Muchos países, una planta.

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Muchos países, una planta.


Estos artículos conforman una serie, focalizada en analizar la situación de la planta del cannabis en diferentes países alrededor del mundo. Trabajando como manager de Green House Seed Company he tenido la oportunidad de viajar a un buen número de destinos alrededor del mundo, y luego de varios años de experimentar de primera mano los altos y bajos de muchos lugares, es con un gran placer y orgullo que comparto esta información con todos los lectores de Cañamo.


1) Suazilandia
2) Jamaica
3) Santa Lucía
4) Antigua
5) Mauricio
6) Sudáfrica
7) Malawi
8) Holanda
9) Reino Unido
10) España
11) Italia

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Muchos países, una planta: Suazilandia.




Suazilandia es un pequeño país sin salida al mar entre Sudáfrica y Mozambique, con poco más de 1 millón de habitantes. Es sobre todo conocida por sus parques naturales, en donde la impresionante flora y fauna Africana están protegidas y son visitados por un gran número de turistas cada año. Suazilandia es un país muy pobre, y tiene la taza más alta de infectados de VIH / SIDA en el planeta (alrededor del 40% de la población está infectada, según datos del gobierno de los EE.UU.). También es la última monarquía absoluta en el sur de África, y el rey Mswati III gobierna el país de acuerdo a los valores tradicionales de las tribus, con un estilo muy dictatorial. Él tiene 14 esposas, y cada año elige una nueva entre las miles de vírgenes "competidoras". Esta ceremonia es internacionalmente conocida como el “Reed Dance” y representa una importante atracción turística, a pesar de las crecientes críticas de la comunidad internacional. Suazilandia tiene una constitución, pero los partidos políticos son ilegales, y la moneda está directamente relacionada con el Rand Sudafricano.

A pesar de estos hechos no tan democráticos, el pueblo de Suazilandia es muy amable y muy hospitalario con los extranjeros, y el país disfruta de un estado relativamente libre de crímenes, con muy poca violencia. Comparándolo a los vecinos Sudáfrica y Mozambique es un país relativamente seguro para viajar. Sin embargo, un cierto grado de organización y flexibilidad es obligatorio, ya que la falta de infraestructura puede ser un verdadero desafío.

Suazilandia produce grandes cantidades de cannabis, teniendo en cuenta la extensión geográfica limitada que ocupa. Según el Informe sobre Drogas de las Naciones Unidas de 2008, Suazilandia se encuentra entre los 5 países de mayor producción de cannabis en el continente africano. Prácticamente toda la producción de cannabis se exporta a través de la porosa frontera con Sudáfrica o Mozambique, dejando una parte muy pequeña para satisfacer la demanda local. Los habitantes de Suazilandia tienen el mismo tipo de relación con el cannabis que se encuentra en la mayoría de las zonas más pobres del planeta: es el único cultivo capaz de crear algo de ingresos para apoyar el crecimiento económico local a nivel de las familias tribales. La mayoría de la población masculina de las zonas rurales consume cannabis a diario, tanto para fines recreativos como medicinales. Las propiedades antisépticas del cannabis son extremadamente útiles para combatir las infecciones en las zonas rurales.

En Suazilandia hay muchas landraces de cannabis, todas ella son bastante similares a otras sativas del sur de África: son plantas muy altas con poca ramificación lateral, se estiran mucho y con un período de floración extremadamente largo. Las hojas son muy finas y no se superponen, y los cogollos son finos también, y presentan pequeños tricomas con mucho olor a madera e incienso. Las plantas son plantadas de a miles, muy cerca unas de otras; la mayoría de las veces los machos se dejan para que polinicen a las hembras, asegurando la producción de semillas para el próximo cultivo, al mismo tiempo que la cosecha es mucho más pesada y más rentable. La mayoría de los campos se cultivan en zonas remotas, por lo general a una poco de altura. Los lugareños se aprovechan del terreno muy accidentado y diseminan los campos en diversos valles y colinas, para reducir al mínimo las pérdidas debidas a la sequía y las inundaciones. Un cultivo típico se siembra en Diciembre, comienza a florecer en Febrero y se cosecha en Abril-Mayo. El clima por lo general asegura la suficiente lluvia para que los campos sobrevivan sin ningún tipo de riego extra. Sólo durante los años de sequía las cosechas fallan.

Las plantas son alimentadas al 100% con fertilizantes orgánicos (estiércol de vaca y cenizas son los más comunes), y muchos campos crecen por completo sin ser fertilizados. La presencia del gobierno en el territorio se limita a la capital y las zonas turísticas (sobre todo los parques naturales y pasos fronterizos), por lo que el pueblo de Suazilandia pueden cultivar grandes extensiones de cannabis prácticamente sin ser perturbados.

En los últimos 10 años muchos Sudafricanos y unos pocos Europeos han estado importando los cultivos de Suazilandia a los países vecinos, y muchos de ellos han traído semillas de compañías Europeas a Suazilandia, introduciendo estas nuevas y poderosas genéticas y cruzándolas con las cepas locales. Los resultados son sorprendentes por decir lo menos. En la mayoría de los casos la cruza de las variedades locales de Swazilandia con variedades más índicas procedentes del extranjero ha resultado en una mayor potencia, nuevos sabores y tiempos más cortos de floración. A algunos de estos cruces valdría la pena poder mantenerlos, pero la falta de infraestructura y la complicada logística de este país convierten las operaciones de madres y clones en algo prácticamente imposible. Como consecuencia de ello, una vez que un cultivo particularmente bueno llega al mercado, no queda rastro de su linaje con viva.

Otro concepto innovador importado en los últimos años es la producción de hashish. Debido a la gran extensión de los cultivos, siempre hay un montón de material de cannabis de baja calidad que se utiliza para hacer hashish. Unos pocos equipos internacionales se ocupan de producir grandes cantidades de polen de hashish tamizado, que también termina en la mayoría de las ciudades sudafricanas. La calidad no es comparable con la de Marruecos o el hashish de Asia, pero satisface una demanda muy intensa y constante, generando ganancias de un material que de otra forma sería desechado. Las razones por las que la calidad no es muy buena son la gran humedad de la zona y la condición rural muy sucia y polvorienta, donde el proceso de fabricación se lleva a cabo.
El hashish es producido secando el material verde, moliéndolo y tamizándolo. El polvo es prensado en ladrillos para su transporte, usando diversos tipos de dispositivos para ello.

Suazilandia es un destino interesante para el turista orientado al cannabis con un espíritu de aventura, especialmente cuando se combina con una visita a las vecinas Sudáfrica y Mozambique. Se trata de un país salvaje, donde la naturaleza, el hombre y el cannabis están muy conectados, la mejor manera de ver el país es alquilar un buen 4x4 y conducir a través de el. Pero no te olvides de traer tu papel de liar favorito, porque no encontraras muchos negocios para comprarlos una vez que cruces la frontera…


Echen un vistazo al hilo de Suazilandia en vivo:

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Muchos países, una planta: Jamaica.




Jamaica es una isla tropical situada en el centro de la región del Caribe, hogar de la música reggae, playas de arena blanca, pollo a la jamaiquina, la fruta "ackee", el café Blue Mountain y cogollos de primera calidad. Desde que Bob Marley comenzó a recorrer el mundo en la década de 1970 y la hizo famosa, Jamaica se convirtió en uno de los destinos preferidos de turistas alternativos que buscan sensualidad tropical, y marihuana de alta calidad. Durante los años 70´ y 80´ Jamaica fue una de las principales fuentes de hierba que llegaban a los EE.UU. y Europa, y en los años 90´ muchos extranjeros comenzaron a importar genéticas de los rincones más lejanos del mundo, e introdujeron en la isla sabores y efectos nunca antes vistos.

El cannabis no estaba presente de forma natural en Jamaica antes que el hombre lo importara. Las primeras semillas llegaron a la isla de África y Asia, traídas por los esclavos erradicados de su tierra natal para trabajar en las plantaciones. El clima naturalmente favorable y, un gran consumo humano, hizo el resto: el cannabis ahora prospera en la isla, donde se cultiva en jardines celosamente guardados bajo la canopia de los bosques en zonas remotas. Décadas de esfuerzos de erradicación por parte de la CIA, la DEA y el gobierno de Jamaica han fracasado debido a que el cannabis es parte de la cultura local, que se utiliza con fines medicinales, recreativos y religiosos, y está profundamente arraigado en la sociedad. Organizaciones Rastafaris están tratando de legalizar la hierba desde 1990, pero la guerra Americana contra la droga mantiene la presión sobre el gobierno de Jamaica para impedir que el cannabis se legalice incluso para las ceremonias religiosas locales. Durante la década del 70 la CIA solía comprar cannabis de Jamaica a los grupos de derecha, pagando con armas y ayuda militar destinada a desestabilizar a la izquierda del gobierno. La operación se hizo de conocimiento público durante los años 80´ y 90´, y dio como resultado clamorosas protestas públicas en EE.UU. y Jamaica por igual.

