¿El mejor hachís del mundo? Que bien suenan los tambores de Ketama y que buen resultado produce ese sonido. Si queremos escucharlo y posteriormente saborear su resultado, habrá que acercarse por Marruecos.
Con toda nuestra cosecha ya guardada en los botes y completando el proceso de un buen curado, seguramente llevemos semanas disfrutando de los cogollos que tanto trabajo, dedicación y algún que otro imprevisto que nos ha costado para conseguirlo. Ahora toca simplemente decidir que variedad se fuma en cada momento.
Pero siempre puedes ir más allá y como dijo Lavoisier “la materia ni se crea ni se destruye, se transforma”. Se pueden transformar los cogollos en un delicioso hachís, una transformación que se lleva haciendo en algunas culturas y países como Nepal, Pakistán o Marruecos desde tiempos remotos.
Esta en una de las mejores maneras para aprovechar los sobrantes de la cosecha, como los restos de la manicura y los cogollitos más pequeños y aireados. Cuanto mayor sea la calidad y la cantidad de resina que contenga la hierba que usemos, mucho mejor será nuestro hachís, costo, polen, chocolate o como prefieras llamarlo. Recuerda que no destruirás tus cogollos, sino que los transformarás en una rica plastilina de cannabis.
Marruecos un paraíso para los amantes del buen cannabis: kif
Marruecos se independizó de Francia en 1956. Ha sido este año 2021, cuando por primera vez en su historia el parlamento del reino aprobó un proyecto de ley encaminado a legalizar la producción y comercio de cannabis para uso medicinal e industrial.
Al cannabis en Marruecos se le llama localmente kif, los españoles con larga tradición con este país por su cercanía como vecinos del norte, también le llaman al polvo de hachís de esa variedad local kif o kifi. En Marruecos esta variedad autóctona de la planta, cepa muy resistente a la falta de agua manteniendo sus propiedades psicoactivas, es una landrace originaria que aunque en los últimos años se han cultivado muchas variedades potentes traídas de Europa, su demanda se ha mantenido y en la actualidad vuelve a resurgir.
Esta cepa de cannabis denominada kifi o kif beldía es exclusiva de las montañas del Rif. En esta zona montañosa marroquí del norte de África, se encuentra el valle y región de Ketama, cuna de uno de los mejores hachís del mundo y donde esta variedad se hizo conocida.
En los últimos años, variedades que han llegado desde países europeos se han mezclado con las variedades locales y en la actualidad, existe una vuelta a la demanda de kif marroquí que hace que se recupere fuertemente este cultivo de plantas locales.
Una pequeña historia del cannabis en Marruecos
Sería durante el siglo VII cuando en el Magreb los primero árabes se instalaron en la región del Rif y también en la actual región de Alhucemas-Tánger-Tetuán. Con estos nuevos pobladores comenzaron los cultivos de la planta del cannabis en sus valles y montañas.
Siglos después, a finales del siglo XIX y durante el imperio jerifano, se estudiaron a las tribus de esta región del Rif y su empleo especializado en el cultivo y producción del cannabis. En esta época, el cannabis rifeño se conocía muy bien y era normal que fuese mezclado con tabaco, para posteriormente consumirlo en una pipa de fumar tradicional llamada sebsi.
Durante los años del sultanato de Hasan I, (1890) se crearon regulaciones estrictas la producción y posterior establecimiento del comercio del cannabis. Aunque a las tribus nómadas o aduares establecidas por esta región, y que originariamente lo producían, tenían permitida el cultivo de kif como forma de pacificar la conflictiva región.
Posteriormente, cuando la España colonial estableció el protectorado en el Rif, se otorgaron concesiones a algunas tribus para el cultivo de la planta para acomodar a los rifeños y que no se rebelasen. Posteriormente estas tribus lucharían contra España uniéndose al líder de las revueltas Abd el-Krim fundando la breve República del Rif y que duró cinco años(1921-1926). En esta época bajo el liderato de Abd el-Krim se prohibió el cannabis y su producción por ser considerado contrario a los preceptos del islam.
En los años sesenta, la cultura del cannabis en el Rif volvió con fuerza gracias a los turistas y hippies que trajeron del Líbano sus técnicas para hacer hachís, y la maximización de las producciones; anteriormente éstas y su consumo era muy local, dándose inicio a la “industrialización del kif o kifi“
Sería en el 2003 cuando se llegó al máximo de producción de cannabis en el Reino de Marruecos. La UNODC en su estudios contabilizó hasta 135. 000 hectáreas dedicadas a esta cultivo y estimó unas 3.000 toneladas de producción de hachís. El Gobierno marroquí optó por políticas de erradicación durante esos años.
A finales del 2020, cuando se eliminó el cannabis de la lista de drogas peligrosas fue cuando el ejecutivo marroquí creó un marco legal para la producción y comercio de la planta para uso medicinal e industrial. Su uso recreativo sigue siendo ilegal en el país.
Esta nuevo cambio de actuar del gobierno de Marruecos con la producción y su comercio, después de que el organismo internacional se pronunciase, tiene el objetivo de crear oportunidades y mejorar la vida de los agricultores de la región, además de protegerlos del mercado ilegal
Los tambores de Ketama
Cualquiera que haya tenido la oportunidad de estar en la región de Ketama en Marruecos, quizá tuvo la ocasión de ver las bastas extensiones dedicadas al cultivo de marihuana y que la vista no abarca ver su final. En los fértiles valles a los pies de las montañas de la cordillera de Rif, crecen millones de plantas de marihuana que no hacen muchos años eran variedades índicas compactas y extremadamente resinosas.
