Uruguay.- Llegan de Europa y EE.UU.. Son extranjeros o exiliados. Buscan lucro o servicio público. Pero entre reglamentación y cultivo, fumar libre llevará más de un año de espera.
Apenas uno de cada diez kilos de marihuana que circulan en Uruguay es apresado por la Brigada Antidrogas. Las especulaciones por la legalización del mercado de cultivo, distribución y consumo ya permiten hacer las primeras cuentas de cómo funcionará la cotización del estupefaciente.
Para tener una idea de volumen hasta ayer el Estado había logrado incautar dos toneladas de marihuana.
Hay especulaciones sobre que los traficantes ya hacen acopio para hacer tamblaear el nuevo escenario e impedir los precios que se propone alcanzar el gobierno. Algo es seguro: no van a quedarse de brazos cruzados, mientras el sistema político toma decisiones que pueden afectarles.
“Yo no diría que el mercado va a colapsar. Diría que va a ser un proceso”, dijo Julio Calzada, presidente de la Junta Nacional de Drogas, y líder gubernamental del proyecto. “Primero hay que lograr que los usuarios confién en el sistema de distribución regulado. Progresivamente se le ganará espacio al mercado negro.
Para Calzada es un argumento facilista que los traficantes intervengan el mercado acopiando marihuana.
“Es una posición que tiene poco asediero. No es un producto que se pueda estoquear, porque se degrada”, señaló el jerarca.
El optimismo reina ante la perspectiva de la desregulación. Ya hay todo un concierto de empresarios y activistas que ven en la marihuana un negocio relevante en el marco de la nueva legalidad.
Uno de los tantos estudios jurídicos con clientes en plan de consulta es Tesouro y Asociados, con casa matriz en Punta del Este y sucursal en Montevideo.
El abogado Joaquín Panasco contó al diario El País que el estudio Tesouro publicó un informe en la revista América Economía sobre la despenalización de la marihuana en Uruguay que generó impacto internacional.
Desde entonces tienen varios interesados en buscar oportunidades en este nicho.
Las consultas provienen desde Israel, Holanda, Francia y Estados Unidos. En general son uruguayos radicados allí que quieren poner un pie en el país gracias a la iniciativa de la Administración Mujica.
Panasco resume asi las oportunidades: “Básicamente son dos. La primera, obtener autorización para ser proveedor de marihuana a través de la red de farmacias. La otra, crear clubes de membrecía.
A cambio de una mensualidad, el inversor provee a sus socios de marihuana. Él asume las tareas de cultivo y distribución”, dice.
Actualmente, Tesouro y Asociados ya asesora en forma oficial a cuatro clientes, entre ellos a un portugués y a un uruguayo radicado en España. Hay otros dos eventuales operadores que viven en Uruguay.
El empresario portugués quiere proveer directamente al Estado. El cliente uruguayo radicado en España pretende crear un club de membrecía.
“La opción de venderle al Estado requiere de requisitos como tener una gran capacidad de inversión”, opina el jurista.
Para “tener la suerte de ser elegido” como proveedor no hay demasiada guía aún. El proyecto recién está en las primeras etapas de su reglamentación.
La Asociación de Estudios del Cannabis, una ONG sin fines de lucro, ha nucleado entre cinco y seis grupos que se estañan desarrollando como clubes. Montevideo, Maldonado, Colonia, Salto y Rivera, son los departamentos donde ya hay iniciativas para distribuir y eventualmente cultivar marihuana.
A diferencia de las primeras propuestas aquí no hay fines comerciales, dice Laura Blanco, presidenta de la institución. El modelo que se adquiriría es el español, es decir asociaciones civiles y no empresas. La ONG ya trabaja con grupos de países con experiencia de despenalización. Expertos de Holanda y otros países ya han venido a asesorar sobre sativas, indicas y rudelaris, las tres ramas de plantíos desde las cuales se extrae el insumo principal de la marihuana. En agosto de 2012 se “jugó” en Uruguay una “copa cannábica” con más de 72 especies en exposición.
La base del consumo ya está. Los “sibaritas” -como sus cultores se consideran- ya han sido informados. Ajhora queda pro delante el largo camino de la sustentabilidad. Blanco cree que el límite de 45 integrantes para las membrecías -impuesto por ley- es escaso porque los costos son altos para el mantenimiento de los clubes.
“Hay que tener en cuenta los gastos de infraestructura, de cultivo y de seguridad”, aclara.
En el actual esquema de mercado negro, en Uruguay se consumen unas 20 toneladas de marihuana al año.
Por el momento faltan muchas cosas para definir. De hecho, si la ley se aprobara a fin de mes, hay 120 días para para obtener un acuerdo político para su reglamentación.
Los plazos son largos y los traficantes harán sus jugadas, más allá de lo que piense el Poder Ejecutivo. El cultivo llevará otros 150 días, según Andrés Vaz, de la Asociación de estudios del Cannabis del Uruguay.
Es decir, que la marihuana estatal esté disponible al público llevará un año o más. El hecho caerá nada menos que en medio del debate electoral.
Los presidenciables ya comienzan a tomar posición sobre estos temas. Después de salir de los bretes conservadores del aborto y la relación con Estados Unidos, Tabaré Vázquez -padre de la ley antihumo- ya se manifestó oportunamente a favor de la despenalización de todas las drogas, en especial de la cocaína.
Todos están haciendo sus apuestas. El incipiente sector privado también. Urugrow es una empresa que ya está instalada en plaza mucho antes de que la ley haya sido aprobada.
Ofrece todo lo necesario para cultivar cannabis. En su local de Colonia y Yaguarón vende incubadoras para germinación de plantines, macetas especiales, todo para el futuro agroindustrial de la marihuana. Y también para el amateur, si es que la ley habilita el autocultivo, algo que está sobre la mesa.
Por ahora Urugrow tiene todo en exposición y en lugar de cannabis planta tomate.
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