El lavado de raíces de cannabis en ocasiones es necesario e imprescindible, aquí os contamos el por qué .
Con las plantas de exterior en plena floración, son momentos en que las malas decisiones pueden afectar negativamente a la cosecha. Puede que tengamos unos cogollos grandes, resinosos y con un aroma increíble, pero a la hora de fumarlos nos podremos llevar una decepción pues su sabor es demasiado fuerte o que “rasque”. Y la principal causa es el de no haber hecho un buen lavado de raíces, o que éste no haya sido bien realizado.
Cualquiera que por cualquier circunstancia haya que tenido que cosechar su planta o parte de ella sin hacer un lavado de raíces, coincidirá en que su sabor deja mucho que desear. Y en ocasiones, ni con un curado de meses se consigue suavizar su sabor. Así que si no existe una buena razón para no hacerlo, debería ser obligado siempre que se cultive en macetas.
Un lavado de raíces como su nombre indica, consiste en limpiar el sustrato para eliminar los nutrientes que éste almacena. Con esto conseguimos que la planta deje de alimentarse de los nutrientes del suelo, y comience a usar los nutrientes que almacena la materia vegetal, principalmente las hojas. Y como a fin de cuentas lo que fumamos de un cogollo es en mayoría materia vegetal, ésta tendrá un sabor más suave.
¿Cuándo hacer el lavado?
Como norma general, se suele hacer entre 10 y 7 días antes de la cosecha. En todo caso no conviene hacerlo demasiado pronto, ya que si cortamos prematuramente el suministro de nutrientes de una planta en floración, los cogollos no alcanzarán su máximo potencia.
El cultivador experimentado podrá calcularlo viendo el aspecto de los cogollos, ya que guiarse por las fechas de corte que dan los bancos es un poco ambiguo. En la misma variedad cultivada una en el norte y otra en el sur, puede haber días de diferencia en la cosecha.
Lo ideal es siempre contar con un microscopio para observar detenidamente los tricomas. En un cogollo inmaduro son de color transparente, mientras que en un cogollo perfecto para cosechar son en su mayoría de color lechoso. El momento para hacer el lavado es cuando se comienza a ver como cambian de trasparentes a lechosos.
¿Cómo se hace un buen lavado de raíces de cannabis?
La regla que se suele usar es la de usar el triple de agua que capacidad tiene la maceta. Es decir para una maceta de 20 litros usaríamos 60 litros de agua, para una maceta de 50 litros usaríamos 150 litros de agua… Pero normalmente no es necesaria tanta y puede bastar con el doble.
Lógicamente cuando se cuenta con bastantes plantas en macetas grandes, se necesita una gran cantidad de agua y en la mayoría de casos será imposible. Así que lo normal es recurrir a agua de grifo, que como sabemos está clorada. También pensemos que en ese punto del cultivo en que cortamos el suministro de nutrientes del suelo, poco importará que destruyamos gran parte de bacterias y otros organismos beneficiosos que se encargan de facilitar la asimilación de nutrientes.
Agua reposada
En todo caso y siempre que se pueda, sí es interesante tener uno o dos cubos de agua reposada y con el pH regulado para añadirla al final. Pero para empezar, con una regadera o manguera con poco caudal, añade un poco de agua a cada una de las macetas, dejando que lentamente sea absorbida por el sustrato.
Repite de nuevo añadiendo otra poca de agua a cada maceta. Así conseguiremos que todo el sustrato se humedezca y no queden zonas de sustrato seco. Y haz esto hasta que veas que comienza a salir agua por el drenaje. Entonces y con el sustrato completamente encharcado, se puede ir añadiendo agua en cantidad a cada maceta.
Al principio el agua será de un color oscuro, pero poco a poco irá clareando hasta que salga completamente transparente. Añade para terminar otra buena cantidad del agua reposada con el pH regulado, y sigue con la siguiente maceta. Lo habitual salvo que se cultive la misma variedad, es que los lavados de raíces no coincidan el mismo día.
Si te parece que estás gastando demasiada agua, también puedes optar por usar un limpiados de sales o los típicos flush que podrás encontrar en cualquier grow. Lo que hacen es disolver las sales del sustrato, para después eliminarlas más fácilmente y con menor cantidad de agua. Se añaden al agua de riego como si fuese un abono, y cuando hayan actuado pasados unos minutos, se riega con agua limpia para que las sales sean arrastradas hacia el drenaje.
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¿Qué hacer después de un lavado de raíces de cannabis?
Pues simplemente regaremos cuando la planta tenga necesidad de agua con el pH regulado hasta la cosecha. Es normal que las hojas se vuelvan amarillas o la planta desarrolle carencias de todo tipo. Pero a fin de cuentas es el objetivo, que la planta si es posible, agote los nutrientes. Lo que no se debe hacer, es usar ningún tipo de fertilizante tras un lavado ya que no habrá servido de nada hacerlo.
