Para combatir el cáncer se necesitan la muerte de las células tumorales, el cannabis ayuda con su reciclaje.
Los científicos han descubierto un componente que puede hacer que las células cancerígenas se destruyan ellas mismas. Ese componente es el psicoactivo cannabinoide THC que encontramos en la planta del cannabis.
El procedimiento que utiliza este fitocannabinoide es la autofagia, proceso por el cual la célula se autoinduce su propio suicidio o muerte. Al científico descubridor de de este mecanismo que hace que la misma célula se recicle desde su interior se le concedió el Premio Nobel de Medicina 2016.
Ahora el mismo equipo de científicos internacionales que lo descubrieron han descubierto que el tetrahidrocannabinol (THC) pone en marcha la autofagia que hace que esas células tumorales se suiciden.
La autofagia le sirve a las células para renovar sus componentes, aunque en el proceso de esa renovación puede acabar de formas distintas, tener éxito o morir, según cuál sea la causa que la desencadene. Si es por la falta de nutrientes, normalmente no hay problemas. La célula quema sus propios componentes proporcionando así al organismo la energía que precisa. Es como la reacción para poder tener una subida de energía en una situación de ayuno.
El tema cambiaría cuando, en vez de por ausencia de alimentos, la autofagia se produce por suministro de tetrahidrocannabinol. Con este cannabinoide de la marihuana, se refuerza la versión destructiva, en la que la célula se auto degrada y, finalmente, muere. Se destruye en su totalidad
Ambas investigaciones se han realizado con cultivos de células con un tumor cerebral muy grave. Las observaciones sirvieron para confirmar que se puede “contribuir a sentar las bases para el desarrollo de nuevas terapias antitumorales basadas en la activación de la muerte a través de la autofagia”, dijo el científico español Guillermo Velasco, uno de los investigadores del equipo. “Estas observaciones pueden contribuir a sentar las bases para el desarrollo de nuevas terapias antitumorales basadas en la activación de la muerte a través de la autofagia” añadió.
En la investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Investigaciones Sanitarias San Carlos, también participó el Instituto de Química Avanzada de Cataluña, el Instituto de Biofísica (UPV/EHU-CSIC), la Universidad del País Vasco, el Danish Cáncer Society Research Center (Dinamarca), Newcastle University (Reino Unido), el Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC), Sunderland University (Reino Unido), el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (Japón) y el CIBERNED.
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