El problema es la falta de ciencia detrás del nombre, no la ciencia en sí misma.
“Wedding Cake”. “Gelato”. “Zkittlez”. En los últimos años hay una nueva tendencia en los nombres puestas a nuestra marihuana. Se están vendiendo cantidades y cantidades de variedades de cannabis con nombres creativos. Pero no son necesariamente los mismos, aunque se llamen igual, algo que mencionamos brevemente en un artículo anterior. El problema es que nadie sabe realmente lo que está cultivando o vendiendo.
La cultura cannábica evolucionó más rápidamente que la ciencia, con la investigacion sobre el cannabis asfixiada por gobiernos. La terminología correcta para los diferentes variedades, nunca se estableció adecuadamente. A medida que los breeders desarrollaron nuevas cepas, cada vez fue más difícil saber la autenticidad de esas plantas; la realidad es que hace 20 años había muchísimas menos variedades, este problema apenas existia. Los pocos bancos que habian estaban en Holanda casi todos, y casi todas las plantas provenian de las mismas ramas basicas, Colombiana/Mexi/Thai/Afghani/Hindu.
Pero con el paso del tiempo, mas y mas breeders creaban nuevos cruzes con semillas que intercambiaban o compraban o encontraban, y despues a intercambiarse plantas en forma de esquejes. Puede que por razones de seguridad, propiedad intelectual, celos, o poca organizacion, la cosa es que al ser un mercado ilegal, fue imposible tener garantias en las variedades nuevas que salian al mercado. Incluso habian breeders que se dedicaban a timar a sus clientes, poniendo semillas de cualquier variedad y no la que realmente aclamaban. Otros breeders, a pesar de sus mejores intenciones, hicieron cruzes que simplemente no eran lo que ellos pensaban.
La variedad Durban Poison en los EE.UU. es un buen ejemplo. Una sativa pura, la planta es originaria de la ciudad sudafricana de Durban y contiene THCVA, un cannabinoide no psicoactivo conocido por ser un raro supresor del apetito. Fue cruzada con una Haze, pero todas las descendientes se llamaban Durban Poison, aunque sólo una parte de las descendientes producían THCVA. Hoy en día, es difícil encontrar en los Estados Unidos un Durban Poison que realmente produce THCVA. El problema es la falta de ciencia detrás del nombre, no la ciencia en sí misma.
Pero poco a poco esto se cambiara. El ADN del cannabis se esta estudiando, y ahora se puede saber con muchisima mas certeza si una planta es lo que tiene que ser. Se puede mirar los genes de la planta y asi deducir cuales son sus padres y antepasados. Asi se puede saber si la planta que se emplea en nuevos cruzes es lo que deberia ser. Cada breeder que recibe nueva planta y la quiera usar para crear nuevos cruzes deberia tener la certeza de los genes que esta usando, y solo son analisis de secuencias de genoma se conseguira. Ya hay empresas como Mari Gene, en Colorado, que emplean tecnicas de analisis de secuencias genotipicas del cannabis para crear esquemas para los breeders. Con estos esquemas, el breeder sabe exactamente que planta se debe cruzar con cual, y cuando, para asi conseguir los rasgos deseados de cada planta.
Comprender la historia genotípica del cannabis significa transparencia y honestidad en la comprensión de lo que se compra. Los consumidores buscan específicamente los efectos únicos de ciertas variedades para ayudar a controlar enfermedades crónicas o para encontrar un tipo de liberación del estrés de la vida diaria. El paciente consumidor de cannabis a menudo no tiene una idea real de la composición o consistencia del producto de cannabis que compra. Esos días están llegando a su fin; la batalla por el mejor cultivar está en marcha.