En Nepal y el Tibet esta planta era utilizada desde tiempos inmemoriales por los yogis como ayuda en sus meditaciones, y los devotos varones la empleaban como símbolo de fraternidad consumiéndola en grupo. Un detalle revelador es que inicialmente no la fumaban sino que preparaban decocciones de la planta que bebían en un contexto ritual y con una periodicidad bastante espaciada.
Quienes comenzaron con la costumbre de fumarla fueron los ancianos que recurrían a ella para matar el tiempo cuando su avanzada edad les impedía trabajar en el campo (Ver más al respecto en Entrevista con Helen Flix).
En África el consumo del cannabis se conocía como una fuente de placer y con fines religiosos mucho antes de la llegada de los Europeos. Conocida comunmente como dagga, los pigmeos, zulúes y hotentotes la utilizaban en sus rituales religiosos y como remedio curativo. se sabe que su uso en las ceremonias religiosas de Etiopía se pierde en la noche de los tiempos y que los primeros cristianos coptos la adoptaron en sus cermonias religiosas.
En la India, los primeros sadhus (ascetas errantes), eran nómadas por propia voluntad, vivían en los bosques y cuevas o caminaban sin parar, alimentándose de las limosnas que la gente les dispensaba. Se suponía que a su paso por las distintas poblaciones irradiaban energía espiritual aumentando la conciencia de cada región y del planeta. Practicaban la austeridad física, incluido el celibato y largos periodos de ayunos.
Paulatinamente la figura de los sadhus fue decayendo, coincidiendo con el abuso del bhang que inicialmente utilizaban para concentrar sus pensamientos en lo divino y soportar las dificultades. Sus cabellos colgaban en forma de mechones largos y enmarañados, su piel estaba cubierta de arena o cenizas, y sólo portaban unos cuantos harapos o andaban desnudos. Creían que el consumo de bhang les confería un poder espiritual, les acercaba a la verdad y les servía para rendirle pleitesía a Shiva, de quien decían que se hallaba permanentemente bajo los influjos del cannabis.
Investigadores como Gordon Wasson apoyan la idea de que tres mil años antes de nuestra época la India podía haberse encontrado al borde de una era psicodélica como la de Estados Unidos en los sesenta debido a la alta cantidad de sadhus fumadores de bhang en quienes era imposible determinar si predominaba la sattva (iluminación) o la tomas (indolencia), por lo que los brahamanes sabios habrían tenido que hacer todo lo que estaba al alcance de sus manos para evitar tal abuso. Esto explicaría también por qué el Gautama Sidartha el Buda estaba tan en contra de la intoxicación como para incluirla entre las cinco cosas prohibidas, junto con el asesinato, el robo, la mentira y el adulterio (Ver más al respecto en El hongo y la génesis de las culturas y las religiones).
Fuente LaInformacionGratis