Todo empezó haciendo mantequilla con los restos de la manicura del cultivo, que siempre queda bien.
El problema fue que en este cultivo me vendieron unas semillas de Trastolillo sin decirme que eran autos con lo cual no les di los cuidados que necesitaban y el resultado fue muy pobre. De las tres semillas que puse no saqué más que 40 gramos en seco de cogollos blandos y pequeños con lo que ni siquiera me molesté en manicurarlos y tras secar y curar, los dejé enteros para hacer la mantequilla. Tenían muy mala pinta y además con el cabreo que de que los del grow de Ganesh la hubieran cagado dándome autoflorecientes, no me apetecía nada vaporizarlos.
De otras tres plantas grandes de Chocolate Mint OG salieron unos 20 gramitos de podas y cogollos de ramas bajas y esas sí estaban apetitosas. Me dejaron realmente impresionado las Chocolate Mint, muy buena genética, incluso las hojitas pequeñas de los cogollos pesaban y estaban bien bien cubiertas de tricomas.
Y después lo pensé y como no me fiaba de que los cogollos de Trastolillo tuvieran suficiente potencia, pues complementé la mezcla con otros 15 gramos de cogollos pequeñitos de Strawberry Amnesia que están saliendo muy ricos y no sé qué hacer con ellos porque produjo bastante y se me van a poner viejos. Eran pequeñitos pero duros. Así me salieron unos 75 gramos en total para hacer mantequilla, ya estaba todo.
Receta:
-Piqué un poco y descarboxilicé a 100° una hora en el horno, es una bandeja de horno llena. La verdad es que esto no lo suelo hacer, pero tenía tiempo.
-Lo cocí en agua a unos 90° durante unos minutos para quitarle la clorofila y deseché el agua.
-Lo puse a cocer muy suave con 250g de mantequilla y montón de agua toda la tarde, unas ocho horas.
-Filtrado y a decantar a la nevera toda la noche, al día siguiente había algo más de 200g de mantequilla lista para hacer postres.
-Lo fundí con cacao puro y un poco de azúcar hasta hacer medio kilo de chocolate amargo que me dio para hacer unas 50 chocolatinas de unos diez gramos cada una.
Me gustan mucho los comestibles y sé que hay que tener cuidado con ellos pero según mis cuentas, cada chocolatina debería equivaler a 1,5 gramos de cogollos y recortes de manicura con lo que nada malo podía pasar… mis cojones.
Me comí el chocolatito más pequeñito que salió. Ni mal viaje, ni sentía acelerado el corazón, ni paranoias… pero seis horas de colocón terrible. Vaporizo a diario desde hace mucho tiempo y siempre hay algo de chocolate en casa para los fines de semana, pero esto fue otra cosa, risa eufórica y chistes de absolutamente todo, casi media hora para conseguir prepararme un vaso de leche con galletas de cena. No me acuerdo de la mitad de las tonterías que hice pero sí que me caí del sofá mientras me reía de algo, que la situación sentimental con mi mujer se arregló de golpe y por la puerta grande y que a las dos de la mañana seguía de juerga, gracias que mis hijas estaban durmiendo y no se enteraron de nada porque si no me veo dando explicaciones de por qué papi está tan contento hasta que me jubile. Nunca, ni siquiera las primeras veces que probé la hierba, me había pegado tal viaje.
Ahora no sé qué hacer con el resto de las chocolatinas, pero cada vez que lo hablo con mi mujer ella se ríe porque la verdad es que hacía años que no disfrutábamos del sexo así, pero cada vez que paso por cerca del congelador, me acojona.
El problema fue que en este cultivo me vendieron unas semillas de Trastolillo sin decirme que eran autos con lo cual no les di los cuidados que necesitaban y el resultado fue muy pobre. De las tres semillas que puse no saqué más que 40 gramos en seco de cogollos blandos y pequeños con lo que ni siquiera me molesté en manicurarlos y tras secar y curar, los dejé enteros para hacer la mantequilla. Tenían muy mala pinta y además con el cabreo que de que los del grow de Ganesh la hubieran cagado dándome autoflorecientes, no me apetecía nada vaporizarlos.
De otras tres plantas grandes de Chocolate Mint OG salieron unos 20 gramitos de podas y cogollos de ramas bajas y esas sí estaban apetitosas. Me dejaron realmente impresionado las Chocolate Mint, muy buena genética, incluso las hojitas pequeñas de los cogollos pesaban y estaban bien bien cubiertas de tricomas.
Y después lo pensé y como no me fiaba de que los cogollos de Trastolillo tuvieran suficiente potencia, pues complementé la mezcla con otros 15 gramos de cogollos pequeñitos de Strawberry Amnesia que están saliendo muy ricos y no sé qué hacer con ellos porque produjo bastante y se me van a poner viejos. Eran pequeñitos pero duros. Así me salieron unos 75 gramos en total para hacer mantequilla, ya estaba todo.
Receta:
-Piqué un poco y descarboxilicé a 100° una hora en el horno, es una bandeja de horno llena. La verdad es que esto no lo suelo hacer, pero tenía tiempo.
-Lo cocí en agua a unos 90° durante unos minutos para quitarle la clorofila y deseché el agua.
-Lo puse a cocer muy suave con 250g de mantequilla y montón de agua toda la tarde, unas ocho horas.
-Filtrado y a decantar a la nevera toda la noche, al día siguiente había algo más de 200g de mantequilla lista para hacer postres.
-Lo fundí con cacao puro y un poco de azúcar hasta hacer medio kilo de chocolate amargo que me dio para hacer unas 50 chocolatinas de unos diez gramos cada una.
Me gustan mucho los comestibles y sé que hay que tener cuidado con ellos pero según mis cuentas, cada chocolatina debería equivaler a 1,5 gramos de cogollos y recortes de manicura con lo que nada malo podía pasar… mis cojones.
Me comí el chocolatito más pequeñito que salió. Ni mal viaje, ni sentía acelerado el corazón, ni paranoias… pero seis horas de colocón terrible. Vaporizo a diario desde hace mucho tiempo y siempre hay algo de chocolate en casa para los fines de semana, pero esto fue otra cosa, risa eufórica y chistes de absolutamente todo, casi media hora para conseguir prepararme un vaso de leche con galletas de cena. No me acuerdo de la mitad de las tonterías que hice pero sí que me caí del sofá mientras me reía de algo, que la situación sentimental con mi mujer se arregló de golpe y por la puerta grande y que a las dos de la mañana seguía de juerga, gracias que mis hijas estaban durmiendo y no se enteraron de nada porque si no me veo dando explicaciones de por qué papi está tan contento hasta que me jubile. Nunca, ni siquiera las primeras veces que probé la hierba, me había pegado tal viaje.
Ahora no sé qué hacer con el resto de las chocolatinas, pero cada vez que lo hablo con mi mujer ella se ríe porque la verdad es que hacía años que no disfrutábamos del sexo así, pero cada vez que paso por cerca del congelador, me acojona.
