Continuamos con nuestros post dedicados a las principales plagas que pueden afectar a un cultivo de marihuana en exterior. En esta ocasión, os hablaremos de la mosca blanca.
La mosca blanca es una de las plagas más frecuentes en los cultivos de cannabis. Quien más y quien menos habrá sufrido alguna vez algún ataque de este pequeño insecto volador.
¿Qué es la mosca blanca?
La mosca blanca es una especie de la familia de insectos homópteros. Causan importantes daños en las plantas y es una de las plagas más extendidas y dañinas para la agricultura.
Existen más de 1.500 especies de mosca blanca, aunque las más comunes son la Trialeurodes vaporariorum y la Bemicia tabaci.
Es un pequeño insecto volador de un tamaño de 1-1,5 mm las hembras, siendo un poco más pequeños los machos. Es de un color que puede variar entre blanco o blanco-amarillo.
Posee dos alas o dos pares de alas dependiendo de la especie, que le permiten desplazarse rápidamente a la planta huésped.
Su cuerpo está dividido en tres regiones diferenciadas: cabeza, tórax y abdomen. Como los integrantes de esta clase insectos, poseen tres pares de patas.
Ciclo biológico
Éste comienza cuando la hembra pone los huevos en el envés de las hojas de planta huésped. Para ellos cuentan con un pedicelo que les permite insertarlos y fijarlos a la hoja.
Los huevos son de muy pequeño tamaño y de forma oval o piramidal. Una hembra es su ciclo vital puede llegar a poner hasta 500 huevos.
Aproximadamente a los 6 días los huevos eclosionan y surgen las primeras ninfas. Las ninfas no parecen a la mosca blanca adulta, ya que aún debe pasar por diferentes estados ninfales.
En el primero, la ninfa es transparente, muy pequeña y prácticamente invisible. Tras superar 3 estados ninfales, en el 4º emerge finalmente el insecto adulto.
Algo muy característico de la mosca blanca, es que una hembra fecundada produce una progenie tanto de machos como de hembras. En cambio una hembra no fecundada sólo produce hembras.
Las hembras tienen un promedio de vida de 15 a 55 días. Los machos de 6 a 34 días. Con temperaturas que varían de 13 °C a 27 °C tienen más facilidades para reproducirse y vivir más días.
Ataque y daños causados por la mosca blanca
Los primeros ataques los encontraremos en algunas pocas hojas. Dejan unas marcas muy características, circulares y con un diminuto punto interior. Estas marcas las producen con su aguijón para succionar la savia de las plantas.
En cambio, en ocasiones son difíciles de encontrar, pues al mínimo movimiento echan a volar y son complicadas de ver dado su pequeño tamaño y su color.
A medida que la plaga avanza, encontraremos más hojas dañadas por lo que debemos actuar ante los primeros síntomas y no cuando la plaga está extendida.
Al ser una plaga que se reproduce tan rápido y en tal cantidad, produce serios daños en las plantas. En los peores casos pueden terminar con la vida de las plantas.
Además producen un líquido azucarado que impregna las hojas con negrilla, un hongo que hace que la planta se manche de color negro.
También como toda plaga, son portadores de virus. Si proceden de alguna otra planta enferma, es posible que transmita esa enfermedad a las plantas de nuestro cultivo.
Control y tratamiento
Realizar revisiones periódicas a las plantas, nos puede ahorrar muchos problemas. Pese a que la mosca blanca es una plaga muy dañina, no es de las más complicadas de eliminar.
Las ninfas se pueden tratar fácilmente con jabón potásico o con aceite de neem. Pero en cambio los adultos es más complicado y suele terminar en batalla perdida.
Para combatir los adultos, uno de los métodos más eficaces con las trampas cromáticas. En particular la mosca blanca siente predilección por el color amarillo.
Estas trampas incorporan un adhesivo. La mosca blanca al sentirse atraída por el color amarillo, quedará pegada en el adhesivo. También se pueden fabricar con una lámina de plástico amarilla impregnada en miel.
Además usar preventivos como aceite de neem una o dos veces al mes, puede que no evite algún eventual ataque de mosca blanca adulta, pero si impedirá que tanto sus huevos como sus ninfas consigan salir adelante.
Resulta muy efectivo también el uso de tierra de diatomeas. En general, es un insecticida muy eficaz en el tratamiento de muchas plagas.
La tierra diatomea es un material natural constituido por las frústulas de diatomeas fosilizadas, un tipo de alga unicelular con una cubierta exterior de sílice. Actúa deshidratando a insectos hasta matarlos.
También corta y perfora su exoesqueleto, hiriéndolos y eliminándolos de forma progresiva y efectiva. Son inocuas para animales y plantas, y tienen un plazo de seguridad mínimo.
Y además, tiene un alto contenido en silicio asimilable por las plantas, lo que ayuda a aumentar su resistencia a otras plagas, a sequías o a altas temperaturas.