Existen cientos de cepas que crecen en Jamaica, desde la mundialmente renombrada Lamb´s Breath a las más famosas variedades Holandesas y Estadounidenses. En los últimos 10 años ha habido un increíble aumento en el conocimiento disponible para los productores locales, y hoy en día es raro encontrar cogollos con semillas en el mercado. La mayoría de los cultivadores comerciales aprendieron a arrancar los machos antes de la polinización, o utilizan semillas feminizadas o esquejes de plantas madres. Muchos Estadounidenses y Europeos han traído sus semillas favoritas con ellos en sus vacaciones y las intercambiaron con los locales, creando un rompecabezas de cruces e híbridos que produjo una variedad asombrosa de hierbas. Los grupos más organizados están trabajando ahora con salas de madres y esquejes, e incluso hay algunos pocos proyectos de crianza que están siendo llevados a cabo en la isla. Las variedades más populares en las playas de las locaciones más exclusivas son cruces de variedades Kush, Trainwreck, New York City Diesel, East Coast Sour Diesel y variedades haze dulces y frutales. Algunos cultivadores comerciales aún exportan sus cosechas a otras islas del Caribe, Europa y los EE.UU., pero se está convirtiendo cada vez más difícil, ya que la demanda local aumenta de forma exponencial casi todos los años gracias a una industria turística estable.

En la capital, Kingston, hay más drogas duras dando vuelta que ganja, y el ambiente no es muy seguro para los turistas, por lo tanto, la mayoría de los visitantes van directamente a las áreas de Negril o Montego Bay en el oeste o la zona de Port Antonio, en el este, donde todas las playas son hogar de arenas blancas, comida Ital (la versión local de bocadillos saludables vegetarianos), aguas cristalinas y donde grandiosos cogollos son vendidos por los locales más o menos abiertamente de acuerdo con el lugar y la temporada. El turismo cannabico es hoy en día una forma muy popular de hacer dinero en Jamaica, con varios operadores turísticos de América comercializando la visita a los campos de ganja y a “smoke-outs” (fumadas) al atardecer en la playa, como parte de sus viajes. Algunos de los bares en la playa de 7 millas de largo de Negril, son sitios famosos para los fumetas alrededor del mundo (Rick´s Café sobre todos ellos .... desde finales de 1980!).

Además, todas los años la revista High Times organiza el concurso de Miss High Times en la playa de Negril. Un grupo de fumetas vuela todos los años para votar sobre las mejores hierbas y las chicas más sensuales, mientras catan las primeras sueñan sobre las segundas durante una semana. El evento, que ya está va por su tercera edición, se está convirtiendo en uno muy popular y está inspirando otros eventos similares también. El gobierno de Jamaica no fomenta este tipo de promoción, pero no la detiene porque el turismo es muy importante, especialmente en tiempos de crisis. El estatus ilegal de la planta de cannabis inclusive ha sido suspendido en un caso: en el pequeño pueblo de Nine Miles, donde el héroe local Bob Marley descansa, hay una pequeña zona de cultivo de cannabis cerca de su tumba, protegida por agentes de la policía Jamaicana.

Esto confirma que a pesar de que Jamaica firmó el tratado de 1961 de las Naciones Unidas contra las drogas, el papel del cannabis en la cultura y las tradiciones locales está demasiado arraigado como para ser erradicado.

Los mejores meses para visitar Jamaica son los de invierno (Noviembre a Febrero, son los meses más secos, pero casi todo el año el clima es una bendición para cultivar y echarse en la playa ....). En Junio, Julio y Agosto las tormentas tropicales azotan la isla con regularidad, pero esto no desanima a los cultivadores de sembrar, o los fumadores de fumar. Los gente de Jamaica han estado cultivando y fumando ganja desde que se convirtieron en Jamaicanos, y no se detendrán. Nunca.

Tal vez por eso me gusta tanto el lugar ...


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Muchos países, una planta: Santa Lucía.



Santa Lucía está situada en la parte baja del Caribe oriental, en una zona muy protegida que garantiza un mar calmo e ideal para bucear, especialmente en la costa este. La isla es muy accidentada y montañosa, con un frondoso bosque verde que cubre la mayor parte de las áreas deshabitadas. Es la típica isla resort, donde turistas pudientes (mayormente Europeos) pasan unas vacaciones empapadas de sol, alejados del frío y de las molestias de la vida de la ciudad. Pero también es un destino cannabico muy interesante.
Los lugareños son muy cuidadosos de no mostrar su consumo de cannabis en público, pero se fuma mucho en pequeñas playas públicas, o por la noche en los bares y cafés locales de baile. Profundo en el interior de Santa Lucía casi a 600 metros sobre el nivel del mar se encuentran 19000 acres de bosque tropical y más de 50 kilómetros de caminos que corren a través de él. El bosque tropical es respetado como un hábitat para especies raras de aves y orquídeas. Los primeros habitantes de Santa Lucía fueron tribus Arawak, que se asentaron en la isla dos mil años atrás. Ellos asociaron las arboledas obscuras con espíritus malignos y durante siglos el bosque permaneció intacto. Hoy en día es una gran atracción turística, y un terreno muy bueno para que la gente del lugar pueda esconder sus pequeñas pero muy eficaces plantaciones de marihuana. Los cultivadores de Santa Lucía son muy discretos, y es casi imposible convencer a uno de ellos para que muestre su trabajo. Al igual que en la mayoría de las pequeñas islas de esta región, los campos de cannabis se encuentran dispersos en áreas de difícil acceso en lo profundo del bosque. La temporada de siembra se inicia en Febrero y termina en Abril, mientras que las cosechas se realizan entre Septiembre y Diciembre. Muchos cultivos son destruidos por las tormentas que vienen del Atlántico, y el mejor momento para encontrar hierba local es durante las concurridas vacaciones de Navidad, cuando el flujo de los turistas europeos garantiza los altos precios de venta.

Santa Lucía consume mucho más cannabis de lo que puede producir, porque la zona de campos donde se puede cultivar es muy restringida, y cada año más controlada por el gobierno. El vacío se rellena con las importaciones regulares de otras islas, la mayoría de las cercanas Saint Vincent y las Granadinas, y, a veces de América del Sur. El cannabis arriba en botes o por aire, y pandillas internacionales de contrabandistas la venden en el mercado local. Una vez en la isla, la distribución ocurre casi al instante ya que la demanda supera la oferta continuamente. El cannabis que llega desde la cercana Saint Vincent y las Granadinas es por lo general de genética Sudamericana o de América Central, a veces cruzadas con algunos genes Europeos o Americanos.

Es mayormente de baja calidad y está lleno de semillas, pero en ocasiones puede encontrarse algún lote muy bueno, dependiendo de las condiciones de transporte y la forma en que se secó. Algunos de los distribuidores locales hablan de nombres como Acapulco Gold o Punto Rojo, o incluso Super Skunk, pero esta es sólo una forma de publicitar el producto al llamarlo con los viejos famosos nombres que escucharon de parte de los turistas.

En los últimos años algunos vecinos han tratado de producir hashish de plantas locales, pero los resultados son en cierto modo de baja calidad. El principal obstáculo para la producción de hash bueno es la alta humedad de las áreas forestales y la abundante precipitación de lluvia, combinadas con la falta de experiencia. La forma más común de producirlo es frotando las plantas antes de la cosecha. El producto conseguido se llama “gum”,"goma" y es de color negro y aceitoso, muy similar a las charras de la India de baja calidad. Se mantiene verdoso en el interior y su sabor es muy áspero y amargo. La única razón por la que hacen hash es porque algunos turistas lo demandan y están dispuestos a pagar el buen dinero por el.

En Santa Lucía, la mejor forma de encontrar buena hierba es asistir a alguna ceremonia Rastafari (algunas veces grandes fiestas a las cuales es bastante fácil acceder), o quedarse tarde a la noche en los bares poco fiables en los alrededores de las zonas de resorts (ten cuidado de los bares demasiado poco fiables si no estas en compañía de un lugareño de confianza). Hay un montón de bares de baile y la gente está siempre en busca de fiesta por la noche, y la mayoría de las veces el olor de la hierba quemándose será tu mejor guía. La gente de Santa Lucía es generalmente amigable, pero en algunas situaciones la disparidad de ingresos y el color de la piel puede causar algunas tensiones. Recuerden: no existe ninguna tensión que un buen porro no pueda resolver. Se amable, amigable y abierto, y la isla te ofrecerá lo mejor de si.


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Muchos países, una planta: Antigua.



Antigua es una de las islas más impresionantes en el Caribe, con vientos cálidos y constantes, un litoral complejo de refugios y playas de arena blanca, con una protectiva, casi ininterrumpida pared de coral a lo largo de sus costas. Sería un lugar perfecto para esconder una flota. Y fue así como en 1784 el legendario almirante Horatio Nelson navegó a Antigua y estableció la más importante base de Gran Bretaña en el Caribe. No se imaginaba que más de 200 años más tarde las mismas características únicas que atrajeron a la Marina Real han transformado a Antigua en uno de los principales destinos turísticos del Caribe.

Hasta el desarrollo del turismo en los últimos 25 años, los habitantes de Antigua lucharon por su prosperidad, aplastados bajo una herencia racista colonial. El surgimiento de un fuerte movimiento obrero en la década de 1940 propició la voluntad de luchar por la independencia. En 1967, junto con su hermana isla de Barbuda y la pequeña isla de Redonda, Antigua se convirtió en un Estado del Commonwealth (Reino Unido), y en 1981 finalmente obtuvo su independencia completa. Los Antiguanos son ahora muy orgullosos de su identidad, y saben que son dueños de uno de los puntos turísticos más exclusivos del planeta. Sin embargo, mantienen un estilo con los pies bien sobre la tierra, haciendo que los extranjeros se sientan a gusto en cuestión de segundos.

