Por Horacio Ayala Vela.
Colombia.- Con motivo de la reciente visita a Colombia del zar de las drogas de Estados Unidos, un ilustre compatriota, ausente del país, pero preocupado por sus temas, me ha hecho llegar varias publicaciones, que demuestran cómo, mientras los colombianos tenemos que rendir cuentas por la producción de estupefacientes, los consumidores se organizan para sacar adelante la floreciente industria de la marihuana.
De acuerdo con la revista MotherJones, en el estado de California se ha empezado a desarrollar todo un conjunto de exitosas empresas de servicios, que van desde una universidad, que enseña todo lo relativo al cultivo y manejo de la hierba, hasta un contratista que promete levantar plantas productoras con el mayor profesionalismo y discreción, pasando por compañías que ofrecen asistencia técnica para sembrados internos y externos y para los hidropónicos, pólizas de seguro sobre las cosechas y control y monitoreo técnico de los cultivos.
Toda una infraestructura de servicios que asegura el éxito del negocio, gracias al relajamiento de las normas contra el cultivo, posesión y consumo del cannabis en ese estado, con el pretexto de sus propiedades medicinales. De acuerdo con la revista The Nation, el denominado ‘Triángulo Esmeralda’, formado por los condados de Mendocino, Trinity y Humboldt, se ha convertido en el lujoso paraíso para el negocio de la hierba. Los cultivos autorizados y licenciados por el Condado de Mendocino están a cargo de una cooperativa que sirve a más de 800 pacientes en el norte de California; se estima que en ese estado existen más de 300.000 usuarios registrados. Hay 15 sembradores más en el condado y su incremento se considera uno de los pilares de la economía local; en algunas ciudades del Triángulo puede representar el 80 por ciento. Esta nueva realidad está reflejada en la firma de una ley del saliente Gobernador del estado, la cual, a pesar del fallido referendo para legalizar la droga, convierte la posesión de marihuana en una infracción no más grave que un comparendo de tráfico.
Las autoridades de Los Ángeles enfrentan una especie de marihuanomanía, forzándolas a tratar de frenar el creciente número de dispensarios disfrazados con una fachada médica; 
se estima que en el 2010 estaban operando 500 de esos lugares en la ciudad. No es de extrañar tal auge, si se considera que, según una reciente encuesta de Gallup, históricamente el 46 por ciento de los americanos está a favor de la legalización de la droga. Otro estudio estima que el estado podría ver incrementados sus ingresos por la tributación del consumo de la hierba en 650 ó 700 millones de dólares y quizá pudiera llegar a 1,5 billones, a la vez que ahorraría varios cientos de millones en el control de la prohibición. Quince estados han legalizado el uso de la hierba, además del Distrito de Columbia, y otros estánestudiando la medida.
Oakland tiene una supertienda de marihuana hidropónica y, según uno de los ‘empresarios’, aspira a convertirse en el ‘Wal-Mart de la hierba’, que, como toda actividad lucrativa, ya ha empezado a llamar la atención de los políticos. En fin, podríamos decir simplemente que es su problema, pero lo que molesta es la doble moral de los países consumidores y la falta de personalidad de algunos funcionarios y periodistas. Además de recibir a los ilustres vigilantes con venias y golpes de pecho, deberían atreverse a preguntarles por lo que sucede en el patio trasero de su casa.
Fuente Portafolio
