En la foto superior el desarrollador de semillas de cannabis Ben Holmes utiliza THC para calibrar un cromatógrafo de gases antes de la realización de pruebas en su laboratorio de Semillas Centennial en Lafayette. (Craig F. Walker, The Denver Post)
Si se concede, la patente de Estados Unidos en calidad médica, Holmes ‘Otto II será el primero en proteger cepas de una planta de cannabis y un primer paso en el establecimiento de los derechos de variedades de plantas para cultivadores que hace sólo unos años eran considerados criminales.
“Esta industria surgió en el sigilo, nacido en sótanos y espacios angostos”, dijo Holmes. “Pero ahora, con la formación de empresas y la realización de inversiones más grandes, el deseo de proteger la propiedad intelectual es cada vez más importante. ”
Los mejores creadores de hoy son genetistas, a los que les ha tomando años eliminar cuidadosamente determinados rasgos del cannabis a través de las generaciones para elevar los “rasgos más deseados”.
Algunas de estas nuevas super-cepas son altas en el cannabidiol o CBD, uno de varios compuestos químicos de la docena de cannabinoides en el cannabis y principal ingrediente no psicoactivo de la planta.
El CBD ha sido probado para el alivio de algunos ataques de epilepsia, lo que provocó llamamientos generalizados para la investigación adicional de la planta.
Otras súper variedades o semillas Hy-Pro más utilitaristas son resistentes a los ácaros o el oídio en los cultivos matando la plaga que crece en el Estado de Colorado.
Algunos variedades son simplemente súper poderoso, con niveles altísimos de tetrahidrocannabinol, o THC, el compuesto psicoactivo de la marihuana.
Las patentes de variedades de plantas están prohibidas en buena parte de los países del mundo, aunque varios gobiernos pretenden reconocer la propiedad intelectual de las semillas transgénicas -en particular de MONSANTO- mediante leyes, para aumentar los ingresos al fisco por impuestos, aunque favoreciendo al pulpo mundial de los alimentos.