Al llegar a la isla, uno no puede dejar de notar la actitud feliz y relajada de los locales, que ahora viven sobre todo de los beneficios del turismo, y están entre las personas más ricas del Caribe (ingresos promedio per cápita). La isla abastece a un mercado de lujo, con centros turísticos caros, numerosos campos de golf y puertos deportivos, pero todavía es posible viajar con un bajo presupuesto, y hospedarse en pequeñas casas de huéspedes o pensiones. Contrariamente a Jamaica, el cannabis no se fuma abiertamente en Antigua, pero la mayoría de los lugareños se consideran a sí mismos Rastafaris y utilizan una gran cantidad de cannabis a diario. La hierba sagrada principalmente se fuma en el “chalice” (cáliz), una pipa de agua hecha con una cáscara de coco y una manguera de plástico, o en porros cortos y gruesos (no hay papeles de liar en la isla, por lo que es una buena idea llevar algunos si planeas hacer un viaje). La mayoría de los habitantes de Antigua son de linaje Africano, descendientes de los esclavos que fueron traídos a la isla siglos atrás para trabajar en los campos de caña de azúcar. Sin embargo, la historia de la habitación de Antigua se remonta a dos milenios antes de Cristo. Los primeros asentamientos, que datan de alrededor de 2400 antes de Cristo fueron los de los Siboney (una palabra que significa "Stone people", “gente de piedra”), de quienes se han encontrado hermosas herramientas de conchas y piedras hechas a mano en docenas de sitios alrededor de la isla. Pero ellos no tenían cannabis. La planta llegó a Antigua desde la India, con los esclavos. Y ha prosperado desde entonces.

La ley es muy estricta contra el cannabis, con sentencias obligatorias para el tráfico de cantidades incluso pequeñas. Pero al mismo tiempo, hay indicios de que el gobierno está empezando a reconocer el papel religioso del cannabis en la sociedad Rastafari. En el 2003, el Primer Ministro Lester Bird propuso legalizar el uso de marihuana en ceremonias religiosas Rastafaris bajo control del gobierno. Por supuesto que la propuesta nunca se convirtió en ley, debido a la presión del gobierno estadounidense (el primer inversor en la isla y un importador clave de productos locales). Pero en la práctica las autoridades locales tienden a cerrar un ojo cuando los locales fuman en la privacidad de su hogar o durante sus ceremonias religiosas. Los turistas se encuentran generalmente seguros dentro de la privacidad de sus complejos (o barcos), pero no es bueno fumar abiertamente mientras se pasea alrededor de la isla, y especialmente en las playas de los complejos turísticos (vigiladas constantemente por seguridad privada y la policía local).

En Antigua hay muchas variedades bien establecidas como “hierbas locales” (Antigua Gold, Shark´s Breath o Blue Lagoon), todas ellas son cruces sativa/indica que vienen de otras islas o de Estados Unidos y Europa. Pero la mayor parte de los cogollos que se fuman son importados de la isla de Saint Vincent (el mayor productor en el Caribe). La mayor parte de la producción de Antigua está situada en el Sur-Oeste de la isla, bajo la gruesa canopia del bosque en las zonas montañosas escarpadas, cerca de la montaña Botts Peak. Los rastas desaparecen en el bosque en Marzo o Abril con una bolsa de semillas, encuentran un lugar adecuado y, a continuación, plantan lotes de unos cuantos cientos de semillas, muy bien camufladas, por lo general en las laderas empinadas. Luego vuelven unas semanas más tarde para seleccionar y limpiar las parcelas de la vegetación que crece rápidamente. Una visita más al inicio de la floración para eliminar los machos (no con mucho éxito, uno o dos siempre se las arreglan para escapar de la verificación y polinizan los cultivos ....), y luego de nuevo una última vez para la cosecha, en Septiembre u Octubre. Los cogollos húmedos son toscamente manicurados en el mismo sitio, y luego transportados a una casa segura para su secado. Durante estas etapas la calidad del producto generalmente decae, ya que el secado se realiza lo más rápido posible y hay muy poco curado. Normalmente, el alijo se prensa en ladrillos para el almacenamiento a largo plazo. A veces los cultivos se secan en chozas de hojalata cerca del área de cultivo, pero esta práctica ha sido abandonada, ya que ha habido varios allanamientos.

La hierba importada de otras islas (en su mayoría de Martinica y Saint Vincent) es generalmente de menor calidad en comparación a los cogollos locales, sobre todo debido a su largo almacenamiento y a los problemas que trae el transporte y empaquetado. El flujo garantiza que siempre haya mucha hierba disponible en la isla, pero la calidad varía mucho de un lote a otro, y a veces es muy difícil conseguir algo bueno para fumar sin un contacto local de confianza. Los precios también varían, oscilando entre 2 y 5 dólares americanos por gramo, dependiendo de la calidad y disponibilidad de la misma.

Antigua es un gran destino de vacaciones, pero requiere un poco de cuidado y un poco de atrevimiento para poder ser plenamente apreciada en todo su esplendor cannabico. Vacaciones soleadas, arenosas y colocadas están a la espera…


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Muchos países, una planta: Mauricio.



Mauricio es una hermosa isla tropical situada en el medio del Océano Índico meridional. Es uno de los destinos más exclusivos de resorts en todo el mundo, atendiendo a los segmentos más altos de la industria del turismo. La isla tiene sólo medio millón de habitantes, pero el número de turistas que la visitan cada año es mucho mayor.

El turismo y la agricultura (caña de azúcar) son las principales fuentes de ingresos de Mauricio, pero la isla está emergiendo en los últimos años como un centro financiero en el exterior para compañías Hindúes, Asiáticas y Europeas. El puerto principal, Port Louis, es un punto de trasbordo importante para las mercancías que circulan por el mar desde el sur de Asia a África, Europa y las Américas. Es muy caro viajar a Mauricio, y hay muy pocos hoteles baratos. La mayoría de los turistas arriban con paquetes organizados y se alojan en caros resorts de golf o spas (hay más de 100 todo alrededor de su hermosa línea costera).La isla está protegida por un arrecife de coral muy sano, y hay inclusive un sitio de grandes olas que atrae adeptos al surf de todas partes del mundo, y está considerada como una de las mejores rompientes de todo el Océano Indico.

El cannabis no es muy común o fácil de encontrar en Mauricio, principalmente debido a la aplicación de una ley muy estricta. La penas por posesión de inclusive las cantidades más pequeñas de cannabis son muy duras (10 a 20 años en la cárcel, sin posibilidad de libertad condicional). Las penas para la producción de cannabis (incluso por solo unas pocas plantas) pueden subir las penas hasta encarcelamiento de por vida. Y esto ya es una mejora, teniendo en cuenta que hasta el final de la década de los 90´ el tráfico de drogas (incluso en pequeñas cantidades) era castigable con la pena de muerte. Esta actitud muy estricta contra el cannabis es común en la mayoría de los estados insulares en el Océano Índico, incluyendo Seychelles y las Maldivas.

Actualmente se han enfocado en la rápida expansión del rol de la isla como un centro de lavado de dinero gracias a un muy bien desarrollado sector financiero de bancos del exterior. Un número creciente de compañías Asiáticas están estableciendo centros financieros extraterritoriales en Mauricio, atrayendo actividades de lavado de dinero de todo el mundo.

A pesar de toda la actividad en contra del cannabis que crea esta situación tan regulada y represiva, hay muchas pequeñas operaciones de cultivo en Mauricio, escondidas bajo la canopia del bosque en las zonas montañosas más inaccesibles. La población de la isla consiste en 4 grupos étnicos principales: Africano-Criollo, Indio, Europeo y Chino. Entre los grupos de herencia Africana, existen pequeñas comunidades de Rastafaris dedicados que viven en pequeñas aldeas en las montañas del suroeste de la isla, y algunos de ellos mantienen pequeñas y flexibles operaciones de cultivo de guerrilla.

Hay dos cosechas anuales de cannabis en Mauricio, una cosechada en Septiembre-Octubre (conocida como la “petite saison”, o temporada pequeña), y una cosechada en Marzo-Abril (conocida como “grande saison”, o temporada grande).

El cultivo que es cosechado en Septiembre-Octubre no es usualmente demasiado exitoso, ya que las plantas sienten el incremento de horas de luz y tienden a desarrollar cogollos con más hojas. Las flores son plumosas y el producto final tiene muchas hojas y es verde en su sabor. Pero la cosecha de Marzo-Abril es usualmente de más alta calidad, gracias al foto período decreciente y a que hay menos lluvia. Lamentablemente, debido a las circunstancias extremadamente peligrosas, las plantas se cosechan a menudo demasiado pronto; los productores tienen mucho miedo de ser atrapado y quieren vender la hierba, tan pronto como sea posible. Cuando las plantas han desarrollado algunas flores y algo de resina ya se consideran listas para la cosecha, y por el hecho de que comienzan a oler, cada planta se convierte en una amenaza mayor. La escasez de hierba en el mercado garantiza que todo se va a vender, no importa lo temprano que se halla cosechado. Usualmente las hojas y los tallos son aplastados y mezclados con los cogollos, reduciendo aún más la calidad de producto final. Los cultivos que se cosechan en Marzo o Abril podrían fácilmente florecer por un mes más o seis semanas antes de llegar al punto óptimo de maduración.

