El sistema endocannabinoide tiene una importancia fundamental para la regulación de los procesos digestivos, incluido el apetito, la salivación, el hambre y la saciedad. Los receptores cannabinoides se encuentran ampliamente distribuidos por todo el sistema digestivo, así como por las regiones del cerebro que se consideran esenciales para el eje cerebro-intestinal.
El sistema endocannabinoide tiene una importancia fundamental para la regulación de los procesos digestivos, incluido el apetito, la salivación, el hambre y la saciedad. Los receptores cannabinoides se encuentran ampliamente distribuidos por todo el sistema digestivo, así como por las regiones del cerebro que se consideran esenciales para el eje cerebro-intestinal.
El sistema endocannabinoide es complejo y muy preciso
En algunos individuos, introducir cannabinoides adicionales en el, tan preciso, sistema endocannabinoide del tracto gastrointestinal (GI) (el término científico para el sistema digestivo) puede tener efectos positivos. Es especialmente cierto en los individuos que sufren ciertos trastornos gastrointestinales, incluida la enfermedad de Crohn, las enfermedades inflamatorias del intestino (EII) y el síndrome del intestino irritable (SII).
Además, en las personas que carecen de apetito, el cannabis puede ser todo lo que se necesita para inducir un hambre voraz. Puede resultar muy ventajoso en los individuos que sufren enfermedades concretas que afectan al apetito, desde el cáncer a los propios trastornos alimentarios, además de en el caso de individuos sanos que han perdido el apetito a causa del estrés u otros factores.
Por otro lado, en algunos individuos, el efecto producido al introducir cannabinoides adicionales en el tracto GI resulta perjudicial y puede producir una serie de síntomas poco frecuentes e inesperados. Algunos científicos creen que, incluso en casos raros, el cannabis puede causar un síndrome de vómitos agudos conocido como síndrome de hiperémesis cannabinoide, además de causar pancreatitis aguda.
Los efectos positivos del consumo de cannabis en el tracto GI
En múltiples estudios, se ha demostrado que el cannabis puede ser útil en el tratamiento de la enfermedad de Crohn, de la EII, del SII, y de la anorexia y la caquexia (pérdida de apetito y pérdida de masa muscular) relacionadas con el cáncer. Se ha llegado a especular que las tres primeras enfermedades son el resultado de la deficiencia endocannabinoide clínica (CECD), un problema de salud debido al cual el individuo no produce suficientes cannabinoides o receptores cannabinoides, como resultado de problemas de desarrollo en el útero o durante la primera infancia.
En general, se han relacionado a los cannabinoides con la reducción de la inflamación en el tracto GI, y también se sabe que reducen la motilidad intestinal (básicamente, reducen la velocidad a la que la materia pasa a través del intestino grueso) y las secreciones de fluidos causadas por la inflamación, lo que ayuda a aliviar las náuseas y prevenir los vómitos y la diarrea.
¿Cómo estimula el apetito el cannabis?
En los individuos “normales”, la sensación de hambre se genera cuando el estómago se vacía. Se libera una hormona llamada grelina, que estimula el nervio vago del tracto GI y viaja hasta el cerebro por el eje cerebro-intestinal hasta llegar al hipotálamo, donde, de hecho, se originan los ataques de hambre.
El THC, en realidad, activa los receptores de grelina, enviando señales a través del eje cerebro-intestinal a las regiones del cerebro encargadas de emitir la sensación de hambre (en concreto, al hipotálamo) y en última instancia, produce la sensación de hambre, incluso si el estómago no está vacío.
Los efectos negativos del consumo de cannabis en el tracto GI
Por el contrario, en ocasiones, el consumo de cannabis puede causar problemas digestivos desagradables, y en algunos casos, extremadamente raros, se cree que produce ciertas enfermedades graves y debilitantes. En general, este fenómeno parece afectar a los consumidores crónicos que han consumido cannabis de forma habitual y prolongada durante varios años.
Aunque generalmente el consumo de cannabis se relaciona con la estimulación del apetito, parece que en algunos casos tiene el efecto opuesto y produce náuseas a los usuarios dejándoles incapacitados para comer. Otros síntomas que describen con frecuencia los individuos afectados son dolor abdominal y náuseas, y en ocasiones vómitos. Este efecto se ha descrito de forma amplia y anecdótica en los foros de Internet, aunque no parece que se haya realizado ninguna investigación formal sobre dicha afirmación.
Muchos consumidores habituales de cannabis durante un tiempo prolongado informan de que no son capaces de comer a menos que fumen cannabis. En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen y el apetito normal se reanuda aproximadamente una semana después de dejar de consumir. En tales casos, ¿cabe la posibilidad de que el consumo habitual de cannabis esté afectando a la señalización normal de grelina de modo que el individuo termina necesitando el THC para hacer el trabajo de la grelina?
Existe un grupo bastante pequeño, pero más importante, de individuos que afirman quemientras fuman cannabis, son totalmente incapaces de comer o sólo pueden tolerar cantidades de comida más pequeñas de lo normal. Esto parece completamente contradictorio, dado que el THC debería estimular los receptores de grelina y producir la sensación de hambre. Sin embargo, dado el gran número de informes similares, parece ser un fenómeno que merece la pena investigar.
