Varón, de entre 18 y 28 años, con rastas, piercings, ropa de “tiradillo”, ojos enrojecidos, tatuajes, habla disipada,… datos personales de los que fuman marihuana. Pues ni son todos los que están, ni están todos los que son.
¡Que el estereotipo del fumador ya no es lo que era, hombre!
Alucinarías pepinillos “greenplant” si supieras los que no lo parece, pero lo son. Ejecutivos de traje y corbata alias “young urban profesional”; abuelitas de pelo blanco y broche en la chaqueta de punto; marujas con la pinza en el pelo y bata de guatiné; el vecino del 3º 2ª que preside la asociación de padres del colegio de tus hijos; el concejal de cultura de tu ayuntamiento (bueno ese ya era de prever); Laura, la hija empollona de tu compañera de trabajo que no ha roto un plato en su vida y además es una niña perfecta (según su madre, claro).
La marihuana ya no entiende de edad, sexo, clase social, raza, nivel cultural o marca de gafas de sol que usas, si es que las usas.
Si algo me ha sorprendido del hecho de conocer a un montón de fumadores, es la diversidad que hay entre ellos. Y reconozco, porque lo debo reconocer, que yo también estaba marcada por esos prejuicios que solemos hacer los humanos por el aspecto o datos que a priori se nos facilitan de una persona. No nos engañemos, el fumador no va publicando por ahí que fuma, igual que el que tiene hongos en los pies no se quita los calcetines en el metro para que todos lo vean. Esa faceta de nuestra vida queda para el círculo familiar y de amigos (más de amigos, porque en las familias es dónde menos comunicación se da muchas veces) y sobre todo para el tío del grow de confianza, ese al que compras el sustrato y las semillas. Igual que los hongos en los pies sólo se los enseñas a tu médico.
Siéntate en una terraza con una cerveza y observa, haz tu estadística. Ese fuma, esa no, ese tampoco. Y seguro que te equivocas. Porque aunque tú no lo sepas, y la verdad es que no lo sabe nadie, el 20% de los jóvenes es fumador. Y ya estamos otra vez acotando sectores. ¿Y el cuanto % de los no jóvenes? Pues no se sabe, porque esa estadística no se publica. Y aunque se publicara no sería de fiar. Porque lo dicho, nadie le cuenta a un encuestador sus intimidades, ¿para qué?
Siéntate ahora. Con otra cerveza, claro, y vuelve a empezar: ese fuma, esa también, aquel, bueno, aquel puede, aunque no lo parezca.
Créeme si quieres, pero te puedo asegurar que esa que dijiste que no, sí que fuma, o ha fumado o fumará. Porque la marihuana tiene algo que no se cuenta, y es su atractivo indiscriminado. La seducción del cannabis llega a todos, incluso a los que tienen apellidos compuestos, el pelo engominado y hablan como si fueran el mismísimo diccionario.
Lo sé de buena tinta, me lo dijo el tío del grow.
The grow shop woman
4 Responses
Tienes bastante razón, no hay que fijarse en las vestimentas.
Si se hiciese publico, la cantidad de personas fumadoras medicos, abogados, juezes,politicos seguro que nadie tendria duda de que hay que regular esta actividad.
Este tema es algo que me saca de quicio.
Me gustaria empezar citando al rapero Nach, cuando dice: “Veras un dedo acusador si fumas plantas naturales, y luego venden droga etilica en todos los bares…”
Cuando voy por la calle con mi novia a veces vemos a un “rastafari” y ya me dice: ese fijo que fuma como tu..
No se da cuenta de que grandes celebridades de todo el mundo, desde filosofos hasta ciruganos, pasando por deportistas y politicos fuman marihuana.
Mi estilo de vestir es Vans negras, sudaderas de Merc y pantalones pitillo, y si me ven por la calle la mayoria no pensaria que fumo…pues si, y fumo entre 6 y 7 porros al dia…
es relaxarse como stoy ahorita , ay algo mas elegantee????? nadaaaaaaaaaaa…….. no ay