Los cultivadores no usan fertilizantes por los problemas de logística que esto acarrea y porque la isla es enteramente volcánica, con un suelo extremadamente fértil. Los riegos son también rara vez necesarios, porque llueve de forma regular la mayoría del año.
El cannabis cultivado en Mauricio es todo muy parecido. Uno podría decir que no hay muchas variedades en Mauricio. Según mi punto de vista, realmente hay solo una variedad creciendo en la isla, y se diferencia en muchos fenotipos debido a las ligeramente distintas condiciones medio ambientales y los factores de los micro climas. La hierba de Mauricio es una planta mayormente sativa baja, robusta con una distancia entre nudos relativamente corta y cogollos largos y finos. El aroma es picante y con olor a nuez, pero tiene un toque afrutado que recuerda a la piña y al lychee; los tricomas son escasos pero de gran tamaño, con largos tallos y cabezas grandes. Los cultivadores son extremadamente cuidadosos en no mantener ninguna planta cerca de sus hogares, y la siembra se hace a menudo directamente en la zona de cultivo, en las laderas de las montañas más remotas y de difícil acceso y en el fondo de las gargantas. La mayoría de los productores no visitan sus plantas con mucha frecuencia, y los machos se dejan para polinizar a las hembras, lo que garantiza semillas para la próxima cosecha y un mayor margen de ganancia en las ventas.

La demanda de cannabis viene en mayor parte de un pequeño porcentaje de la población local, mientras que la mayoría de los turistas no busca cannabis, en parte por que no son del tipo fumador, en parte porque tienen demasiado miedo a las leyes locales. Hay un alto nivel de control social, como siempre sucede en comunidades pequeñas. La mejor forma de encontrar algo para fumar es aventurarse fuera de los círculos turísticos y mezclarse con las multitudes locales en las playas públicas los fines de semana, o en uno de los siempre presentes festivales religiosos alrededor de la isla.

Los habitantes de Mauricio son gente muy hospitalaria y amistosa, y viven en un ambiente prácticamente libre de fricciones sociales, a pesar de el hecho de que existen muchas religiones en esta pequeña nación isleña. Musulmanes, Hindúes, Budistas, Cristianos, Animistas y Judíos viven de una forma muy pacifica y respetuosa; no hay guetos o barrios de chabolas, todos viven y trabajan junto a los demás. Y esto, junto a la rara hierba de Mauricio, la convierten en un gran destino para visitar.


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Muchos países, una planta: Sudáfrica.



Sudáfrica es conocido como el “país arco iris” debido a la diversidad de su gente y paisajes, así como los climas y la costa. Es de hecho, es una de las naciones con mayor diversidad étnica en el planeta, y ofrece una gran cantidad de contrastes entre pobres y ricos, entre una economía del primer mundo y realidades sociales del tercer mundo. Al viajar a través del país está claro que mucho ha cambiado desde los días del Apartheid, pero mucho se ha quedado igual. A pesar de contar con la economía más activa y el PIB más alto de todo el continente africano, los Sudafricanos todavía se enfrentan a sombrías realidades cotidianas, tales como la astronómica subida de las tasas de criminalidad, el VIH / SIDA, malos sistemas escolares y de salubridad y una corrupción crónica en todos los niveles de la sociedad. La nación todavía está curándose de las heridas de un largo período de racismo y de aislamiento internacional, y este proceso tomará largo tiempo.

Pero muchos signos positivos son visibles, incluyendo una próspera industria turística y la Copa Mundial FIFA 2010, la cual será un evento clave para introducir la nueva Sudáfrica a la arena internacional de nuevas naciones democráticas.

A demás de ser una destinación turística clave, Sudáfrica es también el mayor productor de cannabis del continente, con una producción anual estimada de más de 2500 tonelada métricas. La ONU publicó esta información en el 2008; en realidad esta estimación está considerada como muy baja por otras fuentes.

El cannabis, conocido localmente como “dagga” o “zoll”, está muy difundido. Una gran parte de la población joven consume cannabis con bastante regularidad. La mayor producción proviene de la zona remota del Transkei, en la región del Cabo Oriental, que sostiene la demanda local, así como la internacional. Otras áreas producen cosechas más pequeñas, usualmente no destinadas a los mercados internacionales. Algunos tipos de hierbas Trankei han sido muy populares por muchas décadas y recibieron el nombre de “Rooiebaard”, o “Barba Roja”, por sus intensos pelos rojos. Esta están considerada la calidad más alta entre las landraces Sudafricanas. Es una sativa con gusto a madera, picante, con un leve y suave efecto que dura mucho. Desafortunadamente es muy raro encontrarla sin semillas y decentemente secada y empaquetada.

Las cosechas de cannabis son cultivadas en áreas remotas y subdesarrolladas, a veces no conectadas por caminos o senderos, y poblados enteros se encuentran involucrados en el cultivo, la cosecha y la venta. El cannabis es la única fuente de ingresos para un gran número de gente local. Las plantas están usualmente ubicadas en tierras que no pertenecen al poblado, pero lo suficientemente cerca para poder ser bien atendidas. El viento y las fuertes lluvias representan obstáculos mayores para cosechas libres de problemas, y la podredumbre de los cogollos es un problema bastante común.

En Sudáfrica hay unas pocas landraces locales, todas de la región de Transkei, y todas ellas comparten características similares. Son sativas altas con períodos de floración larga y un contenido medio-bajo de resina. Presentan perfiles de terpenos muy interesantes, y aromas muy particulares que van desde mucha madera a más picantes o con olor a nuez.

En el área de Durban, durante los años 70´, la legendaria Durban Poison fue creada cruzando semillas de el sur de la India con landraces locales Aficanas. Nunca completamente estabilizada, la Durban Poison es todavía la variedad Africana más conocida alrededor del mundo. Pocas compañías de semillas reclaman tener la original, pero probablemente cualquier cruza entre India del sur y Transkei puede ser llamada Durban Poison.

El cannabis es ilegal en Sudáfrica, y los efectivos de la ley realizan acciones regularmente contra ella. Cada año, helicópteros del gobierno fumigan pesticidas ilegales (Round-up y agente naranja entre otros) en las regiones más cultivadas durante los meses de cosecha de Abril y Mayo. Mientras que con estos vuelos es poco probable que se haga un hueco en la producción masiva, si crean enormes riesgos para la salud de la población local. Destruyen cultivos de alimentos, así como de cannabis, y contaminan grandes áreas haciéndolas infértiles. Pero las autoridades están demasiado ocupadas con problemas más graves (crímenes violentos y drogas duras en su mayoría) para dedicar demasiada atención a la hierba.

El cannabis producido en Sudáfrica está considerado como de nivel bajo-medio a escala mundial, y está a menudo lleno de semillas y secado y empaquetado pobremente. Consecuentemente tiene precios muy bajos, y llega a la mayoría de los mercados Africanos y Europeos. De acuerdo a los últimos reportes de drogas de la ONU (datos de 1995 al 2007) Sudáfrica es hoy el cuarto productor de cannabis detrás de Méjico, Estados Unidos y Paraguay.

En los últimos 10 años ha habido un pronunciado incremento en el número de turistas Sudafricanos visitando Europa y trayendo de vuelta genéticas y el conocimiento para cultivarlas en interior. Como consecuencia ahora es posible encontrar hierba de alta calidad en las tres grandes ciudades (Ciudad del Cabo, Johannesburgo y Durban), a precios Europeos (a menudo más de diez veces el precio de la hierba de exterior, solo asequible para los más pudientes). Los cultivadores de interior Sudafricanos usualmente mantienen sus cuartos de forma muy básica, enfocando todos sus esfuerzos en luchar contra el calor y la humedad. Soluciones comunes son el uso de aire acondicionado y el reducir la cantidad de luces cuando los días se hacen calurosos. La mayoría de cultivadores no usan filtros de aire para reducir el olor, y el mylar anti-detección es desconocido. Es muy raro encontrar una organización con plantas madres y clones. La mayoría de los cultivadores de interior comienza cada año con semillas.

La mayoría de los equipos de alta tecnología disponibles en Europa y Norte America no están disponibles en los grow shops locales, y cualquier cosa importada es bastante cara debido a la larga distancia de transporte y los altos impuestos de importación.
Sin embargo la calidad alcanzada por los cultivadores Sudafricanos es bastante impresionante. En Ciudad del Cabo es posible comprar variedades como Cheese, White Rhino, Top 44 y Mazar regularmente, cultivadas en hidroponía y recubiertas de una capa de resina . La calidad es grandiosa, el precio está entre 5 a 12 euros por gramo, dependiendo de la fuente y de la época del año. Durante los meses de Diciembre y Enero (los meses de verano) la demanda se incrementa pronunciadamente, así también como los precios.
Raramente es posible encontrar hashish importado de la India o Marruecos, principalmente en conexión con la escena de festivales de exterior. Los precios son aproximadamente equivalentes a los de Europa; la disponibilidad es muy casual.

Como la mayoría de los grandes países productores de hierba, Sudáfrica es un gran destino de vacaciones para los viajeros orientados hacia el cannabis.

Paz, Amor y THC.

Franco.

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Fran.gh

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Muchos países, una planta: Malawi



Malawi es un país Africano muy especial: es uno de los más pobres y tiene uno de los porcentajes más altos de mortandad infantil, pero es también uno de los estados más hospitalarios y menos desgarrados por la guerra de todo el continente. Esta escasamente poblado, y solo en los años recientes está comenzando a abrirse al turismo. No hay armas alrededor, excepto por las de los soldados y la policía (un caso raro en esta parte de África), y la mayoría de la gente es extremadamente amigable. El Lago Malawi es la atracción principal del país y el tercer lago más grande en África. Malawi es también el segundo productor de cannabis del continente Africano, luego de Sudáfrica. El año pasado Malawi produjo poco menos de 12500 toneladas de cannabis (fuente: Naciones Unidas), la cual en su mayoría fue destinada para exportar hacia otros países Africanos o a Europa.

