Esta guía para cultivar marihuana te ayudará a descubrir los conceptos básicos para iniciar un cultivo sin mayores contratiempos.
Son muchas las preguntas que un cultivador principiante se suele hacer antes de adentrarse en el apasionante mundo del autocultivo. Y te las resolveremos en este post.
Guía para cultivar marihuana: ¿Dónde puedo cultivar?
Para cultivar marihuana es necesario contar con un lugar apropiado. Sea en interior o exterior, tendremos que contar con un sitio debidamente acondicionado donde las plantas se sientan cómodas.
Un jardín, una terraza, un balcón, un desván, una habitación que no usemos… las opciones son muchísimas. Pero siempre debe ser un lugar discreto.
¿Dónde cultivar en exterior?
Debemos descartar lugares muy sombreados, terrazas acristalas o cualquier otro que no sea discreto. Esto último es muy importante en los tiempos que corren, con la plaga de robaplantas cada vez más extendida.
No hay nada más desilusionante que cuidar las plantas durante meses, y que te las roben cuando faltan pocos días para cosechar.
La marihuana es una planta a la que le encanta el sol. Cuanto más sol, más crecerá y los rendimientos serán mejores, tanto en cantidad como en calidad.
Siempre se debe optar por cultivar la marihuana en un lugar soleado. Si no es posible, al menos deberían garantizarse unas 5-6 horas de sol directo.
Cultivar en terrazas o balcones acristalados, tampoco es una buena opción a no ser que las plantas reciban sol directo, sin cristal de por medio.
¿Dónde cultivar en interior?
En interior aunque lo más cómodo es un armario de cultivo, no es estrictamente necesario. Por ejemplo una bodega, sótano, desván, habitación no frecuentada…
Es importante que no exista contaminación lumínica del exterior. Las plantas necesitan un período de máxima oscuridad, ya que sino en floración no florecerían.
Así que si no se usa un armario de cultivo, debemos garantizar que no haya filtraciones de luz. Sea bajando las persianas si es un lugar que disponga de ellas.
O bien sellando cualquier pequeña ventana o rendija para impedir el paso de la luz del exterior.
Guía para cultivar marihuana: ¿qué tipo de iluminación debo utilizar?
La luz solar cuenta con la gran ventaja que es gratuita. Pero la gran mayoría de cultivadores no tienen más remedio que cultivar en interior al no disponer de ningún espacio en exterior.
Y en interior, la iluminación es el pilar del cultivo. Cualquier fuente de luz no apropiada, supondrá una subida en la factura eléctrica para finalmente no conseguir nada.
Las opciones principales son lámparas de vapor de sodio HPS y halogenuros metálicos HM, lámparas LEC y luces LED. Todas tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
Por ejemplo un equipo completo para lámparas HPS y HM es muy económico, pero además de un consumo elevado, aumentan bastante la temperatura del cultivo.
Un equipo LEC es similar a los anteriores, pero producen más gr/w. Si con una lámpara HPS de 600W es complicado conseguir cosechas de 600 gramos, con una lámpara LEC de 630W superar los 630 gramos es fácil.
Y por último los paneles LED, sin duda la iluminación más avanzada con la que algunos cultivadores rondan los 2 gr/w sin complicación.
También destaca el poco calor que emiten, lo que hace más fácil cultivar en los meses más cálidos del año. Pero en su contra, que son excesivamente caros.
Siempre se puede ahorrar mucho comprando los componentes y montar un buen panel LED en casa. Pero ello ya requiere de cierta maña y conocimientos.
Guía para cultivar marihuana: ¿qué medio de cultivo debo utilizar?
Las alternativas son cultivar en tierra, en hidropónico, o en fibra de coco. Aunque la fibra de coco no deja de ser un medio hidropónico, pero muy similar a la tierra.
Muchos cultivadores se refieren a este tipo de sustrato como semi-hidropónico. Cuenta con los beneficios de un cultivo hidropónico, pero con la facilidad del cultivo en tierra.
Tanto el coco como los cultivos hidropónicos son siempre un poco más complicados que los típicos cultivos en tierra. Admiten menos errores, como fluctuaciones del pH.
Aunque poder tener un control total sobre los nutrientes como en hidroponía, hace que las cosechas sean espectaculares e incomparables.
Guía para cultivar marihuana: ¿qué nutrientes necesito?
