Una vez más el proyecto de ley para la legalización de la marihuana en Colombia no consiguió la mayoría de votos necesaria.
La discusión en torno al estatus legal de la marihuana ha sido un tema controversial en todo el mundo, y Colombia no es una excepción. A lo largo de los años, el país ha experimentado cambios significativos en su enfoque hacia esta sustancia, pasando de una política de prohibición estricta a un panorama más flexible y orientado hacia la regulación.
El pasado 12 de diciembre, la plenaria del Senado de Colombia votó en contra del proyecto de ley que buscaba la legalización de la marihuana en Colombia. La iniciativa, que había sido aprobada en siete debates previos, no logró obtener la mayoría absoluta de 54 votos que necesitaba para pasar a la sanción presidencial. El resultado fue de 47 votos a favor y 43 en contra, con una notable ausencia de varios senadores de diferentes partidos políticos.
¿Qué dice la propuesta de legalización de la marihuana en Colombia?
La propuesta de la legalización de la marihuana en Colombia, impulsada por los representantes Juan Carlos Losada y María José Pizarro, plantea que la prohibición no aplique para el porte y el consumo del cannabis y sus derivados por parte de mayores de edad, ni para la producción, distribución, venta y comercialización de esta sustancia con fines de uso adulto, siempre y cuando se cuente con las licencias otorgadas por la autoridad competente, sin perjuicio del autocultivo autorizado por la ley.
El proyecto también establece que el Estado debe garantizar la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de las personas que presenten problemas de salud mental o adicción al cannabis, así como la educación, la información y la orientación sobre los riesgos y las consecuencias del consumo de esta y otras drogas. Además, el Estado regulará los lugares, las condiciones y las restricciones para el consumo de cannabis, protegiendo los derechos de los no consumidores, especialmente de los niños, las niñas y los adolescentes.
Sin embargo, el proyecto de legalización de la marihuana en Colombia enfrentó una fuerte oposición de sectores conservadores, religiosos y de derecha, que lo consideraban una amenaza para la salud pública, la seguridad ciudadana y los valores morales de la sociedad. Estos sectores, liderados por el partido Centro Democrático, hicieron una intensa campaña para frenar la iniciativa, apelando al miedo, la desinformación y los prejuicios sobre el cannabis y sus consumidores.
Historia de la legalización de la marihuana en Colombia
La historia de la legalización de la marihuana en Colombia tiene sus raíces en políticas internacionales que influenciaron las decisiones nacionales. En la década de 1980, el país se unió a la guerra contra las drogas liderada por los Estados Unidos, adoptando medidas draconianas para combatir el cultivo y el tráfico de drogas, incluida la marihuana.
En 1994, Colombia dio un paso significativo al despenalizar el consumo de marihuana en pequeñas cantidades para uso personal. Esta decisión reflejó un cambio en la percepción del gobierno sobre la droga, reconociendo la necesidad de diferenciar entre los consumidores recreativos y los traficantes de drogas peligrosos. A pesar de esta despenalización, el cultivo y la venta de marihuana continuaron siendo ilegales, y la lucha contra el narcotráfico siguió siendo una prioridad.
Un nuevo punto de inflexión en la política colombiana sobre la marihuana llegó en 2016 con la aprobación de la Ley 1787. Esta ley marcó un cambio fundamental al reconocer el potencial medicinal y terapéutico de la marihuana. Esta legislación para la legalización de la marihuana en Colombia permitió la investigación, producción, importación, exportación y comercialización de productos derivados de la planta de cannabis con fines medicinales.
La Ley 1787 estableció un marco regulatorio que incluía la creación de la Unidad Administrativa Especial para la Regulación de la Marihuana Medicinal (UNIDARMED), encargada de supervisar y regular la industria. Este cambio no solo representó una oportunidad para la investigación científica en torno a las propiedades medicinales del cannabis, sino que también abrió la puerta a un nuevo sector económico.
Con la promulgación de la Ley 1787, Colombia se unió a la creciente lista de países que reconocen y regulan el uso medicinal de la marihuana. Se permitió a los pacientes acceder a tratamientos que utilizan productos a base de cannabis, siempre que cuenten con la autorización de un médico y cumplan con los requisitos establecidos por las autoridades. Esto incluyó la autorización para el autocultivo en ciertos casos, siempre y cuando se cumplieran las condiciones específicas.
Un debate que trasciende las fronteras de Colombia
El debate sobre la legalización de la marihuana en Colombia de forma recreativa no es nuevo, ni es exclusivo de este país. En el mundo, cada vez son más los países que han optado por legalizar o despenalizar el uso de esta planta, con resultados positivos en términos de salud, seguridad, justicia y desarrollo. Algunos ejemplos son Canadá, Uruguay, México, Estados Unidos, Portugal, España, Holanda y Suiza. Estos países han demostrado que es posible abordar el fenómeno del consumo de drogas desde una perspectiva de derechos humanos, salud pública y reducción de daños, sin caer en el prohibicionismo, el punitivismo y el estigma que han caracterizado la llamada guerra contra las drogas.
El caso de Colombia es especialmente relevante, pues se trata de uno de los países más afectados por el narcotráfico y la violencia asociada a este negocio ilícito. Durante décadas, Colombia ha sido el principal productor y exportador de cocaína del mundo, y también uno de los mayores consumidores de cannabis. A pesar de los esfuerzos del Estado y de la cooperación internacional para combatir el problema, los cultivos ilícitos, las organizaciones criminales y el consumo de drogas no han disminuido, sino que han aumentado y se han diversificado. Además, la guerra contra las drogas ha dejado un saldo de miles de muertos, desplazados, desaparecidos, encarcelados y estigmatizados, sin resolver la raíz del conflicto.
El futuro de la legalización de la marihuana en Colombia dependerá de cómo el país aborde los desafíos actuales y cómo evolucione su enfoque hacia esta hierbaen los próximos años. La sociedad, el gobierno y la industria tienen la responsabilidad de trabajar juntos para construir un marco legal que sea equitativo, seguro y beneficioso para todos.
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