A la hora de comenzar un cultivo en interior, la mejor opción pasa por adquirir un armario de cultivo. El mercado hoy en día nos ofrece armarios de muchísimos tamaños y calidades, desde los más económicos con materiales que cumplen los estándares mínimos, hasta los más profesionales con los mejores componentes que hoy en día se pueden encontrar.
Pero no siempre es lo que un cultivador busca, y la segunda opción es la de ponerse manos a la obra y fabricarse uno mismo su propio habitáculo con la medida deseada y componentes personalizados. Pero, ¿qué se debería tener en cuenta a la hora de fabricar un espacio de cultivo? En este post intentaremos despejar todas tus dudas.
Lo primero, lógicamente, es calcular sus medidas y adecuarlo al espacio del que dispongamos. Una vez lo terminemos, será muy complicado rectificar. Si nos ha quedado pequeño o grande, tiene complicada solución. Siempre será más sencillo trabajar sobre unas medidas exactas que calcular a ojo.
Una gran opción es usar tableros de MDF, material hidrófugo que evita humedades y filtraciones de agua. No es caro y es un un material de gran calidad. Con una barrotes de madera gruesos fabricamos una estructura estable y del tamaño deseado. Y después atornillamos los tableros a esta estructura. También debemos pensar cuantos accesos queremos tener para acceder cómodamente al interior de este armario. Con unas bisagras podemos hacer una o varias puertas.
El siguiente paso es hacer agujeros para la entrada y salida de aire. Para calcular la extracción necesaria, existe una fórmula muy simple. Sería volumen del espacio de cultivo multiplicado por 60. El número resultante lo multiplicamos por 1,5 o 2 y ya tendremos una cifra orientativa. Si nuestro armario es de 1x1x1cm, el volumen sería 1 m3. Si lo multiplicamos por 60, obtenemos 60. Un extractor de 60m3/h sería suficiente, pero si queremos instalar un filtro de carbón ya se quedaría corto. Por éso multiplicaremos por 1,5 o 2. Así que nos saldría 90 o 120. El extractor ideal sería uno que se encuentre en este rango, de 90 a 120 m3/h.
La intracción es suficiente con la mitad de flujo del extractor. Si es de 120 m3/h, nos iría bien un intractor de 60 m3/h. Puesto que los extractores son de boca redonda, haremos los agujeros circulares adaptados al diámetro del extractor. El agujero de intracción siempre irá en la parte baja del armario. El agujero de extracción, en el lado opuesto y en la parte superior. Pensemos que el aire caliente siempre asciende, y es en la zona alta del armario donde se concentrará y donde debe situarse la extracción. No nos olvidemos tampoco de hacer los agujeros necesarios para pasar el cableado de la lámpara y extractores.
Los tableros normalmente tienen un acabado en madera, que no es una superficie reflectante. El siguiente paso es pintar todo el interior del armario de color blanco. O mejor aún, usar mylar como el que se emplea en los armarios del cultivo. Hay muchos tipos de mylar, desde baratos o los más caros. Siempre será la mejor opción, y aunque ponerlo puede suponer un quebradero de cabeza, cualquier con un poco de maña conseguirá un trabajo perfecto. No nos olvidemos reforzar el suelo del armario, ya que no queremos que el agua sobrante de riego pueda escapársenos.
Y finalmente ya tenemos un armario de cultivo robusto en el que nuestras plantas se sentirán cómodas. Queda sólo instalar la iluminación, extracción e intracción, comprobar que no haya filtraciones de luz desde el exterior y probar que todos los equipos funcionan correctamente antes de comenzar a cultivar. Es muy satisfactorio una vez terminado, dar vueltas alrededor del armario para contemplar nuestra gran obra. Y más satisfactorio cuando vemos a nuestras plantas crecer y florecer en su interior.