La presencia de Cannabis queda atestiguada desde el tercer milenio a.C., fundamentalmente a través de restos textiles (Abrigo de los Carboneros, Murcia), aunque ciertos hallazgos ofrecen una inequívoca lectura acerca de la explotación de sus propiedades euforizantes y estupefacientes. Nos referimos a una de las tumbas escitas excavadas en Pazyryk (Siberia) datada a comienzos del siglo iv a.C., en la que junto a los cadáveres de un hombre y una mujer se encontraron entre otras muchas piezas un par de braseros llenos de semillas de marihuana (Cannabis ruderalis), una bolsa con más simientes y dos grupos de 6 varillas que conformaban la estructura de sendas cabañas20. Este hallazgo supone la confirmación arqueológica de un relato del historiador griego Herodoto, quien en el siglo v a.C. describió el uso de marihuana entre los escitas de una forma bastante ingenua:
«… los escitas toman la semilla del susodicho cáñamo, se deslizan bajo los toldos de lana y, acto seguido, arrojan la semilla sobre las piedras candentes. A medida que la van arrojando, la semilla exhala un perfume y produce tanto vapor que ningún brasero griego podría superar semejante cantidad de humo. Entonces los escitas, encantados con el baño de vapor, prorrumpen en gritos de alegría. Esto les sirve de baño, pues resulta que jamás se lavan el cuerpo con agua.» (IV, 75, 1-2).
Fuente Elsevier
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clero entonces de donde cren que sacaron la mente para hacer lo que hasta ahora an echo los homosapiens sapiens en elmundo