Soy una madre de un hijo de 16 años de edad. He tratado de ayudarle a encontrar el alivio de sus migrañas debilitantes desde que tenía dos años.
En los últimos dos años, todos los fármacos “normales”, tanto de venta libre como recetados, demostraron su inutilidad para prevenir o aliviar el dolor. Pero su vida cambió en dos días, mi casa se convirtió en un lugar tranquilo donde mi hijo podría tratar de dormir sin el fuerte dolor de cabeza ni las náuseas.
Mi última opción fue la prescripción de antidepresivos con una larga lista de posibles efectos secundarios, como el aumento de la posibilidad de pensamientos suicidas.
Tras una semana de sufrimientos náuseas, cambios de humor y malestar general, mi hijo optó por no tomar el medicamento. ¿Qué otra opción teníamos? Él ahora utiliza cantidades muy pequeñas de marihuana tal vez dos veces por semana, la ingiere por vaporización para minimizar los efectos negativos de la inhalación de humo.
¿El resultado? Ha sido capaz de asistir a más horas de escuela, y seguir siendo una parte activa de nuestra familia durante muchas más horas de lo habitual.
Todavía es capaz de hacer la tarea, ir en longboards, pasear al perro y hacer sus otras tareas. Su apetito ha mejorado, su patrón de sueño se ha estabilizado y él es una persona más feliz. No parece hasta ahora tener efectos secundarios negativos.
La marihuana fue el principal tratamiento para la migraña antes de que fuera prohibida en el siglo 20.
Que mi hijo pueda ser calificado de mala conducta por el tratamiento de sus dolores de cabeza con el único método que funciona parece bastante idiota, más aún, no se debe considerar que esta haciendo algo que va contra la ley.
Es la hora, como afirma Ian Mulgrew, para cambiar la ley. Tenemos que reconocer las sorprendentes propiedades de una planta sencilla, lo utilizan para el alivio del dolor y el sufrimiento.
Cynthia Bunbury
North Vancouver
Fuente Vancouver Sun
