La producción de harina de marihuana cobra cada vez mayores adeptos en la cocina contemporánea. Este elemento puede obtenerse de hojas o bien de cogollos. El principal requisito es que la hierba esté bien seca. Claro que si no está crocante se la puede acabar de secar en el horno, nunca con temperatura superior a los 100°C, dentro de un lapso aproximado de 15 minutos. El riesgo en este proceso es no quemarla, desde luego.
Para el caso de contar con hojas lo primero es realizar labores de limpieza, separando las hojas de los tallos y desechando las ramitas. A continuación hay que moler las hojas y luego pasar esa harina por un molinillo de café, para así obtener un polvo muy fino. Esta harina puede guardarse en el congelador.
Las recetas a partir de la hoja de marihuana presentan el inconfundible color verde. En caso de utilizar menos hierba de marihuana para elaborar una receta se debe reemplazar el faltante con otra clase de harina, que puede ser la clásica de trigo o maíz.
Para obtener un extracto de marihuana lo que hay que liberar el THC de los tricomas de la marihuana y en consecuencia depositarlo en una sustancia adecuada. Para el cannabis se recurre a reposarlo en aceite o cualquier otra sustancia grasa como la mantequilla. O bien el alcohol. Así se obtiene un líquido para utilizar y aplicar en numerosas recetas de comida. Una diferencia con la harina es que esta aplicación no necesariamente aporta color verde a la receta.