La relación de Colombia con el crimen organizado es ya conocida y, si les parece que no, alcanza con entrar a Netflix.
Ahora es el ex presidente Juan Manuel Santos el que, ya sin el pesado traje de la gestión, opina que es menester regular las sustancias. Chocolate por la noticia.
Así lo informa el diario local El Espectador, en un artículo que relata los avatares de un foro en el que participó el antecesor de Iván Duque.
Para el exmandatario, la prohibición ha sido la causa de la pérdida de la guerra contra las drogas.
Tratar la regulación con enfoques de derechos, salud pública y sostenibilidad, y a partir de evidencia científica, es la gran conclusión del foro realizado por la fundación RECON.
“La regulación y el control es el camino. Esto hace que el problema sea mucho más manejable. Los mercados no van a desaparecer mientras exista consumo. Esa regulación permite quitarle la plata sucia al crimen organizado del tráfico de drogas”.
Es la tesis que desde hace algún buen tiempo ha venido esgrimiendo el ex presidente colombiano, Juan Manuel Santos, incluso desde cuando era jefe de Estado, sobre la necesidad de replantear el enfoque mundial de lucha contra el narcotráfico.
En su concepto, debería apuntar hacía un modelo de regulación, el cual, para él, traería además beneficios en la construcción de la paz y el desarrollo sostenible en el país.
Y una vez más lo racalcó en el marco del foro “Regulación de las drogas: ¿salida viable a la problemática de drogas ilícitas en Colombia?”, realizado por RECON, fundación colombiana que trabaja con comunidades vulnerables en proyectos de emprendimiento social.
Apostar por legalización
Para Santos, es claro que la prohibición ha sido la razón de la perdida de la lucha contra las drogas, por lo que apuesta por la legalización, racionalizándola para poder tener control sobre la misma.
“Colombia ha seguido todas las recetas, recomendaciones y reglas internacionales para la lucha contra las drogas al pie de la letra, sin embargo, seguimos siendo los primeros productores y exportadores de coca a mercados extranjeros con un costo social altísimo. Esta lucha ha sido un fracaso”, enfatizó.
José María Figueres, ex presidente de Costa Rica y otro de los invitados al foro, que se desarrolló de manera virtual, entregó su visión frente a la regularización de las drogas y cómo podría contribuir ésta a mejorar el medio ambiente.
“Los tiempos que vivimos necesitan de reflexiones para salir adelante en una dirección diferente de la que llevaba el mundo. Necesitamos comprender y entender que estos temas están entrelazados con la paz, el medio ambiente y desarrollo que buscamos”.
Y respecto a los costos sociales y medioambientales que tendría la regulación, refirió que “América Latina, que sufrió el flagelo, debe convertirse en el productor principal de cannabis medicinal, trayendo oportunidades y bienestar a las comunidades y territorios que sufrieron la guerra por la lucha contra el control de las drogas”.
A su vez, el exsenador Juan Manuel Galán, autor de la Ley Cannabis Medicinal y promotor de la reforma política de drogas en Colombia, destacó en qué consistiría una “nueva política de drogas” para Colombia y planteó regular la hoja de coca como un nuevo enfoque de la lucha de drogas.
“La guerra contra las drogas se ha ensañado con los eslabones más vulnerables de la cadena: los adictos y los campesinos productores. Es por ello que debemos de continuar en el esfuerzo de regular todas las sustancias. Creo que debemos dar el paso hacia regular la hoja de coca. La hoja de coca tiene propiedades medicinales, alimenticias, ancestrales”.
De hecho, Galán reconoció que la Ley de Cannabis para uso medicinal sigue en deuda con los pequeños productores. Y, al igual que en la formación de los médicos e investigación.
“La idea es brindar acceso al cannabis de calidad y buen precio para pacientes”.
Hubo exposiciones sobre las experiencias en regulación de Canadá y Uruguay.
Y según planteó Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes y exministro de Salud, frente a las dificultades y problemas éticos que se plantean, “tenemos de un lado la inconveniencia del enfoque prohibicionista, pero tenemos la permanencia en el tiempo en otros países de medidas represivas. La evidencia científica y la política pública a veces no coinciden. Las políticas basadas en la evidencia son pocas. Los académicos debemos entender que el activismo es fundamental, insistir y pasar a la esfera pública tratando de incidir en la inconveniencia de la política antidrogas actual”.
Y agregó: “El liberalismo es complicado pero fundamental. Debemos dar un debate ético y de derechos. Seguiremos insistiendo en la necesidad de una política pública que respete derechos de minorías e incorpore conocimiento científico y avances de la humanidad (…) debemos tener en cuenta que no todo el consumo es problemático, que existen productos autorizados que son más dañinos, y destacó que la reducción del daño es fundamental. Un mundo libre de drogas no es real, en la política de drogas el fracaso es una opción”, sentenció.