El lavado de raíces ¿solución a todos los problemas?
Cada nueva campaña de exterior, siempre recibimos muchos mensajes de dudas sobre cultivos. La gran mayoría son de problemas derivados de la inexperiencia y de algunos malos hábitos. Pero lo más común son cultivadores que ante un problema, buscan en Internet y lo primero que leen es “lavado de raíces”. En muchos casos puede ser una solución al problema, pero en otros puede acrecentarlo, especialmente si no sabemos a qué se debe el problema.
Un lavado de raíces, se trata de lavar el sustrato con agua para eliminar todos o prácticamente todos los nutrientes. Es especialmente útil en dos circunstancias. La primera es antes de la cosecha, con lo que cortaremos el suministro de nutrientes de la planta, forzándola a consumir las reservas de las hojas. La materia vegetal combustionada que terminará en nuestros pulmones, tendrá un sabor más suave al tener un menor contenido en nutrientes.
La segunda circunstancia, es cuando la planta ha sufrido una sobrefertilización, es decir que se ha fertilizado por encima de su capacidad de asimilación. Las consecuencias pueden ser quemaduras en las hojas, pérdida de vigor de la planta, daño radicular… Con un buen lavado conseguiremos dejar el sustrato sin nutrientes, pero un lavado también supone un estrés. Y a una planta con un sistema radicular débil, puede ser lo que le faltaba para empeorar aún más las cosas.
Muchos cultivadores hacen un lavado de raíces antes de que comience la fase de floración para eliminar todos los excesos de nutrientes que han estado aportando en crecimiento. Así comienzan a usar en un sustrato inerte los nutrientes para la fase de fructificación. Una planta saludable lo tolerará sin problemas. Pero como decimos, una planta debilitada puede que no. Es por ello que un lavado de raíces no es siempre beneficioso ni la solución a algunos problemas, sino que puede ser contraproducente.
Antes de un lavado de raíces valora la situación
Cuando uno se encuentra una planta con algunas hojas quemadas, antes de nada se debe valorar la situación. La gran mayoría de problemas en un cultivo son consecuencia de un pH inadecuado. Con un pH demasiado alto o demasiado bajo, la planta tendrá dificultades para asimilar los nutrientes. Podemos abonar y abonar, que la único que conseguiremos es saturar el sustrato de nutrientes sin que la planta los asimile. Así que lo primero es comprobar que el pH del riego es el correcto. Con sólo éste gesto, se puede solucionar un gran problema.
Además el exceso de determinados nutrientes puede causar el déficit de otros, por lo que las hojas pueden mostrar síntomas de carencias cuando realmente el problema es una toxicidad. Por ejemplo un exceso de potasio dificulta la asimilación de magnesio, manganeso, hierro y zinc. O un exceso de calcio causa mala asimilación de potasio y magnesio. Es importante no confundir una carencia con un exceso y tratar de averiguar qué nutriente es el que causa el problema.
Si el pH del riego está bien, también es interesante y si se tiene la posibilidad, medir tanto el pH como la EC del agua del drenaje tras un riego. Podremos comprobar si el sustrato presenta un exceso de sales, y si el pH del sustrato es el adecuado y no ha sufrido un gran desequilibrio. Si la EC es demasiado elevada, entonces sí podemos plantearnos hacer un lavado de raíces, ya que si la planta no asimila los nutrientes, es por exceso y no por una mala asimilación. Aunque primero, probaremos haciendo riegos abundantes para que drene en cada uno de ellos bastante agua y arrastre consigo el exceso de sales.
Si no queda otra solución, haz un lavado de raíces de cannabis
Como decimos, el lavado debería ser el último recurso. Además de dejar el sustrato inerte, eliminaremos gran parte de su micro vida. También provocaremos un encharcamiento que en una planta con un sistema de raíces débil será prolongado. Pero cuanto hay que hacerlo obligatoriamente, no debemos dudar.
Para hacer un lavado efectivo, debemos usar el triple de agua que capacidad tenga la maceta. Para una maceta de 25 litros, usaríamos 75 litros de agua, por ejemplo. Como no es muy habitual tener almacenada tanta cantidad de agua sin cloro, no quedará otra que usar agua directamente del grifo. Pero al menos asegúrate de que la última que uses, sí esté reposada.
Empieza añadiendo agua poco a poco, con regadera, manguera, cubo o lo que tengas a mano. Deja tiempo para que el sustrato vaya absorbiendo el agua hasta empaparse en su totalidad. Cuando comiences a ver salir agua por el drenaje, ya puedes añadir agua más rápidamente. Al agua que has reservado reposada, es interesante que le añadas algún complejo radicular, además de una media dosis de abono. Si todo va bien, tras una dura lucha saldrá adelante y seguirá con su desarrollo normal.