El gobierno de Malawi tiene problemas mucho más importantes que atender (malaria y sistemas de salud y educación muy pobres) y los cultivadores usualmente están muy por delante en el juego. La mayoría del cannabis es cultivado en el centro y norte del país, en valles y colinas en lo profundo del bosque, muy alejadas de cualquier pueblo o camino principal. A veces la única forma de llegar ahí es a pie, luego de una larga, larga caminata. Los árboles y el rugoso terreno camuflan los campos, y es imposible andar por los alrededores sin la ayuda de los locales. Las cosechas son plantadas en Noviembre, y cosechadas entre Abril y Mayo. Luego de cosechadas las plantas son secadas en el lugar y transportadas a pie o en mulas a los puntos de recolección donde los contrabandistas (usualmente extranjeros de otros países Africanos) organizan la exportación en coches, autobuses, camiones, y a veces incluso en helicópteros o pequeños aviones.
No es un negocio muy lucrativo para la gente de Malawi; es sólo supervivencia. Los contrabandistas internacionales obtienen las mayorías de las ganancias, mientras que los granjeros de Malawi solo obtienen suficiente dinero para proveer de comida y educación a sus familias. Usualmente más de una familia, a veces un pueblo entero, atiende un campo de gran producción. Y las ganancias son compartidas entre todas las personas involucradas, para pagar la comida, ladrillos para las casas y gastos del colegio para los niños. Viajando a través de Malawi es fácil entender que el cannabis es la única cosecha que tiene impacto positivo en las pobres comunidades rurales, las mismas comunidades que no se están beneficiando de los programas de ayuda del gobierno o de programas de ayuda internacionales. El cannabis está haciendo por la gente pobre de Malawi, lo que el gobierno no hace: ayudar.

El cannabis llego a Malawi por diferentes fuentes, durante un período que duró unos cuantos siglos, hace más de 1500 años atrás. Las primeras semillas vinieron con las tribus Congolesas que se mudaron hacia el sur, y luego con los mercaderes Árabes que comerciaban desde Asia hacia África. Hoy en día a lo largo de toda Malawi hay muchos fenotipos diferentes de la misma sativa landrace que el mundo conoce como Malawi Gold o Malawi Black. Los nombres fueron dados en los años 70´ y vienen por las diferentes formas de fermentar y transportar la hierba. Los cogollos que están fermentados y envueltos en hojas de maíz para transportarlos toman un color muy obscuro, casi negro (de ahí el nombre Malawi Black), mientras que los cogollos que no son fermentados son parduscos, casi dorados. Otra razón para el nombre Malawi Gold es el hecho que es prácticamente el único cultivo que vale dinero decente para los granjeros locales.

Los cultivadores de Malawi usualmente plantan campos empezando desde semillas y no sacan los machos de sus cultivos, así que la hierba que cosechan está llena de semillas también. Por un lado esto les permite tener un buen stock para la próxima temporada; por otro lado las semillas son la parte más pesada de la planta de cannabis, así que garantizan un mejor ingreso (la hierba sin semillas tiene prácticamente el mismo precio que la hierba con semillas en el mercado local mayorista para exportación).

Las semillas se plantan a menudo en grupos de 30-40 plántulas en el mismo lugar, y luego las 2-3 plantas más fuertes del grupo crecerán más que el resto, las cuales serán eliminadas. La mayoría de los campos están muy aislados y muy alejados de otros cultivos, así que los distintos fenotipos se mantienen reproduciéndose de forma endogámica, sin contaminarse e inalterados por otras genéticas.
Algunos cultivadores están comenzando a darse cuenta que hay una demanda local que crece rápidamente y que está vinculada directamente al turismo. Algunos están comenzando a vender los productos de su trabajo a los turistas que vienen a los resorts diseminados en las costas del lago, en la parte sur del país. Debido al contacto con los turistas, los cultivadores también comenzaron a darse cuenta que la hierba sin semilla puede tener un valor mucho más alto para los fumadores, y cuando plantan su próxima cosecha tratan de identificar y sacar las plantas macho de la mayoría de las partes de sus campos (algunos machos siempre serán dejados a propósito, para polinizar y conseguir un stock de semillas para la cosecha que sigue).

El cannabis de Malawi es alto, con la típica apariencia casi pura sativa. Los diferentes fenotipos que he encontrado en mis viajes van desde los que tienen sabor a madera y terrosos a frutales y dulces (piña y mango los olores mas dominantes en los fenos frutales). Algunos fenos frutales tienen una estructura más ramificada, mientras que los fenos con más sabor a madera presentan una estructura muy alta y que tiende a estirarse, con poca ramificación. La mayoría de campos que he visto eran fertilizados quemando viejos árboles y esparciendo las cenizas. Algunos campos tenían técnicas prestadas de otras culturas como la yuca y el maíz.

El efecto de la Malawi Gold es increíblemente claro, intenso, duradero y muy complejo. Durante la mayoría de mi viaje fui casi energizado por la hierba local, a veces hasta el punto de necesitar menos comida que lo habitual.

La más fermentada Malawi Black (también conocida como “the cob” “la mazorca”) tiene un sabor muy terroso, casi mohoso, y un efecto mucho más “stoned”, de tipo físico. Por momentos era perfecto para balancear el efecto extremo de los lotes no fermentados. Solía fumar los lotes fermentados sobre todo en las noches, cuando el día se había acabado, para ayudarme a dormir. Y a la mañana siguiente desayunaría con un porro del lote altamente energizante para mantenerme en la marcha. Una muy efectiva terapia todo-Malawi.

Malawi no es solamente uno de los países más bonitos que he visitado en mi vida; es también uno de los más amables con el cannabis. La hierba es ilegal, y las penalidades son en realidad bastante duras en los papeles; pero en la practica la tierra es tan basta, y los controles de carretera tan fáciles de evitar, que es un paraíso para los fumadores. Por cuanto tiempo permanecerá así, depende del desarrollo del turismo y la política. Sólo puedo desear que no valla a cambiar demasiado o demasiado rápido.


Paz, Amor y THC.


Franco.

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Fran.gh

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Muchos países, una planta: Holanda




En Holanda el cannabis puede ser muy popular, o muy impopular, dependiendo del punto de vista político y social del individuo en cuestión. Sin embargo, el cannabis es oficialmente tolerado, y este es un estatus muy especial. Es muy importante especificar la diferencia entre legal y tolerado, porque la mayoría de los turistas que vienen a Holanda piensan que el cannabis es legal, mientras no lo es.

Holanda firmó el tratado de las Naciones Unidas de 1961 sobre drogas (incluyendo cannabis), así que no es posible para los Holandeses legalizar completamente el estatus de la planta de cannabis. La ley internacional prohíbe a los gobiernos lucrar con la venta de sustancias ilegales, así que los Holandeses no pueden legalizar el cultivo de cannabis para uso recreativo. Lo que hacen a cambio es tolerar la venta, posesión de pequeñas cantidades y consumo de cannabis (pero no la producción). Esta elección deriva de la necesidad social y de salubridad de separar las drogas blandas de las duras, y de crear un ambiente seguro y controlado para los usuarios de cannabis. La tolerancia comenzó en 1976, cuando el primer Coffeshop oficialmente tolerado comenzó a operar en Ámsterdam. De acuerdo a la ley Holandesa, está tolerado llevar 5 gramos de cannabis encima en cualquier momento. También es tolerado fumar cannabis en Coffeshops especialmente licenciados, propiedades privadas y lugares públicos al aire libre (excluyendo parques de juegos para niños o parques de colegios). Los Coffeshops no tienen una licencia para vender cannabis; tienen una exención de procesamiento.
Cada municipalidad es libre de decidir si los Coffeshops son permitidos en su territorio (más del 60% de pueblos Holandeses pequeños y de tamaño medio no tienen Coffeshops), y es el alcalde de la ciudad, con la aprobación del consejo de la ciudad, el que permite a los Coffeshops a operar, no una ley nacional.

El cultivo de cannabis para vender a los Coffeshops es ilegal y más o menos activamente perseguido, dependiendo del gobierno que esté a cargo. Durante los mandatos socialistas la policía tiende a cerrar un ojo sobre el cannabis y enfocarse en las drogas duras en cambio (Holanda produce la mayoría del ecstasy que circula en Europa). Pero en los últimos 6 años la conservadora coalición demócrata cristiana ha estado en el poder, y los cultivadores de cannabis están teniendo tiempos muy difíciles. El gobierno conservador está tratando de tomar medidas enérgicas contra los productores a gran escala de cannabis porque estos están involucrados en la exportación de cannabis hacia otros mercados Europeos, al mismo tiempo que tratan de reducir el numero de Coffeshops en el país. Ámsterdam tiene ahora mismo 228 Coffeshops, pero 43 de ellos tendrán que cerrar o reubicarse antes del 2011, debido a una nueva aplicación de la ley que prohíbe a los Coffeshops estar a menos de 250 metros de distancia de un colegio. En el pueblo de Bergen-op-Zoom, en la frontera con Bélgica, el alcalde ha ordenado el cierre de todos los Coffeshops; esto es oficialmente debido a los disturbios causados por los turistas que vienen desde Bélgica en grandes números a comprar cannabis, especialmente los fines de semana.

