En el cultivo orgánico de cannabis, los ácidos húmicos son una de las piezas fundamentales. Se trata de moléculas complejas orgánicas formadas por la descomposición de todo tipo de materia orgánica vegetal.
Son unos de los principales componentes de las sustancias húmicas, las cuales son los constituyentes principales del humus.
Influyen directamente en la fertilidad del suelo, ya que inciden en la absorción de nutrientes por parte de las plantas. Además contribuyen a la calidad físico-químicas del mismo. También son precursores de combustibles fósiles.
Cabe destacar que cuando nos referimos a los ácidos húmicos, se suele generalizar en sus dos principales componentes, que son los ácidos húmicos y los ácidos fúlvicos.
Su procedencia puede ser de lo más diversa. Desde turbas, humus de lombriz y restos vegetales, hasta la famosa Leonardita.
Por sus características, los ácidos húmicos de la Leonardita son los de mejor calidad. Son los que más propiedades agronómicas ofrecen. Y también son los más comunes en el mercado.
En general se pueden encontrar de forma más o menos elevada en todos los suelos como consecuencia directa de la descomposición de los vegetales.
Qué es la Leonardita
La Leonardita procede esencialmente de carbones tipo Lignito o “maderas de bosque”. Estos han sido formados hace millones de años.
Estas grandes masas forestales se han visto sometidas a la presión ejercida por una gran cantidad de productos depositados sobre ellos.
Con el calor del subsuelo, estos depósitos sufrieron finalmente un proceso de mineralización, convirtiéndolo en un moneroide vítreo, brillante, ceroso, suave, negro o marrón, y que es fácilmente soluble en soluciones alcalinas.
Por lo tanto se podría definir la Leonardita como la mineralización de árboles, plantas e incluso fauna animal de un ecosistema durante miles o millones de años.
Esto ha provocado bancos o depósitos de estos materiales en los subsuelos de determinadas zonas del mundo. Los depósitos de Leonardita más importantes se encuentran en países como Canadá, Grecia, Turquía y Australia .
Estos ignitos que llevaban en proceso de mineralización unos 80 millones de años y a diversas profundidades del suelo, se vieron sometidos a cataclismos, pliegues y fallas geológicas producidas hace 35 millones de años.
Algunos de estos grandes depósitos emergieron, quedando en la superficie del terreno. Y cambiando los parámetros de presión y calor, por los de humedad y oxigenación.
Estos lignitos que aún no se encontraban del todo mineralizados, pudieron comenzar un proceso de humificación natural hasta conseguir trasformar el 100% de su materia orgánica, en ácidos húmicos de la más alta calidad.
Los ácidos húmicos se obtienen por extracción de la Leonardita principalmente en una solución alcalina de hidróxido potásico. También se pueden extraer con hidróxido sódico.
Se suele usar el hidróxido potásico ya que es un macronutriente esencial para el crecimiento vegetal. En cambio, el hidróxido sódico saliniza los suelos y es menos interesante finalmente.
A nivel europeo, es un producto registrado en REACH, que es el Reglamento relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos.
Pese a que la Leonardita sí se considera por la UE un insumo para la agricultura ecológica, los ácidos húmicos no están recogidos en la lista de productos del Anexo I del Reglamento.
Sin embargo otras reglamentaciones como la de los Estados Unidos sí que los contemplan como un producto apto para la agricultura ecológica.
Son muchos los fabricantes de fertilizantes que ofrecen productos que incluyen ácidos húmicos. Así que cualquiera puede comprobar sus beneficios tanto si cultiva en suelo, como en maceta.
En ocasiones se pueden encontrar ácidos húmidos o ácidos fúlvicos por separado. En este caso cabe destacar que los ácidos húmicos tienen un efecto más continuado y persistente en el suelo.
Los ácido húmicos se usan para mejorar sus propiedades y, sobre todo, para aumentar la capacidad de intercambio catiónico del suelo.
Los ácidos fúlvicos en cambio se utilizan para acciones más rápidas como el enraizado. Pero en cambio, los ácidos fúlvicos no destacan por su capacidad para retener el agua.
¿Qué beneficios aportan los ácidos húmicos en los suelos?
- En terrenos arenosos que tienden a sufrir pérdidas por su poca capacidad de retención de agua, los ácidos húmicos la aumentan considerablemente.
