Las extracciones de resina de cannabis no es una nueva forma de fumar marihuana. Esta forma de consumo cuenta con siglos de historia en los que se han ido perfeccionando las técnicas.
Te contamos los principales métodos de extracción y su historia.
La marihuana se puede consumir de muchas maneras, desde la más simple que es fumar las flores secas, hasta ingerida en comidas o pasteles. En cualquier caso se trata de aprovechar los tricomas de las flores que es donde se encuentra la mayor concentración de cannabiniodes de la planta. Hoy repasamos la evolución de las extracciones de resina de marihuana a lo largo de la historia.
Extracciones de resina de cannabis: Hachís
El hachís la resina de las flores de marihuana hembra. También se conoce como polen, chocolate, apaleado, ficha, huevito, costo, grifa, etc… dependiendo de su calidad, origen, forma, método de extracción… Hace más de 10 siglos que se tiene constancia del consumo de hachís; ingerido, eso si.
El método más antiguo y rudimentario nace en Asia, donde las famosas charas se obtenían frotando con las manos las flores y raspando después toda la resina acumulada en los dedos.
Siglos más tarde se descubrió en oriente la técnica de tamizado mediante cribados a través de finas telas que mejoró los rendimientos, técnica que hoy en día sigue siendo la preferida tanto por los productores de hachís comercial como el autocultivador.
Entre las mejores variedades de hachís destacan el Skuff holandés, Bolas de templo nepalíes, Royal Afghani, Gardaa de las montañas de Tirah Maidan, polen de Cachemira,
Libanés rojo, Aromático turco, Crema de Manali, Burbuja Roja Jamaicana, Plastilina del valle de Chui en Kazajistán, algunos irremediablemente la única manera de probarlos es desplazarse a su origen.
Pero sin desmerecer ninguno de ellos, uno mismo puede cultivar variedades súper potentes con las que elaborar hachís en casa.
El mercado nos pone fácil ambas cosas, desde poderosas afganas, jamaicanas o nepalís, hasta métodos de extracción como los Hash Makers, mallas de extracción o lavadoras con las que extraer hachís de la manera más fácil; y pudiendo hacerlo por calidades según el tamaño de los tricomas y disfrutar fumando el famoso doble 00, el de mejor calidad y potencia.
Extracciones de resina de cannabis: El Kifi o Kif
Kifi o Kif es típico de Marruecos y objeto de mucha controversia sobre su significado real, pues para muchos el kif es hachís y nada más lejos de la realidad. Para el agricultor marroquí el kifi es todo lo relacionado de alguna forma con la planta de marihuana, de modo que la planta es kifi, el hachís es kifi, las semillas también son kifi, todo es kifi.
Y por otro lado, kifi también se conoce al polvillo resultante de tamizar la hierba para la producción de hachís. Este polvillo que en su mayor parte contiene materia vegetal se mezcla con taba, un tipo de tabaco marroquí y se fuma en pipas.
Hasta hace 50 años en Marruecos sólo se fumaba kiffi obtenido de plantas de marihuana silvestre. Plantas llenas de semillas y de las que únicamente encontraban resina en las brácteas o cubierta que envuelve a las semillas cuando aún están verdes en las plantas hembra; recogiendo por la mañana la que usarían para todo el día, picando bien esta capa de tegumento junto con la taba.
Este kif es de baja potencia dado todo lo que hemos contado. Cuenta la leyenda que unos hippies llegados de Oriente enseñaron como se elaboraba el hachís en la India y Nepal y los rifeños aprendieron rápidamente en pocos años.
Hoy por hoy, Marruecos es uno de los mayores productores de hachís, aunque su calidad en muchos casos deja mucho que desear.
Extracciones y resina: Tinturas y aceites
Una tintura es una maceración en alcohol. Dado que la resina de la marihuana es liposoluble, es decir se disuelve en grasas, aceites y otros solventes o disolventes como alcohol, gas butano o nafta.