Síndrome de hiperémesis cannabinoide
Este efecto puede estar asociado con el trastorno, poco frecuente, conocido como síndrome de hiperémesis cannabinoide. Se ha informado de que los pocos pacientes que se habrían visto afectados por este síndrome necesitaron tratamiento médico para los vómitos y náuseas agudas después de un periodo de consumo intensivo y prolongado de cannabis, lo que llevó a los autores de los estudios de caso a la conclusión de que el cannabis era la causa del problema.
Aunque polémica y poco estudiada, ahora se dispone de más de dos decenas de informes de casos de esta afección, todos muy consistentes, y en todos está implicado en gran medida el cannabis. El síndrome de hiperémesis cannabinoide provoca vómitos cíclicos, y una necesidad compulsiva de bañarse en un esfuerzo por aliviar las sensaciones de náuseas y la necesidad de vomitar. Una vez más, por lo general, se produce en aquellos que han consumido cannabis muy habitualmente desde hace muchos años.
Aunque la mayoría de los informes de casos no han hecho ningún esfuerzo para explicar el mecanismo subyacente a este efecto secundario, aparentemente paradójico, del consumo excesivo y prolongado de cannabis, por lo menos un estudio ha establecido la hipótesis de que el síndrome puede ocurrir debido al efecto del THC en la motilidad intestinal, que se cree que posiblemente conduce a un retraso del vaciado gástrico.
Pancreatitis aguda inducida por el cannabis
Además del síndrome de hiperémesis cannabinoide, actualmente se ha relacionado al cannabis con unos cuantos de casos de pancreatitis aguda, aunque una vez más, la relación es débil, y la mayoría de los informes de casos involucran a personas que además habían sido fumadores crónicos de tabaco durante varios años.
En la actualidad, se dispone de una media docena de informes de individuos que presentaron pancreatitis aguda (inflamación del páncreas), en los que se llegó a la conclusión de que su estado se debía, en última instancia, a un gran consumo de cannabis durante el período previo a la búsqueda de tratamiento. En un caso, se observó al paciente durante varias semanas, y se constató que, con el tiempo, su estado de salud empeoraba cada vez que fumaba cannabis (que le habían llevado los amigos en secreto al hospital).
Por lo tanto, parece que, por lo menos, el cannabis juega un papel, aunque también puede ser que estas personas tengan una afección preexistente que, de alguna manera, es exacerbada por el consumo de cannabis. O puede ser que el efecto dependa de la dosis, o dependa de la actividad de otras moléculas de señalización. De hecho, en un estudio reciente sobre los niveles de anandamida en individuos con pancreatitis, se constató que la anandamida puede reducir, o aumentar, la gravedad de la pancreatitis, dependiendo de si se administraba antes o después de la administración de cerulenina, una hormona del estómago de la también se sabe que influye en la motilidad intestinal y en las secreciones de fluidos.
¿Por qué algunas personas experimentan problemas digestivos con el cannabis?
No está claro por qué algunas personas comunican estos efectos, aparentemente contradictorios, del consumo de cannabis, y no se ha demostrado que el cannabis sea, de hecho, la causa subyacente. Sin embargo, la gran cantidad de informes anecdóticos tiende a dar a entender que el consumo de cannabis está, de alguna manera, relacionado con el fenómeno.
Una posible vía de investigación son otras enfermedades preexistentes que pueden causar problemas digestivos, que pueden exacerbarse con el consumo de cannabis. Por ejemplo, se sabe que el estrés crónico hace que muchas víctimas experimenten pérdida de apetito, y también suele tratarse con cannabis. Muchos informes anecdóticos de consumo habitual de cannabis con la pérdida de apetito también implican a los síntomas de estrés. Además, se sabe que tanto el consumo de cannabis como el estrés crónico pueden alterar la producción y transmisión de la “hormona del hambre”, la grelina.
Más allá de las consideraciones obvias con respecto a la dosis, la consistencia y la duración del consumo de cannabis (y las interacciones y las relaciones, un poco menos obvias, entre los innumerables compuestos intestinales, como la grelina y cerulenina), puede llegar a darse el caso de que las diferencias genéticas entre los individuos determinen la posibilidad de experimentar efectos negativos en la regulación del apetito con el consumo de cannabis. Con frecuencia, una sola mutación de un solo gen puede hacer que un individuo experimente lo contrario de lo que se considera “normal”.
Los posibles efectos negativos del cannabis pueden, a veces, no ser comunicados por los individuos que los experimentan. Puede deberse al temor al juicio o al castigo, sobre todo en las sociedades donde el cannabis sigue siendo ilegal, pero también puede deberse a la tendencia generalizada a tener fe ciega en las propiedades curativas del cannabis y la negación completa de todo lo que va en contra de ese argumento.
Sin embargo, es importante que nos alejamos de esta tendencia, con el fin de presentar una imagen objetiva del verdadero potencial que el cannabis tiene que ofrecer, junto con sus limitaciones y contraindicaciones.
El cannabis realmente tiene numerosas propiedades notables y una amplia aplicación en la medicina, pero es falso afirmar que no existe absolutamente ninguna posibilidad de que cause efectos secundarios desagradables y debilitantes en ningún individuo. Sin embargo, estos efectos secundarios generalmente son leves, y aunque en ocasiones pueden llegar a ser graves, parecen limitarse a una pequeña fracción en comparación con el número total que consumen regularmente sin perjuicio, ya sea por razones recreativas o medicinales.
Por Seshata
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