Aunque en realidad es claro que hay un ofensiva política con la intención de limpiar la imagen de tolerancia de drogas asociada a Holanda. Es fácil ver que la tolerancia que hizo a Holanda tan famosa e infame alrededor del mundo está comenzando a desmoronarse bajo el pesado criticismo de otras naciones, especialmente Francia, Suecia y Estados Unidos. Mientras que la mayoría de alcaldes en holanda está en realidad a favor de legalizar el cultivo del cannabis para reducir las ganancias del crimen organizado, el gobierno central está yendo en la dirección opuesta, endureciendo las reglas y aplicando controles más estrechos sobre negocios e individuos involucrados en las ventas de cannabis (dueños de coffeshops y compañías de semillas).

Al margen de todos estos esfuerzos del gobierno por dar al cannabis una mala reputación, la realidad es que el cannabis da trabajo directa o indirectamente a más de 50.000 personas en la sociedad Holandesa (trabajadores de Coffeshops, compañías de semillas y grow shops pero también tiendas de regalos, tiendas de cáñamo y revistas). Luego están los beneficios producidos que el cannabis trae a la economía Holandesa (aerolíneas, taxis, hoteles, restaurantes y cualquier otra actividad relacionada con el turismo se beneficia del turismo cannabico también).

Cultivar cannabis en Holanda se está convirtiendo en un negocio difícil. El clima no permite cultivos comerciales de exterior; así que toda la producción para los Coffeshops se realiza en interior o en invernaderos. Los cultivadores Holandeses usualmente trabajan con plantas madres y esquejes, y rara vez confían en las semillas para sus cosechas. Los grow shops en Holanda son grandes y están bien abastecidos con equipos de última tecnología; los más profesionales inclusive ofrecen asesoramiento sobre cultivo y soporte técnico a los cultivadores. Los cultivadores más activos tienen redes de locaciones, porque es más fácil y más seguro que manejar grandes y centralizadas operaciones. En el mercado Holandés hay mucha competencia, y usualmente la hierba de mejor calidad termina en los Coffeshops, mientras que la calidad más baja es exportada a otros países (Alemania, Reino Unido, Bélgica, Francia e Italia siendo los destinos más comunes, pero a veces llegando tan lejos como Japón y Australia).

Los cultivadores Holandeses gustan de probar nuevos equipos y técnicas, y hay diferentes tendencias que compiten por lo precios más altos del mercado. La hierba Bio es siempre muy requerida, y también lo son los cogollos de alta potencia hidropónicos. Esto crea una gran surtido de variedades y tipos de hierbas en el mercado. Los mejores Coffeshops tienen largos menúes alardeando de hasta 30 tipos distintos de hierba.

Holanda ha sido tolerante desde el siglo XVII, cuando la libertad de prensa comenzó a atraer escritores perseguidos de toda Europa. Y la tendencia continúa en tiempos más recientes: muchos extranjeros han venido a Holanda como refugiados cannabicos a lo largo de los últimos 30 años, y algunos se han vuelto figuras populares en la escena cannabica a través de sus genéticas y su trabajo. Algunos han abierto compañías de semillas. La mayoría de las variedades que son exitosas hoy en día derivan de clones traídos a Holanda de Estados Unidos o Canadá, así como de África, Asia y Sudamérica también.
El aspecto comercial de la producción de cannabis ha puesto en juego muchos aspectos negativos. El crimen organizado está más y más involucrado en la producción a gran escala y la exportación de cannabis, mientras que se mantiene ocupado con un numero de otras actividades ilícitas como las drogas duras y la prostitución. Debido a que la demanda es siempre mayor que la oferta, algunas organizaciones criminales comenzaron a adulterar la hierba con metales pesados o polvo de vidrio, una practica muy peligrosa que generó una gran alarma en la sociedad Holandesa. Muchos cultivadores usan pesticidas y químicos peligrosos en sus cosechas, y pocos Coffeshop analizan sus productos buscando la presencia de pesticidas o sustancias toxicas porque la ley no lo requiere. Los Coffeshops más establecidos testean su cannabis y garantizan un producto de alta calidad.

Un lugar diferente en la sociedad Holandesa está reservado para el cannabis medicinal, producido y distribuido por el Ministerio de Salud a través de la BCM (Oficina para el Cannabis Medicinal). Esta oficina emite licencias a cultivadores estatales legales y controla la producción y la distribución a las farmacias. El proceso de producción es estrictamente monitoreado y tiene que ajustarse a las normas internacionales de producción de hierbas medicinales. El cannabis medicinal de los cultivadores licenciados por el gobierno no es vendido a los Coffeshops. El programa de cannabis medicinal del gobierno comenzó en el 2001, pero nunca se hizo muy popular porque el precio del cannabis medicinal en las farmacias es mucho más alto que los precios de los Coffeshops, y el sistema de seguros de salud no paga por el cannabis medicinal. Como consecuencia, la mayoría de gente enferma que necesita cannabis medicinal lo compra en Coffeshops, donde es más barato.

En el futuro, parece lógico esperar que el cannabis se vuelva incluso más regulado y más aceptado en Holanda, también por el lado de la producción. Parece que estos últimos 30 años deberían representar una transición de la ilegalidad a la legalidad, una especie de proceso de aprendizaje para la sociedad. Pero a veces las fuerzas políticas y económicas hacen lobby en contra del cannabis hasta tal punto que se vuelve imposible hacer cualquier tipo de pronostico realista. Lo que es seguro es que los amantes del cannabis alrededor del mundo todavía consideran a Holanda como el centro de la cultura cannabica. Y todavía es el único lugar en el planeta donde uno puede entrar a una tienda, elegir cannabis de un menú, y fumarlo; sabiendo que no es un crimen; sintiendo que no es un crimen. Es todavía un sentimiento muy especial, especialmente para aquellos que han crecido en sociedades más represivas.

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Muchos países, una planta: Reino Unido




En el Reino Unido el cannabis tiene una larga historia, que data desde tempos coloniales. El cannabis se hizo ilegal en el Reino Unido el 28 de Septiembre de 1928, cuando la “1925 Dangerous Drug Act” fue introducida como ley. No había razones domesticas reales, tampoco “lobbyes” para o en contra de la prohibición y tampoco debates en el gobierno. El acta controlando el cañamo Hindú, su resina y preparaciones fue pasada luego de que Gran Bretaña la firmara en 1925 en la Convención Internacional de Ginebra sobre Control de Narcóticos, organizada por la Liga de Naciones, de manera muy tranquila. Desde entonces el cannabis ha sido sujeto a un numero de cambios en la ley, el más importante ocurrido en el 2001-2002, cuando fue clasificado como una droga clase “C”, al mismo nivel que los medicamentos no adictivos o los anabólicos, lo cual no acarreaba penas de cárcel por posesión de pequeñas cantidades. Pero más recientemente, en el comienzo del 2008, el cannabis fue reclasificado como droga clase “B”, otra vez a un estatus completamente ilegal. Muchos dueños de growshops están expresando sus preocupación acerca de la posibilidad de que la semillas de cannabis se vuelvan ilegales bajo la actual ola de legislación anti cannabis.

A pesar de esta historia problemática, la población del Reino Unido tiene profundos vínculos al consumo de cannabis. Desde Londres a Glasgow, y desde Cardiff a Belfast, el fumar hashish y cannabis es una recreación típica para un buen porcentaje de la población activa. Es profunda en la cultura adolescente, desde canciones a películas, y se ha extendido a todos los niveles de la sociedad; los Rolling Stones y los Sex Pistols son considerados iconos del consumo de hierba, y la industria cinematográfica del Reino Unido ha producido algunas de las más finas películas sobre cannabis de todos los tiempos. Esta aceptación tácita que se desliza bajo una aparentemente sociedad intolerante afecta al país de una forma muy profunda. Una prueba es el hecho de que el Reino Unido es uno de los pocos países en el mundo que tiene un programa oficial de cannabis medicinal respaldado por el gobierno. Esto vino a existir gracias al trabajo de Sir Geoffrey Guy, creador de GW Pharmaceuticals, una compañía que está en la lista de la bolsa de valores de Londres y dueña de patentes legales de plantas de cannabis (la única en el mundo). En sus instalaciones secretas, GW cultiva cannabis de alta calidad para ser usado en medicinas a base del mismo, con licencia del gobierno. La compañía no tiene permiso para vender cannabis como medicina, como sucede en Holanda, pero ellos pueden usar extractos de cannabis para preparar medicamentos, como sprays sublinguales, cápsulas y ungüentos.

En los últimos 10 años ha habido también unos pocos intentos de abrir Coffeshops siguiendo el modelo Holandés, pero las autoridades nunca permitieron la realización de el concepto a la realidad. Luego de las primeras redadas e incautaciones, nunca nadie lo intento de nuevo. Mirando a esta contradictoria historia, es fácil entender que la realidad de la escena del cannabis recreacional en el reino Unido es “underground”.

Los traficantes están enfocados en importar hashish de Marruecos y de Asia y hierba de Holanda. La mayoría de las operaciones a gran escala de cultivo en interior en el Reino Unido están controladas por pandillas (siendo los más activas Hindúes, Chinas, Vietnamitas y Pakistaníes), mientras que el hashish es contrabandeado mayormente por pandillas Marroquíes e Inglesas activas en el Reino Unido, Holanda, España y Marruecos. Los cultivadores para fines de uso personal se están haciendo más y más sofisticados, gracias al contacto tanto con Holanda como con el continente Norte Americano.

