Marihuana, ¿alguien da más?

Los miles de millones de euros o dólares que van a las arcas del narcotráfico ilegal del cannabis,  podrían encauzarse hacia otro destino, la industria legal con todo lo que conlleva. Miles de puestos de trabajo que se generarían, riqueza repartida entre los miles de negocios que se podrían crear a su sombra y  los millones en impuestos que se recaudarían. ¿Alguien da más?

Estas últimas semanas están escuchándose voces de personas muy importantes e influyentes en el ámbito mundial, desde exmandatarios presidenciales a ilustres de la cultura mundial, y todos ellos están pidiendo un cambio en el tratamiento con todo eso que se ha llamado “la guerra contra las drogas”. El cannabis, aunque natural, también es una droga y por lo tanto también está metido en el saco de las nuevas reivindicaciones de estos  influyentes hombres. Desde que el señor Nixon allá por los principios de los setenta, abriera la cacería gubernamental contra todo lo que significa narcotráfico, el mundo no ha dejado de invertir miles y miles de millones de euros/dólares  en una guerra que “visto lo visto” no ha servido para nada; los narcotraficantes cada vez son mas poderosos, los consumidores en alza y  miles y miles de millones gastados sin dar resultados positivos.

Con cuarenta años tenemos bastante, puede haber otras formas de legislar estos temas tan delicados y  ya se han vivido hechos parecidos a esta “encrucijada narcótica”, sírvase el ejemplo de la “ley seca Norteamérica” y lo que duró. Por cierto, en ése caso, la legalización del alcohol aun sigue hasta nuestros días, ¿quiere decir que funcionó mejor la legalización  que la prohibición del alcohol? Buena pregunta.

Podemos hablar de grandes industrias del alcohol (miles y miles de puestos de trabajo), de millones y millones en impuestos directos e indirectos y una cantidad inimaginable de negocios a la vera de este “líquido tan satanizado”. Hablo de éste líquido con esa palabra tan infernal, puesto que  siempre se le ha echado la culpa de los males que el ser humano ha realizado bajo sus efectos y él no es el culpable, el único culpable es ése ser de dos piernas, que no ha sabido medir las derivaciones etílicas del caldo con graduación. No voy  a recordar todo lo que supone y deriva en la sociedad occidental y sus costumbres el alcohol, aquí la mayoría, seguro que no está por su ilegalización.

Evidentemente, pienso así, por lo que aplico la misma lectura con ésta otra sustancia llamada marihuana o cannabis.

Por una líneas, imaginaros su legalización ya enquistada en nuestra sociedad, miles de negocios para su cultivo, cientos de empresas en su producción, miles de personas trabajando en la “industria cannabica”  (pensar en los miles de negocios que rozan el alcohol en cualquiera de sus modalidades) y sobre todo y mas importante, nadie en la cárcel por su consumo (te imaginas estar en la cárcel por tomarte un gin–tonic o dos).

No crucifiquemos al cannabis porque nos embriaga, atajemos al que quiere vender a toda costa sin pagar impuestos o narcotraficar, al que no cumple  con unas mínimas normas cívicas y legales, al que sabiendo de su efectos maliciosos entre los más jóvenes  la promueve entre ellos, al que escudándose en sus efectos daña o hiere al semejante o mal actúa,  y a todo individuo que  no cumpla con las normas establecidas para dicho fin.

En mi opinión y a quedado clara, no es ni el cannabis ni el alcohol las sustancias que se deben criminalizar, son a las personas que hacen mal uso de ellas y que se excusan en dichas sustancias para eximirse de sus malos actos

Por culpa de todos ésos  tipos de personajes y algunos más, posiblemente aun no esta legalizada, pero calma, no queda más remedio que su legalización, no se puede nadar contra corriente.