- En suelos arcillosos, en cambio, permiten que las partículas de arcilla se disgreguen. Esto finalmente mejora mucho la aireación del suelo.
- Favorecen el desarrollo de microorganismos beneficiosos. Algunos de ellos como los actinomicetos funcionan como las enzimas, transformando las raíces muertas en nutrientes.
- Poseen una gran capacidad de retención de nutrientes. Su estructura física es capaz de liberar elementos que se encuentran bloqueados.
- Tienen un efecto tampón, por lo que amortiguan y estabilizan tanto el pH de la solución nutritiva, como los excesos por acumulación de sales.
- Funcionan como un quelato natural de elementos como el hierro, el manganeso, el zinc y el cobre, haciéndolos disponibles en cualquier rango de pH.
Y recuerda: Las dos claves para el cultivo de cannabis orgánico
A la hora de cultivar cannabis destinado al consumo terapéutico, nada iguala en calidad a un cultivo orgánico. Sea para su consumo fumada o vaporizada, como para elaborar todo tipo de recetas o cosmética cannábica, cuanto más natural haya sido un cultivo, mejor. En nuestro post de hoy te daremos los 4 consejos clave para que un cultivo orgánico termine en un éxito garantizado de la manera más sencilla posible.
Antes de nada debemos hablar un poco del cultivo orgánico, cultivo ecológico o cultivo biológico. Por definición, se trata de un sistema de cultivo que se basa en la utilización óptima de los recursos naturales. Además no se emplean productos químicos sintéticos como abonos ni contra plagas. En definitiva, se consigue conservar la fertilidad de la tierra a la vez que se muestra un total respeto el medio ambiente.
Por consecuencia, un cultivo interior en el que se emplean luces artificiales y otros aparatos eléctricos, no se podría considerar un cultivo 100% orgánico ya que empleamos una energía no renovable. Pero no tendremos ésto en cuenta, ya que para muchos cultivadores es imposible cultivar en exterior. Así que sólo hablaremos del aspecto más importante de un cultivo ecológico, que es la alimentación de las plantas.
El sustrato
Es una de las claves de todo cultivo. En un sustrato de calidad las plantas crecerán rápidamente y con buena salud. En un sustrato de mala o dudosa calidad, nos podremos encontrar desde restos orgánicos todavía en descomposición, a plagas, enfermedades y todo tipo de patógenos. Ésto puede causar la muerte prematura de la planta, lo que finalmente será una pérdida de dinero y de tiempo.
Lo ideal sería contar con un compostador que con el tiempo nos ofrezca un compost de primera calidad. Pero también es imposible para bastantes cultivadores. Muchos fabricantes de sustratos específicos para cultivar cannabis, ofrecen productos 100% orgánicos. Realmente merece la pena la inversión, aunque también podemos hacer por fabricarnos nosotros nuestra propia mezcla.
Turba, humus de lombriz, guano de murciélago o fibra de coco los podremos encontrar en prácticamente cualquier centro de jardinería. Las proporciones para la mezcla llegan a ser muy variables. Por ejemplo un 20% de fibra de coco que aporta esponjosidad además de retención de líquidos, un 30% humus de lombriz, y un 50% turba. Es muy complicado que una mezcla usando estos elementos no dé la talla.
Abonos
Las opciones son principalmente dos. O usar un abono líquido apostando por algún fabricante reconocido, siguiendo las tablas de abonado que suelen ofrecer, o usar un abono sólido. Nosotros os animamos a ésta última opción por la facilidad que supone añadirlo en en el sustrato en el momento de hacer la mezcla, y olvidarse durante semanas de usar otro tipo de abono.
Por un lado el humus de lombriz es excelente opción para la fase de crecimiento, mientras que el guano de murciélago como abono de floración ofrece unos resultados espectaculares. Tan sólo se debe tener en cuenta que ambos son de liberación lenta, es decir que pasarán días desde su aplicación hasta que los nutrientes estén disponibles para las plantas.
La mejor opción, es hacer algunos trasplantes durante el crecimiento cada 3-4 semanas. De este modo nos aseguramos que la planta tenga siempre una buena dosis de nutrientes. Y antes de que comience la floración, realizaremos un último trasplante cargan bien el sustrato de guano de murciélago. Es más que probable que las plantas demanden durante el período de flora más nutrientes, para lo que lo ideal es hacer un té de guano (agua templada + guano + reposo). 1
One Response
¿Dónde o cómo los consigo?, gracias