Hoy en día una gran cantidad de hierba es producida por pandillas y organizaciones criminales que rentan grandes propiedades de lujo o depósitos y se mueven a un paso veloz, cosecha tras cosecha, mientras que el espacio que queda para satisfacer la demanda del mercado es cubierta por las importaciones. De acuerdo a “Independent Drug Monitoring Unit” (IDMU Ltd), la más confiable proveedora de datos estadísticos del Reino unido, las ventas de cannabis en el país suman más de 3 billones de Libras al año. Los growshops están presentes en cada una de las ciudades principales, y las ferias de cannabis son una realidad bien establecida. Las venta de semillas es legal en el reino Unido, pero muchos temen que esto pueda cambiar pronto, como parte de la ola general de endurecimiento de las leyes sobre drogas. No obstante, cada año cientos de miles de turistas cannabicos Británicos cruzan el canal para visitar Holanda, convirtiéndolos en los visitantes más asiduos a los Coffeshops Holandeses.

El clima en el Reino Unido no alienta el cultivo en exterior, así que la mayoría de las operaciones son en interior o jardines de invernaderos. Los cultivadores son muy activos online y hay una enorme cantidad de información de cultivo siendo intercambiada en la Internet en varios foros. La variedad más famosa en el Reino unido es la Cheese, un viejo fenotipo Skunk, hoy presente en varios cruces muy conocidos también. La mayoría de los cultivadores del Reino Unido prefieren producir indicas de floración rápida, pero hay un nicho en el mercado de connoisseurs que comenzó a cultivar sativas también. Muchas de las operaciones comerciales se hacen en hidroponía para maximizar la cosecha, y muchos hacen uso de hormonas también. El precio en el mercado negro no difiere mucho entre variedades, lo que realmente dicta el precio es la calidad de los cogollos, el olor y la resina. En este momento los precios de la hierba en Londres varían entre 4 y 10 Libras por gramo dependiendo de la calidad, mientras que el hashish es estable alrededor de 5 a 7 Libras por gramo.

Un gran número de cultivadores en el Reino unido están intercambiando información, conocimientos y equipos con sus contrapartes en Holanda, España, Australia, Sudáfrica, Estados Unidos y Canadá, creando una verdadera red de trabajo global de expertos del cannabis.

En Los últimos 4 años ha habido un pronunciado incremento en operaciones de pequeño tamaño para satisfacer necesidades personales, y esto es evidente observando el constante incremento en el numero de growshops que venden semillas y equipos, y por el éxito de las numerosas ferias cannabicas que se organizan periódicamente en Londres y otros lugares. En la web, las tiendas del Reino Unido están entre las más activas alrededor del mundo proveyendo genéticas de bancos de semillas Holandeses, Canadienses y Británicos a una clientela alrededor del mundo que se mantiene creciendo, en ambos sentidos del termino. En el Reino Unido más que en ningún otro lugar en Europa el cannabis es una industria en expansión, luchando para balancearse a si misma en su constante estatus evolutivo entre la legalidad y la ilegalidad.



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Muchos países, una planta: España



España siempre ha tenido y tendrá un lugar especial en mi corazón. Inclusive aunque me crié en Italia, un cuarto de mi sangre es Española, y siempre he sentido una conexión especial con este país y su gente. España es uno de los países más calidos y más hospitalarios en todo el continente Europeo, y esta actitud es reflejada en la escena cannabica también. El cannabis ha sido siempre parte de la cultura popular Española, debido a su proximidad con Marruecos y a un clima favorable donde la planta de cannabis puede prosperar. En cada ciudad Española, de Madrid a Barcelona, de Bilbao a Cádiz, fumar cannabis es una actividad recreativa muy común, que se extiende a través de todos los niveles de la sociedad y que une personajes totalmente diferentes en una subcultura. La actitud del gobierno hacia el uso de cannabis en la última década ha confirmado ser una de las más tolerantes en Europa con los consumidores, mientras que el foco de la mayoría del trabajo policial está en las grandes cantidades de hashish que entran a España en su camino hacia virtualmente todos los otros países Europeos, así como con el trafico de drogas duras (España todavía es el mayor punto de entrada de cocaína desde Sudamérica).

En muchas ciudades Españolas hay bares y restaurantes donde el uso de cannabis es tolerado bajo ciertos arreglos no escritos entre los dueños y clientes. Es posible consumir hashish o cannabis en el local si no se lleva a cabo ninguna venta y ningún cliente es molestado por el olor. Este fenómeno está en profundo contraste con otro ejemplo de tolerancia en la sociedad, el Holandés, donde el consumo de cannabis es mucho más “regulado oficialmente” y, en práctica, más controlado que en España. Los usuarios de cannabis Españoles no enfrentan el mismo nivel de acoso por las autoridades que es común en la mayoría de las otros países Europeos, comenzando por el vecino Francia.

Pero hay algo acerca de España que es inclusive más impresionante que la actitud general de la sociedad hacia los usuarios de cannabis, y eso es la calidad de la hierba Española. A lo largo de los últimos 10 años España ha visto una cultura cannabica en auge expandiendo sus horizontes y llegando a Holanda sedienta por conocimiento. Ahora hay muchas compañías de semillas, y algunas producen finas genéticas. Ningún otro país Europeo ha tenido nunca tan rápida explosión en la industria, a excepción de Holanda en los 80´, cuando los Coffeshops y grow shops se convirtieron en una verdadera industria y una fuerza de mercado.

El numero de bancos de semillas, grow shops, y el número y la calidad de las revistas dedicadas al sector, es un claro signo de que España está rápidamente convirtiéndose en una de los destinos cannabicos más importantes en Europa. Más y más turistas cannabicos seleccionan las muchas costas Españolas para sus vacaciones, seguros de la disponibilidad de hashish fresco Marroquí y hierba local de exterior, combinado con grandiosas playas, gran comida, arte antiguo e historia, y preciosos paisajes.

El cultivador Español de cannabis promedio está usualmente ocupado procurando lograr que su habito recreacional sea económicamente independiente, y rara vez lucra con la venta de cannabis. Las organizaciones criminales, por otro lado están demasiado ocupadas en la supercarretera Marruecos-Europa como para dedicar algo de tiempo y energía en cultivar hierva en suelo Europeo, una actividad mucho más complicada comparada con el contrabando de hashish. Las ganancias del contrabando de hashish desde Marruecos son probablemente desviadas hacia otras actividades criminales, las que muchas veces están en contraste con la moral de la mayoría de usuarios recreacionales de cannabis, y esto contribuye a separar los dos mundos de traficantes organizados y cultivadores privados, algo similar ocurre en Italia. La gente Española tienen la bendición de un clima muy favorable para cultivar cannabis, y la mayoría lo hace en exterior. Solo en los últimos 5 años ha habido un profundo incremento en el número de operaciones de interior, usualmente gabinetes con una única lámpara, y más raramente invernaderos. Los cultivadores de exterior a menudo plantan en áreas remotas , en la naturaleza, siguiendo el ejemplo de los cultivos de guerrilla típicos de Norte America. La mayoría de los cultivadores en España comienzan cada cultivo desde semillas, y rara vez dependen de plantas madres y esquejes para propagar sus genéticas. Sin embargo, la industria cannabica Española se ha vuelto muy conciente en cuanto a variedades, y los cultivadores están comenzando a ser muy selectivos con lo que plantan.

Las diferentes regiones de España pueden exitosamente producir diferentes tipos de cultivos. En el norte del país el verano más corto empuja a la mayoría de los cultivadores hacia variedades indicas de maduración temprana. En el sur el largo y caluroso verano permite a los cultivadores terminar las sativas de más larga duración. Las Islas Canarias, el punto más sur de Europa, puede alardear de tener un clima Africano bendecido con una tierra fértil, y los resultados obtenibles en exterior son imbatibles en el resto del continente. La planta más alta que he visto en Europa fue una haze, en Gran Canaria.

Un derivado de la cultura relacionada a las variedades es la producción de hashish de alta calidad casero, una actividad que ha comenzado en España en los años 90´ y que ahora esta prosperando. Los fumadores Españoles aman usar cada parte de las plantas, y cada vez más y más cultivadores están recolectando los restos de manicura para hacer hashish de pollinator o iceolator. El iceolator más limpio que probé en mi vida fue hecho en Madrid.

Las compañías Españolas ahora son grandes jugadores en la canna-industria a nivel europeo y mundial. Luego de muchos años consumados a importar productos de Holanda y Norte America, las compañías Españolas comenzaron a producir lo suyo. Ahora hay muchos nombres Españoles fuertes en el negocio, y el crecimiento no quiere parar.

También por el lado medicinal el progreso ha sido rápido y efectivo. Muchas asociaciones a niveles regionales y locales están uniendo a los usuarios de cannabis medicinal en un gran movimiento a lo largo del país, con vínculos políticos y científicos que garantizan que sus voces sean oídas por el gobierno. Como un ejemplo quiero mencionar uno de los muchos jugadores en este complicado pero digno negocio. Cuando visité Barcelona en más de una ocasión tuve contacto con ARSEC, una asociación local que promociona el cannabis medicinal. La gente involucrada fue extremadamente atenta y profesional en explicar los varios problemas que los usuarios medicinales enfrentan en España, y probaron que sus creencias y su pasión son las herramientas adecuadas para alcanzar la meta de posicionar al cannabis entre los medicamentos disponibles para aquellos que lo necesitan.

En conclusión, hay muchas razones justas por las cuales España está rápidamente conquistando un lugar en la lista de los países más amigables del cannabis en el planeta.

Olé!