A quien se le ocurrió por primera vez hacer un aguardiente de marihuana es complicado saber, pero desde hace unos años y con todos los estudios médicos que avalan las propiedades del cannabis su uso va en aumento.
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Hacer una tintura es muy sencillo, tan sólo se necesita marihuana, el triple de cantidad de alcohol que puede ser alcohol etílico al 99%, ron, ginebra o whisky, un bote, un colador y un tupper.
Mete los cogollos en el triturados en el bote y deja macerar durante unos 10 días, agitando todos los días varias veces. Pasado ese tiempo cuela el contenido del bote en el tupper y deja que se evapore el alcohol hasta que el contenido se quede en unos mililitros, que se aplican con un cuentagotas.
El aceite es más concentrado, debes dejar que se evapore completamente el alcohol hasta conseguir una placa sólida y pegajosa, que se mezcla posteriormente que después se rebajará con aceite de oliva.
Tanto la tintura como el aceite se han demostrado muy eficaces en dolencias y determinados cánceres, los testimonios se cuentan por cientos.
Extracciones y resina: BHO
El BHO al igual que con las tinturas, se usa un solvente para extraer la resina. Pero no se trata de una maceración, si no una extracción instantánea mediante gas butano, un disolvente apolar capaz de arrastrar las glándulas de resina y depositarlas en un recipiente en forma líquida.
Este liquido resultante se purga para evaporar todo el gas hasta que queda una masa viscosa de color dorado similar a la miel y quizá de ahí su nombre, que unos relacionan con Butane Hash Oil ( aceite de hachís de butano) y otros con Butane Honey Oil (miel de aceite de butano).
Esta extracción bien hecha puede llegar a alcanzar un 90% de THC, rangos que no alcanza ni de lejos contiene un porro de marihuana con un máximo de aproximadamente un 20% o un buen hachís con un 60% como máximo.
Estos concentrados se obtienen mediante un tubo de acero o borosilicato que se llena de marihuana, agujerado por un lado y con una entrada para la válvula de una botella de gas butano.
Dado que el gas es tremendamente inflamable y tóxico, las extracciones tienen que hacerse en lugares ventilados y lejos de cualquier fuente de calor o llama si no quieres salir en los telediarios. Su consumo se realiza mediante pipas, bongs o vaporizadores para líquidos.
Eso sí, los efectos son un pelotazo pues una cantidad muy baja de BHO pues ser lo equivalente a 6,7 o 10 porros, dos caladas y a flotar.
Extracciones y resina: Rosin
Si la resina se disuelve con en grasas, aceites o alcohol, el calor la derrite. Cualquiera que caliente un poco de buen hachís con los dedos comprobará que se ablanda como plastilina. Así que aplicando más calor a conseguiremos separar la resina de la masa vegetal.
Aunque es un sistema muy antiguo, hace unos años que se ha puesto de moda por varios motivos, como por la calidad de la extracción, la rapidez y el bajo coste, con un sabor muy parecido al BHO.
El inconveniente, es la poca cantidad que resina que conseguiremos, ya que los mejores resultados se obtienen con medio gramo o un gramo de marihuana.
Aparte de la marihuana se necesita papel antiadherente de horno, unas planchas del pelo para salir del paso aunque el genial Tarik Rosin T-Rex nos asegurará unas mejores extracciones, y una cuchilla o dabber para despegar la resina del papel de horno.
Ponemos el cogollo en una lámina de papel de horno y le damos una vuelta. Con la plancha del pelo caliente, a unos 160º si dispone de control de temperatura, presionamos el cogollo en su interior durante unos 5-10 segundos.
Cuando abramos el papel pequeñas gotas doradas cristalizadas reposarán sobre el papel, que una vez enfríen podremos retirar con la ayuda de la cuchilla o dabber.
Este rosin es fácilmente moldeable y se puede fumar en pipas, bongs o haciendo largos hilos con los que envolver los porros de marihuana. Los efectos son muy potentes al igual que el BHO.