La marihuana a lo largo de su cultivo necesitan una serie de nutrientes que se clasifican en nutrientes primarios o macronutrientes, nutrientes secundarios y micronutrientes.
Los nutrientes primarios no necesariamente son más importantes que los micronutrientes o los nutrientes secundarios.
Todos y cada uno de ellos son necesarios. Esta clasificación tan solo se refiere al consumo de cada uno de ellos, no a su importancia.
Dependiendo de la fase en la que se encuentra la planta, requerirá mayores dosis de unos que de otros. Por ejemplo los abonos de crecimiento se caracterizan por un alto contenido especialmente de nitrógeno.
En cambio los abonos de floración presentan altos niveles de fósforo y potasio. El uso de nutrientes adecuados a cada fase, garantizará en gran medida un buen desarrollo sin carencias.
Nutrientes primarios:
- Nitrógeno
- Fósforo
- Potasio
Nutrientes secundarios:
- Calcio
- Magnesio
- Azufre
Micronutrientes:
- Manganeso
- Boro
- Hierro
- Cobalto
- Zinc
- Cobre
- Molibdeno
- Cloro
Guía para cultivar marihuana: ¿qué variedades debo escoger?
Actualmente en el mercado hay cientos y cientos de variedades donde escoger. Y realmente eso no ayuda al cultivador principiante.
Sería imposible en esta guía para cultivar marihuana hacer una clasificación con todas las variedades existentes según su grado de dificultad o aconsejables para determinadas condiciones sean climáticas o de espacio.
Generalmente las variedades índica con las más aconsejables para interior por su crecimiento más contenido y tamaño bajo.
Las sativas en cambio, cuentan con un crecimiento en ocasiones incontrolable, por lo que en principio con variedades más recomendadas para cultivo en exterior.
También hay que tener en cuenta el período de floración. Mientras que las índicas cuentan con un período de floración de unas 7-9 semanas.
Las sativa en ocasiones terminan de florecer a las 16 semanas. Esto hace que en lugares de otoños lluviosos, no sea viable su cultivo.
Los híbridos son el cruce de dos variedades que buscan lo mejor de cada uno de sus padres. Por ejemplo la psicoactividad de una sativa y la velocidad de floración de una índica.
Según el porcentaje de índica o sativa, será una variedad también más indicada para exterior o para interior por su gran o moderado crecimiento.
Las ruderalis o autoflorecientes por último, son variedades de talla baja que completan su ciclo en mínimo 7-8 semanas desde la germinación.
Son variedades que no dependen de fotoperíodos, por lo que se pueden cultivar en cualquier fecha del año siempre que se garanticen un mínimo de horas de sol directo.
Guía para cultivar marihuana: ¿Cómo germinar las semillas?
Las semillas de marihuana realmente germinan muy rápido. Si son frescas (de 1 a 2 años), germinarán fácilmente en unas 24-48 horas.
Pero a medida que pasan los años, pierden poder de germinación. Y especialmente si no han sido bien conservadas, en un lugar fresco y seco.
El mejor lugar para guardarlas es en sus envases originales, bien cerradas y en los compartimentos interiores de la puerta de la nevera.
Germinar una semilla es muy sencillo. Aunque existen diversos sistemas, el más usado y fácil es con servilletas de papel humedecido.
Además las semillas para germinar requieren una gran humedad y una temperatura aproximada de 22ºC. Por encima o debajo de ella, tardará más en germinar.
La mejor opción es usar un recipiente con tapa. Ponemos una servilleta en el interior del recipiente y la humedecemos ligeramente, sin encharcar.
A continuación ponemos las semillas, las cubrimos con otra servilleta que también humedeceremos y para terminar tapamos el recipiente.
Como decimos, si las semillas son frescas germinarán en unas 24-48 horas. Cuando asome la raíz y antes de que cuente con más de un centímetro de longitud, las pasaremos a unas pequeñas macetas con un buen sustrato.
Las enterraremos siempre con la raíz hacia abajo y a no más de 1,5 cm de profundidad. En pocas horas ya se verá la pequeña plántula asomando.
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Guía para cultivar marihuana: ¿Cómo cultivar durante el estado vegetativo?
Durante la fase vegetativa o de crecimiento, las pequeñas plántulas no tardarán en parecerse a la planta de marihuana que todos conocemos con sus tan características hojas aserradas.
