¿Sabes qué es mejor que vivir en un pueblo donde solo reina la paz y armonía? Que ese, además, sea un pueblo cannábico.
Si esto te parece correcto, hay una noticia que te hará celebrar: vivir en un pueblo cannábico podría ser posible en poco tiempo.
Por lo menos así lo asegura France24 al contar la historia de Tetecala, el terruño que busca ser el primer pueblo cannábico de Latinoamérica.
Es que campesinos del estado de Morelos, al sur de México, quieren convertir sus sembradíos de caña y arroz en cultivos de marihuana.
Con esto buscan detonar el desarrollo de su pueblo, al grado de convertirlo en un polo de turismo alrededor del cannabis.
“Hace como 10 años, como puro relajo, cuando alguien te preguntaba ‘¿Qué vas a sembrar?’, uno contestaba ‘Voy a sembrar marihuana’”, dice entre carcajadas Cándido Millán, porque se supone que en otros estados funcionaba.
“Ahorita ya… ¡Ya no va a ser un decir!“, asegura confiado y entusiasmado el octagenario campesino al tiempo que limpia de hierba el terreno donde va a sembrar sus hortalizas.
Don Cándido y otros 14 agricultores del municipio de Tetecala esperan la autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para poder sembrar marihuana de manera legal y así potenciar el desarrollo de su pueblo.
Los campesinos de este pueblo cannábico están guiados por Alejandro Vello, médico y presidente de la asociación Pueblos Unidos del Sur de Morelos.
Juntos, quieren aprovechar el fallo de la Suprema Corte de Justicia mexicana que declaró inconstitucional –a finales de junio pasado– los artículos de una ley que prohibía el uso lúdico de la marihuana.
Un pueblo cannábico con todas las de la ley
Dicha sentencia del tribunal constitucional simplemente anula la prohibición del consumo recreativo de la sustancia.
También instruye a la Cofepris a emitir las licencias para tal fin, pero no establece ningún criterio respecto de la siembra, la comercialización y la distribución de marihuana.
Esas etapas del proceso productivo sí estaban contempladas en una iniciativa de ley que ya había sido aprobada por el Senado de la República.
Que se terminó frustrando al pasar a la Cámara de Diputados para su ratificación, ya que fue devuelta con modificaciones, quedó atorada y finalmente no se concretó su aprobación final.
Vello y los campesinos de Tetecala están al tanto de ello y decidieron anticiparse y “meter un gol tempranero”.
Incluso –advierte Vello– si les niegan las licencias de siembra, apelarán directamente en la Suprema Corte de Justicia para poder echar a andar el pueblo cannábico.
El médico y activista asegura que durante décadas los distintos gobiernos no han impulsado el desarrollo de su municipio y es momento de que el pueblo crezca.
Según cuentan, es por ello que vieron en la marihuana “la oportunidad de hacer que Tetecala sea punta de lanza y sea, pues bueno, primero habíamos dicho el primer pueblo cannábico de México, después nos dimos cuenta de que sería de todo Latinoamérica”.
“Lo que buscamos es ser el segundo lugar más visitado del mundo en cuestión de marihuana, únicamente después de Ámsterdam”, apostaron.
Cándido Millán, sin embargo, prefiere ir poco a poco.
Dice que aunque siembre marihuana, no va a dejar de cultivar los productos tradicionales que se han trabajado por generaciones, la caña de azúcar, el jitomate y el arroz, entre otros.
“Mi modo de ver lo de la marihuana es que se trata de una pequeña ayuda al bolsillo, pues no pienso sembrar toda la parcela, si parece que, para empezar, con una tarea (628 metros) que se sembrara es más que suficiente”.
“Yo me voy a dedicar nada más a lo mío, sembrar y cultivarla y cosecharla… y ahí está, yo no puedo de otro modo, vaya”, aclara.
Pueblo cannábico que recibe al turismo
La idea de este pueblo cannábico no es solo cultivar marihuana para buscar su rentabilidad sino que también apuestan a la llegada de turismo de nicho.
Uno de los impulsores de esto es José Velázquez, de 80 años de edad pero fuerte como un roble.
Este cultivador piensa más allá y está decidido a –en su momento y cuando lo autoricen– procesar la planta para elaborar productos medicinales.
“Nosotros queremos procesarla. Nosotros no vamos a vender sin que sea procesada por las manos de nosotros los productores, esa es la idea primordial que tenemos el grupo que vamos a trabajar la cannabis”.
“Y para que tampoco se caiga en vendérselo a los intermediarios, sino nosotros procesarla y sacar lo que más se pueda de la cannabis”, asegura este habitante del pueblo cannábico.
De hecho, los agricultores de este pueblo cannábico ya están tomando talleres para cultivar la marihuana.
Alejandro Vello está consciente de que en muchas partes de México se siembra maría desde hace años, pero de manera clandestina o, por lo menos, ilegal.
Y es ahí donde él ve el factor de oportunidad: convertir a Tetecala en el primer pueblo de siembra legal de cannabis.
“Nosotros al atraer turismo vamos a generar derrama económica de todos los comerciantes y todas las personas profesionistas que radican aquí en el pueblo, y también al beneficiar la economía directa de las personas que se dedican a la siembra de la marihuana, tanto de los ejidatarios (dueño de la parcela) como de los campesinos y peones que trabajen”, explica.
El proyecto de este pueblo cannábico no solo pasa por el dinero para beneficio de cada campesino en particular.
Al revés, el pueblo cannábico de Tetecala también ve a la marihuana como idea de negocio comunitario.
Una cosa tienen clara tanto Alejandro Vello como José Velázquez, Cándido Millán y el resto de los campesinos: la intención es generar un beneficio comunitario y que la riqueza que se llegue a generar no se concentre en sólo unas manos.
Tal como pasa, según dicen, con los negocios alrededor del cannabis que ya está emprendiendo el expresidente de México Vicente Fox con su empresa Paradise.
“Lo que queremos es crear una cooperativa campesina de aquí del pueblo de Tetecala, en la que por ejemplo si somos 10, 20 personas las que se dedican a la siembra, si tú produces 1.000 kilos y yo produzco un kilo, se pague de manera equitativa”.
Pero insiste en su idea de no quedarse sólo en la cooperativa de siembra sino en ser un referente nacional e internacional, aunque se trata de un pequeño pueblo cannábico.
“La misma gente va a buscar, por el simple prejuicio de ver un sembradío de marihuana –porque lo hemos visto en la tele, lo hemos visto en las noticias, pero poca gente es la que lo hemos visto de manera presencial–, entonces la misma gente lo va a buscar”.
“Por ejemplo cuando tú vas a probar el tequila en Tequila, Jalisco, o tú vas a la ruta del vino en Baja California o en Querétaro, la gente va a buscar la ruta de la marihuana y nosotros se las vamos a dar”.
El entusiasmo de Vello es compartido por don José Velázquez, quien confiesa estar “muy emocionado, todos estamos muy contentos porque es posible que logremos cosas buenas para nuestro pueblo, para nuestro ejido, para nuestra gente, ¡para todo mundo aquí, pues!”.