El origen del hachís, la reina de las extracciones de resina de cannabis
El hachís es la extracción de cannabis más famosa y consumida en el mundo. Se obtiene a partir de la resina o tricomas de los cogollos, que una vez separados de la materia vegetal se amasa o prensa hasta obtener una sustancia gomosa y compacta. El sólo calor de las manos, es suficiente para ablandar el hachís y manipularlo con facilidad.
En España existe una gran tradición de consumir hachís, en parte por la influencia de Marruecos, mayor país productor mundial. Que muchos españoles tengan la costumbre de mezclar el cannabis con tabaco, se debe principalmente a hacer lo propio con el hachís. Tengamos en cuenta que como tantos otros países, la cultura cannábica española es relativamente joven.
El hachís que actualmente entra en España está prácticamente todo adulterado. Para que os hagáis una idea, para hacer un gramo de hachís son necesarios unos 10 gramos de cogollos. Si se trata de un hachís doble cero, hecho sólo con los mejores tricomas exteriores y considerado el de mayor calidad, serán necesarios unos 100 gramos de cogollos.
Puede que más o menos todos conozcamos euro arriba o euro abajo los precios que maneja el mercado negro, así que sin echar manos de la calculadora podremos comprobar que las cuentas no salen. Además de la propia sustancia, le añaden desde tintes y perfumes, hasta tierra, cera, miel o resinas de otras plantas. Todo para que la textura, olor, color y sabor resulte más agradable.
De donde proviene el hachís
Aunque puede que a alguno le sorprenda, el hachís no nace en Marruecos. De hecho, el cultivo de cannabis en este país no comienza hasta mediados del siglo pasado, por lo que es relativamente moderno. La palabra “hachís” proviene de la palabra árabe hashish, que tiene varios significados como pueden ser hierba seca, césped e incluso cáñamo.
A los investigadores les resulta muy complicado señalar con exactitud el país de origen. Algunos coinciden situarlo en la antigua Persia, lo que hoy es Irán.
Otros señalan a las montañas del Hindu Kush, uno de los primeros lugares de domesticación del cannabis. Y otros hablan de la India, donde luego de trabajar en las plantaciones, las manos de los agricultores almacenan la resina que hacen llamar charas.
Una de las primeras referencias escritas sobre el hachís se encuentra en la recopilación medieval en lengua árabe de los cuentos de “Las mil y una noches”. En el relato “El comedor de hachís” se cuenta la historia de un hombre rico, que tras gastarse toda su fortuna en mujeres, se dirige a un baño turco.
Allí ingiere una bola de hachís y se inmersa en un sueño donde de nuevo rico de nuevo. Pero al despertar descubre que la gente, al reconocerle, le señala y se ríe de él. No puede olvidar su experiencia con la droga y comienza a restituir el orgullo y la confianza en sí mismo.
Otras leyendas lo atribuyen a Qutb ad-Dīn Haydar, un monje de clausura también el fundador del sufismo, una de las ramas del Islam. Tras caer en una depresión, se adentró solo en el campo.
Cuando regresa sus discípulos se dan cuenta de que parece un hombre nuevo, feliz y enamorado de la vida. Haydar atribuye su felicidad al hachís, por lo que sus discípulos enseguida comienzan a consumirlo. Tal fue su placer por esta planta, que incluso pidió ser enterrado rodeado de cannabis.
Sea cual sea su origen exacto, sobre el año 900 dC el hachís se extendió rápidamente por todo el mundo árabe, aunque en Europa no se introdujo hasta el siglo XVIII.
Durante las campañas napoleónicas en Egipto a los soldados les daban hachís para mantenerlos alentados en momentos de agotamiento.
A mediados del siglo XIX, algunos médicos occidentales empezaron a explorar los usos medicinales de esta extracción. Hay constancia de que algunas importantes figuras literarias de la época como Charles Baudelaire y Victor Hugo, consumían hachís.
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