También a medida que la planta crezca, irá necesitando una maceta acorde a su tamaño.
En exterior no existe límite en cuanto al tamaño de la maceta. Cuanto más grande, la planta más crecerá. En interior en cambio el uso de macetas muy grandes no es aconsejable.
Las plantas en interior suelen tener de media unos 3 meses de vida. Durante este tiempo, las raíces no llegarán a colonizar el espacio de macetas superiores a los 11 litros.
Los nutrientes como no son muy importantes. Conseguir una planta saludable y sin carencias antes de que comience la fase de floración, será fundamental para conseguir buenas cosechas.
Cuando comencemos a abonar, lo haremos siempre con la mitad de dosis que recomienda el fabricante. E iremos aumentando gradualmente hasta la dosis máxima cuando ya la planta cuente con un buen tamaño.
En interior, se debe usar un fotoperíodo de gran cantidad de horas de luz. El más común es 18/6 (luz/oscuridad). Se podría usar otro con menor cantidad de horas de luz.
Interesa realmente que las plantas crezcan rápido, por eso se aportan tantas horas de luz. En exterior, ya se depende al 100% del fotoperíodo natural.
Guía para cultivar marihuana: ¿Cómo cultivar durante el proceso de floración?
La fase de fructificación o floración es donde nos jugaremos todo. Comienza en el momento en que la planta recibe más de 12 horas de oscuridad.
Y tardarán aproximadamente de 7 a 10 días en aparecer los primeros cogollos. Dependiendo de la variedad, puede durar en total de 7 a 16 semanas.
En interior, la bajada drástica del fotoperíodo a 12/12 (luz/oscuridad), hará que las plantas comiencen a florecer rápidamente.
En exterior en cambio, la floración comienza aproximadamente a las 4-5 semanas tras el solsticio de verano, entre finales de julio y principios de agosto.
Es importante que durante la fase oscura, no exista ningún tipo de contaminación lumínica. Bien sea por alguna farola cercana a las plantas en exterior, o la interrupción del fotoperíodo en interior al encender las luces.
Las plantas pueden estresarse y mostrar flores masculinas.
Los abonos en floración nunca deben faltar. Los cogollos para su desarrollo necesitan altas dosis de fósforo y potasio. Sino, no engordarán como deberían.
Además del abono base para todo el ciclo, el uso de un estimulador de floración y un potenciador de floración, hará que las cosechas sean mucho mejores.
Guía para cultivar marihuana: ¿Cómo se cosecha la marihuana?
Para saber cuando los cogollos están listos para cosechar se puede hacer de dos modos. El primero sería guiarse por su aspecto general y los datos que proporciona el banco de semillas.
Los pistilos o pelitos blancos del cogollo comenzarán a tostarse. Cuando aproximadamente el 60-70% están marrones, se debe cosechar.
Este es un sistema bastante ambiguo, ya que los pistilos pueden tostarse debido a factores como el calor y que nada tiene que ver con el punto óptimo de la cosecha.
Esto nos llevaría a cosechar una planta puede que mucho antes de lo que deberíamos.
La mejor opción, es usar un microscopio y observar el estado de los tricomas. Cuando están transparentes, todavía no han alcanzado el nivel máximo de cannabinoides.
Cuando se vuelvan de un color lechoso o blanquecino, es el momento óptimo para cosechar. Y cuando cambian a un color dorado o ámbar, nos habremos pasado de la fecha de corte y los cannabinoides y en especial el THC, comenzará a degradarse.
Cosechar una planta con todos los tricomas lechosos es imposible. Así que lo haremos cuando observemos que la mayoría de ellos tengan este color.
Algunos todavía serán de color traslúcido y otros ya habrán cambiado a color ámbar, es algo irremediable ya que no todos maduran al mismo tiempo.
Guía para cultivar marihuana: cómo secar y curar la hierba?
Una vez hayamos cosechado, inmediatamente pasaremos a la fase de secado. Esta puede durar de 1 a 4 semanas, dependiendo en gran parte de las condiciones ambientales.
En un clima seco lógicamente la hierba secará mucho antes que un clima húmedo.
Durante el secado, se irá descomponiendo la clorofila, tornando del color verde inicial a un verde más apagado o marrón.
Con un secado rápido, la hierva precisará un curado de mayor tiempo para suavizar su sabor y que no rasque al fumarla. Con un secado lento, la hierba se podrá fumar sin curado y apenas rascará o al menos no rascará tanto.
