Argentina.- Por Juan Manuel Herbella.-
Contradicciones. En este punto surge una contradicción ya que aparentemente, citando textuales palabras de Rafael Bielsa, flamante titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar): “La Corte dijo en el caso Arriola que la tenencia para uso personal de determinada cantidad de marihuana no es punible y el Poder Ejecutivo está obligado a que se coordine el derecho legal con el jurisdiccional”. Si el consumo personal para el ciudadano no es punible y el deportista primero es ciudadano y luego futbolista, ¿cómo lo sancionamos por algo que el estado permite y que no le genera ninguna ventaja deportiva?
Es teniendo en cuenta esta situación quela FIFA, en el año 2007, liberó a las respectivas federaciones en el manejo de las sanciones por consumos de drogas sociales. El criterio de violentar el espíritu deportivo es bastante subjetivo, dependiendo del país: no es igual la visión de algunos países europeos donde el consumo de marihuana está despenalizado, que la de los países de creencias musulmanas de África y Asia, donde el consumo de drogas psicotrópicas es un delito grave.
A mi criterio, el deporte debe ser un ámbito libre de drogas, pero la forma de combatirlo no va de la mano de la exclusión y la sanción, sino que se requiere de más y mejor educación. Para el infractor no es saludable ser marginado, por el contrario, debería brindársele la contención que el caso requiera. El futbolista, en la mayoría de los casos, no es un adicto; es simplemente un individuo inserto en una sociedad que camina hacia la despenalización del consumo de cannabis. Esta cercanía al porro, sumada a la falta de información sobre efectos adversos (ya mencionados) y alcances de la droga (su afinidad por el tejido adiposo enlentece la eliminación, generando resultados positivos de detección, muchas horas después de su ingesta), contribuye a incrementar la lista de jugadores suspendidos.
¿Qué alternativas existen frente a la suspensión? Continuar jugando bajo una “tutela sanitaria” con controles periódicos y sorpresivos, educación sobre los problemas que acarrea el consumo de drogas (para que el futbolista pueda transformarse en un transmisor de pautas saludables en su comunidad) y la advertencia de que ante una recidiva será sometido al castigo como reincidente (símil condena judicial en suspenso), podría ser una de las variantes válidas.
Al fin de cuentas, sólo tengo claro dos puntos al respecto: fumar marihuana es perjudicial para la salud y, también, para el rendimiento del deportista, pero si el estado va camino de despenalizar su consumo, suspender futbolistas sólo traerá aparejado mayores casos de depresión y de adicción, al momento del retiro.
Por Juan Manuel Herbella, Médico, periodista y ex futbolista
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