El sonido del rock psicodélico retumba en The Vapour Lounge. Dentro de la tienda, diversas personas fuman marihuana. Y el propietario Marc Emery está allí, proclamando su meta de vencer la guerra antidrogas de Estados Unidos.
Conocido como el “Príncipe de la marihuana”, durante la década pasada Emery ha empleado el correo para vender millones de semillas de esta planta por todo el mundo. Al hacerlo, ha atraído la atención de las autoridades antinarcóticos estadounidenses, que desean sea extraditado a Seattle.
Emery ha accedido a declararse culpable en Seattle de un cargo de distribución de marihuana a cambio de que le retiren todos los otros cargos que enfrenta, y el fiscal de distrito estadounidense está presionando para que se le aplique una sentencia de entre cinco y ocho años en una cárcel en Estados Unidos.
El caso es el giro más reciente en la lucha de dos décadas de Emery para combatir la prohibición de la marihuana en Estados Unidos y Canadá. Para sus partidarios, es un valiente cruzado en favor del uso y la venta de una droga con valor tanto recreativo como medicinal. Para las autoridades antinarcóticos, es un delincuente y el mayor proveedor de marihuana originada en Canadá que se vende en Estados Unidos.
Emery está ubicado “exactamente en el centro” del debate en América del Norte en torno a la prohibición de la marihuana, dijo Allen St. Pierre, de la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre la Marihuana, con sede en Washington, D.C.
St. Pierre pronosticó que un juicio a Emery haría que “volviera a comenzar todo (el debate) otra vez”.
Pero los funcionarios que combaten el uso de drogas ilegales dicen que simplemente andan tras uno de los 50 principales narcotraficantes del mundo. Las autoridades estadounidenses afirman que las semillas distribuidas por Emery han hecho crecer marihuana valuada en 2.200 millones de dólares.
“Hemos sido muy claros en que no tuvo nada que ver con las preferencias políticas del señor Emery”, dijo Emily Langlie, de la fiscalía federal de distrito en Seattle.
El mismo Emery, dos veces candidato a la alcaldía de Vancouver y quien nunca le ha huido a la publicidad, casi parece llenarse de júbilo por la posibilidad de que el asunto llegue a los tribunales.
Considera que ésa sería la mayor plataforma que pudiera tener en su cruzada. Pronosticó que para agosto estará dentro de una cárcel estadounidense, y entonces le pedirá a sus partidarios que presionen para que sea transferido a una prisión en Canadá.
“Tengo millones de partidarios en Estados Unidos y Canadá”, afirmó. “Como líder de la cultura cannabis, es mi trabajo derrotar al gobierno de Estados Unidos”.
Emery, de 51 años, era un adolescente en Vancouver cuando comenzó a vender literatura que promovía el uso de la marihuana, una actividad prohibida. Hizo lo mismo en London, provincia de Ontario, e incluso llegó a hacerlo en las escaleras frente a una estación de la policía, con la esperanza de ser arrestado y llegar a los tribunales.
Al regresar a Vancouver en 1994, decidió iniciar un “negocio para promover una revolución del cáñamo”, y abrió una tienda llamada Hemp B.C. en el casco de una librería comunista que había sido atacada por una bomba incendiaria, en lo que ahora se conoce como la Cuadra de la Marihuana.
Vendió semillas de esa hierba y empleó el dinero para financiar su campaña en contra de su prohibición.
“Rápidamente agilizó el flujo de efectivo. No lo hacía nadie más”, dijo.
Emery ganó hasta 2,6 millones de dólares al año por la venta de esas semillas. Afirma haber vendido más de cuatro millones de semillas, tres cuartas partes de ellas a clientes en Estados Unidos.
Dice que ha sido arrestado 21 veces y encarcelado en 17 ocasiones. En el 2004 fue declarado culpable en Saskatoon, provincia de Saskatchewan, de pasar un cigarrillo de marihuana a otros, y estuvo tres meses tras las rejas.
Sin embargo, dice que durante años la policía de Vancouver ha hecho la vista gorda ante su negocio. Incluso, afirma que las autoridades federales canadienses han sugerido que la gente se ponga en contacto con él para adquirir semillas encaminadas a desarrollar marihuana con fines medicinales.
Más aún, relata Emery, desde 1999 ha pagado casi 500.000 dólares en impuesto sobre la renta. Dice que sus ventas de semillas financiaron la mitad de las actividades del movimiento pro marihuana en Canadá entre 1995 y el 2005, y hasta 10% del movimiento en Estados Unidos para defender el uso de la hierba.
El debate en torno a la marihuana aún se está abriendo paso en las comunidades y los tribunales en Estados Unidos. La ley federal prohibe poseerla, incluso con fines medicinales. Sin embargo, los estados tienen diferentes leyes y penas para este delito.
En Canadá, es ilegal cultivarla salvo para usarla como medicina, y en todo el país está en marcha una campaña nacional que busca su legalización.
Sin embargo, el primer ministro Stephen Harper tiene una posición dura en torno al uso de la marihuana, y quiere sentencias mínimas de cárcel obligatorias tanto para quien la venda como para quien la cultive.
Y Emery está teniendo dificultades para que las autoridades municipales de Vancouver le renueven la licencia de sus tiendas, que incluyen The Vapour Lounge, un café, una tienda de artículos de primera necesidad y los estudios de Pot TV (Televisión Marihuana). Vancouver está sufriendo una serie de homicidios vinculados con cocaína proveniente de México, en ocasiones canjeada por marihuana cultivada en la ciudad.
El roce más reciente de Emery con las autoridades policiales comenzó el 29 de julio del 2005, cuando agentes antinarcóticos canadienses y de Estados Unidos lo detuvieron junto con dos empleados de Emery Seeds (“Semillas Emery”): Michelle Rainey y Gregory Keith Williams.
Emery fue arrestado en Lawrencetown, provincia de Nova Scotia, y agentes antinarcóticos de Estados Unidos lo devolvieron a la costa oeste de Canadá. La policía allanó la tienda de Emery en Vancouver, la cual también funge como sede del Partido Marihuana de la Columbia Británica que él encabeza.
Con ello culminó una investigación de 18 meses efectuada por las autoridades estadounidenses. La Agencia Antinarcóticos estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) dijo en esa época que los negocios de Emery y su revista Cannabis Culture generaban cinco millones de dólares anuales.
“Es un narcotraficante, punto”, afirmó Rodney Benson, de la DEA, en el 2006. “Marc Emery es una amenaza significativa para Estados Unidos”.
Emery dijo que estaba dispuesto a morir en una cárcel estadounidense en defensa de su causa.
“El morir como víctima de la crueldad del Estado realmente ayudaría a una persona como yo. La forma en que mueres es muy importante”, afirmó. “Martin Luther King fue asesinado y éso es muy importante para su legado”.
“Tenía una muy buena razón para vender esas semillas”, agregó. “Quería derrotar la guerra antinarcóticos estadounidense”.
Fuente Univision