He aquí la mayor ironía de las elecciones legislativas del 4 de noviembre: el gobierno de Estados Unidos continuará exigiendo que México, Colombia y otros países combatan el tráfico de marihuana como parte de su “guerra contra las drogas”, mientras que los votantes de Washington DC acaban de aprobar la legalización de esa droga en la propia capital estadounidense.
Bajo una iniciativa que fue aprobada por los votantes de Washington DC en las elecciones legislativas, los residentes mayores de 21 años podrán poseer dos onzas de marihuana y cultivar hasta seis plantas para el consumo recreativo fuera de los terrenos federales. La medida estará sujeta a la aprobación del Congreso, que según muchos podría dar su visto bueno.
Simultáneamente, los votantes de Oregon y Alaska aprobaron enmiendas mucho más fuertes de legalización de la marihuana. Al igual que lo hicieron hace dos años Colorado y el estado de Washington, Oregon y Alaska aprobaron crear un mercado legal de la marihuana recreativa.
Florida fue el único estado donde se derrotó una enmienda sobre la marihuana, pero sólo porque consiguió el 58 por ciento de los votos, en lugar del 60 por ciento que requiere la ley estatal para su aprobación. Muchos votantes de la Florida rechazaron la iniciativa, que proponía permitir la marihuana de uso medicinal, con el argumento de que la propuesta estaba redactada de una manera demasiado vaga, y que podría haber permitido el uso de marihuana para casos tan simples como un resfrío o dolor de cabeza.
Pero el valor simbólico del hecho de que los residentes de la capital del país aprueban el uso recreativo del cannabis, y el hecho de que el 54 por ciento de los estadounidenses apoyan la legalización de la marihuana, según una reciente encuesta del Pew Center, planteará un serio desafío a la política exterior estadounidense, tanto para el presidente Obama como para los republicanos que controlarán el Congreso.
¿Con qué cara pedirán los funcionarios de Estados Unidos a México, Colombia y otros países que sigan combatiendo la marihuana cuando esa sustancia pronto podría ser fumada legalmente en la capital de Estados Unidos?, se preguntan muchos funcionarios latinoamericanos.
José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos, me dijo que el voto de legalización de la marihuana en Washington DC “acelerará el proceso de debate sobre la legalización de la marihuana en América Latina”.
Agregó que en los países a los que Estados Unidos les pide erradicar la marihuana, “la pregunta lógica es qué sentido tiene seguir luchando contra la marihuana en momentos en que cinco estados de Estados Unidos ya han legalizado la marihuana recreativa, y más de otros 20 ya han aprobado algún tipo de marihuana para uso médico”.
Uruguay se ha convertido recientemente en el primer país del mundo en legalizar no sólo el consumo, sino también la producción y distribución de la droga por parte del gobierno, mientras que Guatemala, Colombia y varios otros están considerando la despenalización, o un debate serio sobre la legalización.
“La importancia simbólica de la votación del martes es enorme, porque Washington DC no es sólo la capital de Estados Unidos, sino que también ha sido la capital de la guerra global contra las drogas”, dice John Walsh, un experto de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), un centro de estudios no gubernamental que apoya la legalización. “Ahora, uno de los pilares de la guerra contra las drogas se ha derrumbado”.
Walsh agregó que no cree que el próximo Congreso controlado por los republicanos aniquile la medida aprobada en Washington DC. “Ya sea porque están a favor de la legalización o porque están a favor de los derechos estatales y de la autonomía local, hay un apoyo mayúsculo en ambos partidos para seguir adelante con la legalización”, dijo.
Mi opinión: No me gustaría estar en el lugar del zar antidrogas de la Casa Blanca. Independientemente de lo cada uno piense sobre la legalización de la marihuana, yo estoy a favor, siempre que vaya de la mano de campañas públicas para advertir a la población sobre los riesgos del consumo de la droga, y que se usen los fondos que se ahorren para financiar programas de prevención y tratamiento de drogas más duras, es difícil imaginar qué dirán los funcionarios antidrogas de Estados Unidos tras la legalización de la marihuana en Washington DC.
Hasta hace poco, los funcionarios estadounidenses podían argumentar que Colorado y el estado de Washington eran experimentos aislados. Pero ese argumento se agotó el 4 de noviembre. Tal vez sea hora de que se concentren en cambiar las políticas antidrogas de Estados Unidos, y se enfoquen en el combate contra las drogas más duras. Por Andres Oppenheimer Fuente