo dicen los ingenuos” -, Samper señala que los cambios surgen desde comunidades locales y crecen, como ya ha ocurrido en este tema en EE. UU. y en otros como la lucha contra la segregación racial y por la aplicación de las medidas contra el cambio climático adoptadas en Kyoto.
“Con la droga podría ser igual”, dice el expresidente, que advierte de que el treinta por ciento del mercado de las drogas lo ocupan ya las sintéticas, con el descenso de las basadas en cultivos vegetales.
Samper vaticina que un impulso a la despenalización de ese tipo de drogas podría venir de los laboratorios farmacéuticos, que producen los componentes químicos para algunas sustancias como las anfetaminas y la metadona, “que están en el límite entre las drogas terapéuticas y las psicotrópicas”.
Fuente Eltiempo