El secado se puede hacer de varios modos. El más usado es cortando ramas enteras y colgándolas boca abajo. También se puede usar una malla de secado, lo que requiere una mayor manipulación de los cogollos para separarlos de la rama.
Un sistema muy curioso es el secado en bolsas de papel de estraza, poco usado pero efectivo al fin y al cabo.
Sea como sea, el secadero debe ser un lugar oscuro, con una humedad de en torno al 50-60%, preferiblemente fresco y con buena ventilación.
Y por supuesto limpio. Si por cualquier motivo se nos cae algún cogollo o rama al suelo, al menos que no se ensucie.
Para saber cuando un cogollo está bien seco, lo palparemos ligeramente hasta que lo encontremos crujiente. Y al intentar partir una pequeña rama, ésta debe partir con un chasquido en lugar de doblarse.
En ese momento, será la hora de comenzar con el curado. Al igual que un buen vino, la marihuana con un buen curado ganará en cuerpo, sabor y potencia.
Para curar los cogollos generalmente se usan botes de vidrio. Deben ser nuevos o en todo caso usados pero esterilizados para eliminar posibles malos olores.
Metemos los cogollos en los botes, sin apretar. Simplemente damos unos golpecitos con la mano al bote para que ellos solos se asienten.
Durante un mes aproximadamente, abriremos los botes un par de veces al día unos 5 minutos. Pasado este tiempo, ya no será necesario abrir más los botes a no ser que sea para disfrutar la hierba.
Los botes los guardaremos en un lugar oscuro y fresco, donde se podrán mantener en óptimas condiciones durante más de un año.
Guía para cultivar marihuana: cepas para principiantes
Como decíamos más arriba, lo más complicado al comenzar un cultivo es decantarse por una o unas pocas variedades entre todas las que hay.
Una mala elección siendo principiante, puede ser fatal. Lo mejor es siempre optar por variedades fáciles de cultivar y resistentes. Es habitual que en un primer cultivo, las plantas sufran más de la cuenta nuestros cuidados.
Variedades muy fáciles de cultivar son por ejemplo las Skunk e híbridos Skunk. La propiamente dicha Skunk, Cheese, Orange Bud, Super Skunk, Green Poison, Critical…
También las índicas como Afghani, Hash Plant, Hindu Kush, Northen Light, Cream Caramel, Black Domina… Y como no, muchos híbridos índica/sativa como White Widow, OG Kush o AK47.
Son apuestas seguras y de una enorme calidad.
Errores comunes
Cuando un cultivador es principiante, se suelen cometer bastantes errores. Es algo normal y que se irá corrigiendo cultivo tras cultivo.
En nuestra guía para cultivar marihuana resumimos en esta lista muchos de estos errores que son completamente evitables:
- Regar en exceso: las plantas de marihuana consumen mucha agua, pero no le gustan los encharcamientos constantes. Se debe regar cuando la planta lo necesite, no cuando nosotros queramos.
- Regar poco: otro error común es el de regar con medidas de vasito cada X días. Puede ser excesivo para una pequeña planta, o muy poco para una planta de gran tamaño.
- No regular el pH: la mayoría de deficiencias de nutrientes están relacionadas con el pH. Se debe mantener entre 6 y 6.5 para que todos los nutrientes sean fácilmente asimilables por la planta.
- Abonar poco o no abonar: tarde o temprano y por muy buen sustrato que hayamos usado, las plantas exigirán nutrientes. De lo contrario se frenará su crecimiento y los cogollos no engordarán como deberían.
- Abonar en exceso: queriendo que las plantas crezcan más deprisa, se tiende a abonar más de lo necesario. Las sobrefertilizaciones suponen un gran estrés para la planta.
- No respetar los fotoperíodos: también es común enseñar las plantas a nuestros amigos, aunque eso suponga tener que “despertarlas” encendiendo la luz. Nunca lo hagas.
- Cosechar a destiempo: asegúrate de cosechar en su momento justo, o de lo contrario tu hierba no será todo lo potente que debería. Usar un microscopio es casi fundamental.
- No secar bien los cogollos antes de comenzar el curado: aunque aparentemente secos, los cogollos todavía conservan humedad en su interior. Si es excesiva y en un ambiente como un bote cerrado, los hongos pueden hacer acto de presencia.