EEUU. Por Dr. Kenneth Hendickson. Yo no consumo cannabis. Lo hice durante la universidad y hace más de 20 años desde que le última calada y no tengo planes de volver al tema.
Dicho esto, entiendo que el cannabis es un tema permanente de nuestra sociedad. También he llegado a creer que nuestras leyes sobre el cannabis y las políticas actuales no alcanzan metas razonables de salud pública, son ineficientes en costo, son corrosivos parala Constitución, y han contribuido a la desestabilización de los gobiernos de todo el mundo y las comunidades en todos los Estados Unidos.
Al hacer tales afirmaciones, estoy lejos de estar solo. El 75% de los estadounidenses consideran la guerra contra las drogas fracasó, según una encuesta de Zogby 2008. Más de 500 economistas del mundo de las mejores universidades y agencias, incluyendo a tres que son premios Nobel, han apoyado el trabajo del economista de Harvard Jeffrey A. Miron. Mirón ha demostrado, entre otras cosas, que la prohibición aumenta el precio de la marihuana y otras drogas y de hecho estimula una mayor producción y ventas.
La Comisión Mundialsobre Políticas de Drogas, haciendo alarde de luminarias como Kofi Annan, los funcionarios de la administración Reagan como George Schulz y Paul Volcker, y los líderes de los negocios, las artes y la ley, acaban de publicar su revisión dela Guerra Contralas Drogas. Al igual que muchos antes que ellos, llegaron a la conclusión de que las políticas de prohibición principalmente defendida por los Estados Unidos están fallando y están exacerbando el problema internacional de drogas.
En 2009, un panel conjunto de presidentes y políticos latinoamericanos, entre ellos Fernando Henrique Cardoso Ernando (ex presidente de Brasil), César Gaviria (ex presidente de Colombia) y Ernesto Zedillo (ex presidente de México) pidieron a los EE.UU. que revisasen sus políticas de lucha contra la droga. Ninguno de estos observadores son gente salvaje o agitadores contra-culturales y representan los más altos niveles de liderazgo y logros en muchos países.
Y todos dicen lo mismo: la guerra contra las drogas no funciona.
En cuanto a los gastos en el hogar, vemos que no sólo los Estados Unidos ha invertido miles de millones de dólares en este esfuerzo fracasado, sino que también ha adoptado prácticas jurídicas y sociales que amenazan nuestras libertades civiles básicas. En la actualidad, los Estados Unidos encarcelan a la mayoría de la gente en el mundo. Con un 5% de la población mundial, nuestro país mantiene el 25% de la población carcelaria del mundo, encarcelar a más personas por cada 100.000 habitantes en general que los de Rusia y China juntos.
Oficiales estadounidenses de policía y agentes federales realizan miles de registros en casas cada año, con demasiada frecuencia y con trágicas consecuencias no deseadas. Investigaciones, detenciones y condenas son manifiestamente desiguales entre los diferentes grupos raciales. Por ejemplo, mientras que los adultos afro-americanos son cerca de un 9% de la población son el 13% de los consumidores de cannabis y representan casi el 25% de todos los arrestos por cannabis / marihuana. Tales políticas aplican por desigual según la raza y el desprecio por la ley.
Por otra parte, las políticas de EE.UU. son los más agresivas en el mundo industrializado para asegurar que los delincuentes de drogas no tengan éxito en la reforma. Las tasas estadounidenses para el tratamiento de la financiación y la rehabilitación son los más bajos de todos.
Las leyes estadounidenses establecen que los delincuentes de drogas pierden el acceso a financiamiento para la educación. Los préstamos para estudiantes se retienen para (no donaciones, sólo préstamos) los que han sido condenados por estas circustancias, a pesar de que la investigación en educación muestra que es una herramienta importante en la rehabilitación de los delincuentes por estos motivos.
No apoyo el abuso de drogas. En la reforma de las leyes de drogas, incluyendo la legalización de la marihuana, creo que podemos lograr una mejor salud pública y mejorar los resultados de seguridad pública que tenemos ahora. Mis objetivos son los mismos que la mayoría de la gente: reducción de riesgos de salud asociados al consumo de drogas como la marihuana, prestando especial atención a mantener a los jóvenes y niños alejados de al adicción a las drogas y los delitos relacionados con ellas, la estabilización de nuestros vecinos como México, mediante la reducción y eventual eliminación del poder del crimen organizado.
También deseo de fortalecer nuestras libertades constitucionales y trabajar por un gobierno más eficiente en casa. Estos objetivos pueden lograrse mejor, no con fuertes políticas prohibicionistas, pero si con una mezcla combinada de aplicación de la ley, la educación pública, el tratamiento y la rehabilitación de adictos a las drogas, y en algunos casos como la legalización de la marihuana.
Varios países tienen ahora regímenes de la despenalización legal de la posesión de cannabis. Lugares como los Países Bajos han practicado la tolerancia legal del uso de la marihuana por muchos años. Portugal, después de haber creado una reforma amplia de la política de drogas, ha gozado de gran éxito en la reducción de patologías relacionadas con las drogas desde 2001. Sin embargo, todos los países de la despenalización de la marihuana aún luchan con problemas relacionados con la producción y suministro. La legalización se cierra el bucle en el caso particular de la marihuana.
Ningún país ha desarrollado una fórmula mágica, e incluso la más exitosa, al igual que Portugal, son las obras que están en curso. Yo no propongo ningún esquema utópico. Reforma y reparación de daños Guerra Contra las Drogas llevará tiempo, sabiduría y habilidad. Sin embargo, los componentes necesarios para comenzar son más abundantes en los Estados Unidos. Nuestro país aún cuenta con la mejor ciencia médica, las mejores universidades, el mayor número de profesionales de alto nivel capacitados y nuetsros juristas los mejor preparados del mundo. Contamos con profesionales de servicios sociales, analistas de políticas de salud, y un excelente medio e infraestructura de la información.
No hay otra razón que el miedo y la obstrucción política para no comenzar el proceso de transformación de nuestro régimen de la ley de drogas, tomando los mejores elementos de lo que han funcionado hasta ahora y continuar el desarrollo de estrategias para llegar más lejos. En última instancia, habría que revisar algunas de nuestras obligaciones de los tratados internacionales, en particularla ConvenciónÚnica de 1961 sobre Estupefacientes.
La tarea es ciertamente complicada, pero nuestros recursos son sin duda los mejores disponibles que hay en el mundo. Basados en modelos como el de Portugal, se podría lograr una reforma real en una década o menos, y volver a ser la tierra de la libertad.
Es por eso que apoyo la legalización del cannabis.
Traducción Lamarihuana
Fuente Houstonianonline
Autor: Dr. Kenneth Hendickson