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Muchos países, una planta: Italia



El “Bel Paese”es un país muy diverso, una larga península con climas diferentes, dialectos diferentes y un rango entero de herencias culinarias. Esta diversidad y riqueza de sabores esta reflejada en la cultura cannabica también. Los Italianos están entre los consumidores más pesados de cannabis en Europa, con algunos estimados que llegan al 30% de la población activa que ha consumido más o menos regularmente en los últimos 12 meses, y hasta un 60% de jóvenes con edades de 14 a 24 que han probado cannabis por lo menos una vez. Estudios oficiales del gobierno estiman que un 10% de los Italianos fuman hierba regularmente (un porcentaje mucho más alto que los Holandeses), pero esta figura es, en mi opinión, resta importancia a la realidad. De hecho, el cannabis es una parte integral de la cultura joven Italiana, con una presencia social particularmente extendida: de los ricos a los pobres, de la élite a las masas, el fumar cannabis es definitivamente uno de los rituales a realizar para la mayoría de los jóvenes Italianos. Y una buena porción de fumadores jóvenes mantienen el hábito bien entrados en los 30 años.

Es fácil hacer las matemáticas: más de 60 millones de personas viven en Italia, así que como mínimo 6 millones de Italianos son fumadores regulares. Si asumimos que cada uno consume un gramo de hierba por semana (y este es un estimado extremadamente bajo), eso daría un consumo anual aproximado de 320 toneladas de cannabis. La realidad es que el consumo anual es mucho más alto. Y eso es suficiente para etiquetar a Italia como uno de los países de mayor consumo en el mundo.

Al mismo tiempo, Italia es un país muy anti-cannabis en niveles morales y políticos. Italia es hogar del Vaticano y el papa, el corazón pulsante de la iglesia católica cristiana, una de las fuerzas propagandísticas anti-cannabis más fuertes en el planeta. Por otra parte el gobierno Italiano, hasta hace poco en las manos del conservador político y hombre de negocios Silvio Berlusconi, es también una fuerza mayor en contra del cannabis. La legislación Italiana actual considera al cannabis como una droga dura: el consumo es un crimen, el comercio es un crimen, el cultivo es un crimen. Inclusive pasarle un porro a alguien es un crimen. Duras penas se aplican inclusive para los infractores primerizos: La suspensión del pasaporte y la licencia de conducir y la rehabilitación compulsiva son la norma para los infractores noveles en Italia. No obstante, el fumar hierba y hash se mantienen como parte integral en la vida de muchos Italianos, y la cultura de cultivar plantas para auto consumo se está extendiendo a un ritmo veloz, al tiempo que la gente se cansa de depender del crimen organizado para suplirlos de cannabis.

El mercado del cannabis en Italia (importación, distribución y venta) está largamente en las manos del crimen organizado. Los tres mayores sindicatos Italianos criminales (mafia, camorra y ndrangheta, respectivamente operando en Sicilia, el área de Nápoles y Calabria), organizan la importación de hashish de Marruecos y Asia, y hierba de Albania. Un poco de hierba es producida a escala comercial en territorio Italiano, mayormente en Sicilia y Calabria. Estos son los productos disponibles en las calles y “piazzas” de cada ciudad Italiana, de Torino a Roma, y todo el camino hasta Palermo. La importación de hashish es la elección para la mayoría de los criminales, debido a el hecho que es más rentable que la hierba: en un contenedor lleno de hashish caben muchos más kilos que en uno igual de hierba. Así, que si dependiera de las familias criminales organizadas, los Italianos probablemente fumarían solo hashish. Pero la realidad de los hechos está viendo más y más fumetas Italianos que viajan hacia Holanda, Canadá y los Estados Unidos, y vuelven con extenso conocimiento de técnicas de cultivo de cannabis en interior. Y como resultado, la subcultura del cultivo para uso personal ha visto un pronunciado crecimiento en número de cultivadores. Los fumadores Italianos han probado en los 10 últimos años que están enfermos y cansados de depender del crimen organizado para suplirlos con hashish comercial de baja calidad. En vez, más y más fumadores están dándose cuenta que es necesario cultivar hierba para romper con el circulo vicioso de la dependencia del crimen organizado. A la gente no le gusta el hecho de que las ganancias de la venta de cannabis sean a menudo usadas para alimentar otras actividades ilegales que la mayoría de la gente desaprueba, como las drogas duras, la prostitución y el tráfico de armas.

La mayoría de Italianos que cultivan cannabis comienzan con semillas, y no mantienen un cuarto de madres. Las cosechas son usualmente pequeñas operaciones de cultivo de guerrilla en el sur, donde el clima es perfecto para el cultivo en exterior. En el norte la gente tiende a cultivar en interior, y usualmente compran genética de bancos de semillas Holandeses o Canadienses. El cultivador Italiano promedio comienza con unas pocas plantas en su jardín, o un gabinete de interior con una sola lámpara. Unos pocos suben ha operaciones de guerrilla en exterior, o a más grandes cuartos de cultivo en interior. Solo en los últimos 5 años ha habido un incremento pronunciado en el numero de operaciones de interior y exterior fuera de los círculos del crimen organizado. La mayoría del equipamiento y semillas están disponibles en un par de cientos de grow shops diseminados a lo largo del territorio nacional, mayormente en y alrededor de las ciudades más grandes. La venta de semillas es legal, bajo la etiqueta de “articulo coleccionable”. El equipamiento de cultivo también es legal, y se está convirtiendo en una verdadera industria. La mayoría de los distribuidores de semillas Italianos importan productos de Holanda, Suiza, Alemania, España, Estados Unidos y Canadá. La globalización de la industria del cannabis es una realidad. Otro efecto visible de este proceso es la aparición en el 2005 de la primera cannabis expo en Pescia, en Toscana, más tarde trasladada a Bolonia para sus dos ediciones posteriores. En el 2008 una segunda expo ha probado que el mercado está en pleno crecimiento. Cannabis Tipo Forte y más tarde Ave María son expresiones del deseo de los usuarios de cannabis Italianos de unirse y hacer oír su opinión en contra de un gobierno muy intolerante y represivo.

Italia es un país constantemente preocupado por las tendencias y modas. Esto se refleja en la cultura cannabica también: la mayoría de los fumadores gusta de cambiar de variedades regularmente, alternando entre el hash y la hierba dependiendo del momento del día y de la situación. La mayoría de los fumadores todavía compra hashish de los dealers callejeros (en su mayoría inmigrantes ilegales del Norte de África) y ocasionalmente hierba de amigos que estén cultivando. En ciudades grandes como Roma, Milán y Torino algunos cultivadores están comenzando a hacer hashish también, usando técnicas de pollinator e isolator con conocimiento y equipamiento importado de Holanda. Las variedades que ganan premios en los eventos cannabicos (Cannabis Cup y Champions Cup, más una largo número de fiestas de la cosecha locales Italianas) son siempre muy buscadas, y usualmente su precio en el mercado se incrementa con la popularidad.

El precio estándar del hashsh en las calles es fijado por la misma gente que lo trae al país, y es sorpresivamente estable, independientemente de la inflación o de la crisis económica. El hashish cuesta siempre alrededor de 10 Euros el gramo, mientras que el precio de la hierba cambia de acuerdo a la provincia y la variedad. Los Italianos prefieren la hierba de interior y están dispuestos a pagar altos precios por cogollos Holandeses o locales de interior de alta calidad (hasta 15-20 Euros por gramo en los casos más extremos). La hierba Italiana producida en exterior cuesta alrededor de 10 Euros por gramo, mientras que la Albanesa importada está en el rango de 3 a 6 Euros por gramo. La economía del cannabis está basada en una siempre creciente demanda (la gente comienza a usar cannabis a edades más tempranas que hace 10 o 20 años atrás) y el abastecimiento es cuidadosamente controlado para garantizar la estabilidad del mercado. Principios de altas finanzas son aplicados, y el mercado del cannabis es mucho más estable que el mercado de valores real.

La única landrace cannabica Italiana es conocida como Calabrese Rossa o Calabra Rossa, y es una cruce sativa indica existente desde los años 1800. Los cogollos son largos con forma de pera, con una alta relación de cáliz por hoja y un distintivo brillo rojo-pardusco, debido mayormente a las noches frías de la cordillera montañosa de Aspromonte, donde se cultiva. En los últimos 25 años muchos Italianos importaron genéticas extranjeras y las diseminaron a lo largo de todo el país, con el resultado de que ahora es bastante difícil encontrar Calabrese Rossa que no halla sido tocada por otras genéticas, en su forma pura de landrace.

El cannabis medicinal ha tenido una historia bastante problemática, debido al hecho que solo una pequeña porción del establishment medicinal reconoce las propiedades medicinales del cannabis. La mayoría de los doctores están políticamente ligados a la desaprobación conservativa de las propiedades medicinales del cannabis, inclusive si la evidencia científica apunta en una dirección diferente. Varias asociaciones han tomado el lado de los enfermos y débiles, incluyendo la ACT (Asociación para el Cannabis Terapeutico), la Pazienti Impazienti Cannabis (Asociación de pacientes cannabicos), y la IACM (Asociación Internacional por el Cannabis como Medicina).
A parte del cannabis recreacional y medicinal, el en norte de Italia hay grandes campos de cañamo con bajos contenidos de THC, una herencia del pasado cuando el “Bel Paese” era el tercer productor mundial de fibra de cañamo, por detrás de Rusia y Estados Unidos.
Italia es un país que usualmente lidera las listas de destinaciones turísticas de muchos operadores de tours, pero todavía está muy lejos de merecer un lugar en el top-10 de las destinaciones cannabicas en el mundo. Para los viajeros orientados al cannabis puede ser una gran vacación o un desastre total, dependiendo del lugar, las conexiones, y la suerte en general.


Franco.

Green House Seed Co.

 
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