Un neoyorquino, de origen colombiano y con negocios de carbón en Cundinamarca, quiere ser el primero en fabricar medicamentos legales derivados del cannabis en el país. ¿Lo logrará?
El que persevera alcanza. De eso está convencido John Campo, un comisionista de bolsa estadounidense de padres barranquilleros, que habla español, pero a quien se le traba la lengua con las palabras de difícil pronunciación. Lo que si no se le enreda es su idea de hacer negocios en el país, donde no solo quiere ganar plata, sino también innovar.
Primero intentó meterse en flores, pero no le dio resultado; después se dio cuenta de que el negocio estaba en el carbón, mineral que en 2011 andaba en pleno boom en Colombia y con precios al alza. Conoció a un ingeniero que ya tenía varios títulos mineros en el país y se asoció con él para explotar la mina La Tabaquera en Guaduas, Cundinamarca.
Lo que hizo fue usar una empresa que él había creado y que tenía inscrita en el mercado OTC (Over The Counter) en Estados Unidos y realizó lo que técnicamente se conoce como un reverse merger (fusión en reversa), mediante la cual una empresa compra otra que está en Bolsa para evitar el trámite de listarse en el mercado de valores. La nueva compañía dedicada al carbón en el país, con oficinas en Guaduas y listada en Wall Street se llamó New Colombia Resources.
Mientras la mina de carbón metalúrgico pasa de la exploración a la venta, Campo empezó a buscar otros negocios que pudiera atar a su empresa. Así se metió al cultivo de palma de aceite, asociándose con unos inversionistas malayos, con los cuales importó una semilla que saca la palma en menos tiempo de lo que normalmente toma. Sembró 2.600 árboles en María la Baja, Bolívar, y está esperando los resultados. También se metió en café, pero ese negocio no prosperó y su más reciente emprendimiento está en la fabricación en el país de medicamentos a base de marihuana.
La idea viene de su trabajo como comisionista, pues allí negoció y se asoció con los laboratorios de productos derivados de marihuana, cuyas acciones han demostrado una alta rentabilidad y están disparadas desde enero de este año, cuando se legalizó el uso recreativo del cannabis en dos estados de Estados Unidos.
“En 2009, cuando empecé a hablar del tema con amigos acá en Colombia, no había ni siquiera la posibilidad y además estábamos en pleno gobierno Uribe, ahora las cosas han cambiado e internacionalmente el tema es más aceptado”, explica Campo, quien sin embargo ha venido transformando su idea tras reunirse con abogados y especialistas nacionales.
Inicialmente quería pedir los permisos para cultivar la marihuana, buscar las mejores variedades y transformarlas en medicamentos para enfermedades como el cáncer o la artritis, cuya eficacia terapéutica ya se ha probado. No obstante, el hecho de cultivar vuelve casi imposible una autorización conjunta de Estupefacientes y del ICA, así que ahora su plan consiste en importar el aceite o sirope que se saca de la marihuana y cuya extracción realiza legalmente la Universidad de Mississippi, pues cuenta con permiso federal.
“Tan pronto ellos me certifiquen que puedo comprar esa materia prima para traerla a Colombia, voy a solicitar el permiso del Invima y hacer lo mismo que hacen con la Coca-Cola, pues su base o fórmula secreta se importa y acá se transforma en la gaseosa”, agrega.
Su plan es trabajar con el laboratorio paisa Farmatech, que maquilaría los productos para New Colombia Resources e inicialmente serían medicinas de uso tópico, en especial para cáncer de piel, utilizando los parámetros de la FDA, la agencia de alimentos y drogas de Estados Unidos, pues el objetivo final es exportar los medicamentos.
Tema de patentes
¿Y para qué dar tanta vuelta si ya en Estados Unidos se cultiva y se puede hacer el procesamiento para convertir el cannabis en medicina? La respuesta de Campo es que hacer la parte de manufactura en laboratorio sale más barata en Colombia y además ve una posibilidad de negocios en la legislación estadounidense. “Hay discordia entre el gobierno Federal, para el cual la marihuana es ilegal, y los más de 22 estados que han aprobado su uso medicinal. Eso facilita que se puedan sacar patentes internacionales antes que las empresas estadounidenses, pues ellas solo tienen autorización en algunos estados. Cuando ya el gobierno federal busque cómo regular el tema, nosotros los colombianos ya tendríamos las patentes”, enfatiza.
Su nueva idea de negocio coincide con el proyecto que radicó el senador Juan Manuel Galán en la Comisión Primera para permitir el uso medicinal de la marihuana en el país. Aunque la propuesta tuvo el rechazo inmediato de la Iglesia, cuenta con el apoyo de varios partidos políticos y de congresistas opositores como José Obdulio Gaviria, del Centro Democrático, quien en una conferencia virtual organizada por El Tiempo expresó su apoyo a la idea.
Como este proyecto de ley modificaría el artículo 49 de la Constitución, que se refiere a la garantía de acceso a los servicios que ayuden a la promoción, protección y recuperación de la salud, esta Ley requerirá ocho debates en el Congreso. Sin embargo, sus promotores primero quieren hacer foros y ambientar el tema antes de iniciar su proceso legislativo. Con este, se permitiría el cultivo, la investigación y la producción de medicinas derivadas de la marihuana, tal como lo quiere hacer New Colombia Resources.
Campo sabe que no será rápido y que la Ley es fundamental para su negocio, pero a sus 43 años dice tener tiempo para esperar a que Colombia entre en el mismo parámetro legal que frente a la marihuana aplican cada vez más países. Así como también tiene tiempo para esperar a que sus envíos de carbón desde Guaduas no se tengan que ir en camiones, como lo deberá hacer inicialmente, sino por el río Magdalena. “Cuando todo eso arranque, yo voy a ser el primero en estar ahí”, dice en perfecto español y con acento costeño. Fuente Dinero