Con estas últimas se elaboraban algunos de los hachises más exquisitos del mundo, como los famosos Doble Cero, Ketama Gold o Sputnik.
Muchas familias viven y han vivido de su cultivo y producción
En este paraíso del cultivo de cannabis, donde la elaboración y venta de hachís es el sustento de muchas familias (más o menos un 95% del hachís marroquí se produce en Ketama), es tal cantidad la de plantas de marihuana que se llegan a acumular que tienen que secarlas en fardos amontonadas en los exteriores de las casas o calles de las aldeas. Esto degrada una parte muy importante de THC, y no os podéis imaginar el espacio que se precisa para secar tantas toneladas de plantas.
El sonido de los tambores de Ketama
Uno de los sonidos más espectaculares y cautivadores que se puede escuchar y que devuelve el eco de las montañas del Rif, son los tambores de Ketama.
Constantes, acompasados, una perfecta sinfonía digna de cualquier gran compositor del siglo XVIII, las hábiles manos de los bereberes hacen sonar sus tambores reunidos en grandes grupos, fumando en grandes pipas su tan querido kifi y envueltos en un denso humo.
A partir del mes de Noviembre, una vez con el otoño encima y las temperaturas más bajas, la resina de las plantas se solidifica y se extrae con más facilidad. El método es tan rudimentario como eficaz, colocan unos recipientes con un cedazo que es donde caerá el polen, sobre el colocan la hierba y después lo cubren todo con un plástico. Tan sólo queda con dos palos tocar el tambor en un redoble constante para que comienza a caer el polvo dorado tan codiciado.
La gran mayoría de este hachís termina en los propios pulmones de los marroquíes o en los Coffee-Shops holandeses, siendo muy poco el que cruza el estrecho de Gibraltar, así que muchos posiblemente sólo conocerán esta excelente calidad de oídas.
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Los tambores de mi casa
No hace falta “bajar al moro” si se tiene todo lo necesario y de mejor calidad. Si se cuenta con unos excelentes cogollos y que anteriormente se han secado a oscuras conservándose en mejores condiciones de lo que hacen en Ketama. También en el cuidado de las plantas durante su cultivo y que habrá bastante diferencia, ya que allí por Ketama puede haber de todo.
Se debe adquirir un cedazo o malla de serigrafía, por ejemplo el Hash Shaker que tiene una gran calidad y es muy cómodo. En su conjunto cuenta con una malla de 140 micras, la mejor calidad para extraer un buen Doble Cero que son las glándulas más grandes y puras, una bandeja de cristal para recoger el polen, un plástico con correas para sujetar la caja, y dos palos.
El sistema es idéntico al que usan nuestros vecinos marroquís, si bien los acabados son inmejorables.
Los cogollos que vayamos a usar, sin sobarlos demasiado los metemos un par de horas en el congelador. Esto hará que las glándulas se desprendan con mayor facilidad al mínimo contacto. Posteriormente se colocan sobre nuestras Hash´s Box, cubrimos con el plástico y empezamos a tocar el tambor.
Se recomienda comenzar suavemente para que la primera resina que caiga sean las glándulas más grandes y por lo tanto de mayor calidad. Al cabo de unos minutos, ya veremos una pequeña capa dorada sobre el cristal. Muchos prefieren separar las distintas calidades, así que hay que quitar el cristal y guardar la primera pasada, luego se repite para la segunda, tercera y las que se quieran.
También se puede juntar todo y tener un muy buen hachís, muchos recomiendan de todos modos que se prueben las diferentes calidades.
Con las manos en la masa
Con este polvo dorado, ya tan sólo quedaría amasarlo. El calor y la presión hacen que la resina se derrita y se mezcle. La presión la condensa, aislándola del aire, la luz y evitando que los hongos la puedan atacar.
Lo mejor, más cómodo y rápido, es coger pequeñas piezas e irlas trabajando de una en una. Cuanto más se trabaje, se hará más oscura y se volverá y mejorará en sabor y potencia. Pronto este hachís parecerá un chicle, con una textura gomosa, brillante y que ya se podrá dar la forma que queramos para su conservación.
Con este material producido por los “tambores de Ketama” no hay que quemarlo con posterioridad para hacerse un porro, y como se suele hacer con el hachís de baja calidad, simplemente se debe pellizcar lo que se necesite y deshacerse con los dedos. De esta forma todos los vapores terminarán en los pulmones y no que se los llevará el viento.
Video de la película El Niño: los Tambores de Ketama
En el tráiler de esta película puede escuchar como suenan los tambores de Ketama
3 Responses
Hola, plante una planta en una maceta en el jardin hace 1,5 meses y se empezaron a poner amarillas las hojas, tengo un programa satelital para controlarlo ( Parrot, Flower Power ) y no me ha indicado ninguna alerta de agua, temperatura, fertilizantes y sol
Que puede ser lo que tiene ??
le falta potasio. debes usar guano de cormoran . suerte,